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      Alemania se abre a la Argentina

      Coincidiendo con la fuerte presencia del país en la Feria del Libro de Frankfurt, en esa ciudad y en Berlín nuestro arte se exhibe en varias muestras ambiciosas.

      Alemania se abre a la ArgentinaCLAIMA20101009_0066 Alemania se abre a la Argentina
      Redacción Clarín

      Primero fueron las imágenes. El pelotón de escritores, editores y funcionarios que copó esta semana la ciudad de Frankfurt llegó en verdad después de los artistas y humoristas. Rep, entre ellos fue el primero en bajar del avión para llegar a tiempo con el mural llamado a contar la historia de la literatura argentina en imágenes. Y más: tanto Frankfurt como Berlín acogieron en la semana previa un rosario de exhibiciones argentinas –doce en total– , en una inédita acción concebida para aprovechar la presencia de las letras en Frankfurt.

      En agosto, el Kunstverein, situado en el centro histórico de la ciudad, había abierto sus salas a Relatos de resistencia y cambio . Curada por Rodrigo Alonso, esta exhibición apunta centralmente a dar cuenta de la carga política que marcó buena parte del arte contemporáneo argentino tras la crisis de 2001, algo que parece interesar particularmente a los alemanes, desde la publicitada Ex -Argentina , exhibida en 2004 en el Museo Ludwig de Colonia, El conjunto que se exhibe hasta fin de este mes incluye, entre otras obras, la serie fotográfica Las aventuras de Guille y Belinda, de Alessandra Sanguinetti, iniciada antes de ese momento pero recreada hasta 2006, una videoinstalación de Florencia Levy que alude a distintos modos de vivir la ciudad a través de recorridos en medios de transporte y unas cuantas iniciativas que surgieron como respuestas creativas frente a la crisis. Tal la cooperativa editorial Eloísa Cartonera, el taller de Serigrafía Popular y el Proyecto Nido, que vinculó a la moda y el diseño el trabajo de familias de Florencio Varela.

      Otras obras muestran dos caras de la crisis. Por un lado, la serie Potencial, de Ananké Asseff, que refleja la paranoia que generó la inseguridad en los sectores medios y, por otro, la importancia que asumieron los vínculos afectivos y sociales, el caso de Concierto Diurno , de Gabriela Golder, y las performances de Gabriel Baggio en torno de la comida. Así la selección que Alonso llevó a Frankfurt combina proyectos individuales y colectivos, muchos de los cuales han dejado de lado el tradicional principio de autonomía en la práctica artística y se han disuelto en proyectos de dimensión social. Tal el caso de la serie de fotografías de Gian Paolo Minelli, quien desde hace años trabaja dictando cursos de fotografía a jóvenes en Villa Lugano o la serie de dibujos e instalaciones que la artista Mónica Millán plasmó tras la relación que entabló con tejedoras de Paraguay. Dentro de este guión curatorial no queda del todo claro la presencia de las Biospheras del argentino residente en Berlín Tomás Saraceno, aunque sean siempre bienvenidas las sutiles ocupaciones que le hicieron ganar especial fama internacional a partir de la última Bienal de Venecia.

      En tanto a la vera del río Meno, donde se suceden uno a uno los principales museos de Frankfurt, otras dos muestras argentinas. El Museo de Artes Decorativas acoge en su impactante edificio diseñado por Richard Meier una muestra de diseño moderno y contemporáneo y otra de platería desde el período precolombino hasta la actualidad. Exquisitas y precisas, ambas entablan un insospechado contrapunto de formas y materiales. Algo que subraya el montaje que desde la entrada presenta a nuestro diseño en una sucinta línea de tiempo, trazada por el curador Ricardo Blanco. Arranca con el sillón BKF –una forma de afirmar su origen argentino, internacionalmente olvidado– y termina con la Lámpara de escape, de Friedenbach, Doberti y Coll, que representa el diseño de reciclaje de los años 90. En ámbito especialmente reservado, la muestra de platería luce compacta y magnífica aún en su sobriedad. Pero también muy didáctica gracias al guión curatorial que elaboró Roberto Vega Andersen.

      Sin alejarse mucho y por la misma vereda, se llega al Museo de la Comunicación donde se exhibe “Nos tocó hacer reír”, la muestra dedicada al humor gráfico. La selección que realizó Judith Gociol se remonta a la serie de extravagancias porteñas de César Hipólito Bacle en el siglo XIX y llega hasta el presente. El “desopilante encuentro” en la definición de la curadora, toma su título de una conversación de Inodoro Pereyra con Mendieta y repasa las contribuciones a la risa desde Dante Quinterno, Calé, Quino, Rep, Breccia, a Maitena y Nik entre tantos. Lugar especial tiene la mítica El Eternauta en consonancia con el homenaje rendido a Oesterheld en la Feria. Sólo sorprende el mínimo lugar que la muestra brinda a Hermenegildo Sábat sobre todo en los 70, un período que el proyecto de Frankfurt se encargó de destacar. Y no demasiado lejos de aquí ediciones Larriviére armó en un espacio alternativo una muestra de Marcos López destinada a acompañar la presentación en la Feria de un libro dedicado al artista.

      Con todo, la muestra más ambiciosa no hizo pie en Frankfurt sino en Berlín. En la Akademie der Kunste, frente a la Puerta de Brandemburgo, se presenta Realidad y Utopía , la muestra que curó Diana Wechsler y comparte la escena berlinesa con otra dedicada a Grete Stern en el Museo Etnológico y otra a las vanguardias literarias argentinas en la Casa de las Culturas del Mundo, curada por Sergio Baur.

      Pocas veces en tiempos recientes un conjunto de arte argentino (cerca de 90 obras) gozó de tan expectante visibilidad como Realidad y Utopía . En ese sentido el desafío de la curadora ha sido mayúsculo, sobre todo por las limitaciones que significó no disponer de obras clave de un relato posible ante el riesgo de que fueran embargadas. Piezas de museo en su mayoría, resultan fundamentales para articular un panorama de nuestra modernidad. De allí que la muestra alcance su mayor impacto en el capítulo de arte contemporáneo, dispuesto en las dos primeras salas al ingreso. En el subsuelo se ve “El naufragio de los hombres”, la instalación de Charly Nijensohn. Así el conjunto de las obras incluidas de Fontana, Marin, Bony, Erlich, Rivas, entre tantas surgen de reflexiones que Wechsler consideró clave para descifrar nuestra historia y memoria cultural y de algún modo están contenidas en tres cajas de artista: el “Libro de arena”, de Mariano Sardón, que remite a Borges y la biblioteca infinita; “Mundo cubo”, de la serie Metro cuadrado, de Graciela Sacco, que refiere a pensar el espacio y la experiencia individual desde un determinado lugar, y “Caja para soñar” una patria posible de Estela Pereda que combinaba tierras de distintas geografías y finalmente faltó por un accidente en el espacio de exhibición. La exhibición se presenta en dos instancias diferenciadas. Una de ellas el catálogo, donde las obras dialogan mejor (todas las muestras son acompañadas de cuidados catálogos) y otra es el espacio real donde no todas conviven armónicamente. Esto es particularmente evidente en el espacio cerrado presentado como “Gabinete de Imágenes”, que remite más a la tradición alemana que a la argentina.