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      “La Bestia II” fue a cargar nafta a una estación de servicio de Libertador y la gente se sacó fotos

      La limusina que traslada a Donald Trump paró cinco minutos en la Shell, que atendía normalmente. El video.

      "La Bestia II" fue a cargar nafta a una estación de servicio de Libertador y la gente se sacó fotosLa "Bestia" de Trump fue a cargar nafta en una Shell.
      Redacción Clarín
      01/12/2018 12:26

      De repente, los clientes de la estación de servicio Shell de Avenida Del Libertador y Carlos Pellegrini comenzaron a ver que la escenografía empezaba a cambiar. A las 11,10 del sábado, autos negros de seguridad con vidrios polarizados comenzaron a escoltar a un vehículo que pidió "entrar a boxes".

      Durante algunos minutos, la impactante limusina apodada "La Bestia II", con la que se mueve Donald Trump, puso su enorme boca de combustible frente a uno de los surtidores. Y empezó a tragar nafta. En el medio, algunos clientes que estaban en el bar de la estación de servicio se animaron a sacarle fotos. Y hasta posar delante de ese bólido blindado.  

      Su nombre oficial es Cadillac One y se trata en realidad de una evolución del modelo utilizado por su antecesor, Barack Obama. Este modelo híbrido, tiene la silueta de un Cadillac CT6 –el auto estrella de la marca americana–, la robustez de un "todoterreno" y las dimensiones de una limusina (casi 6 metros).

      Video

      El auto oficial de Donald Trump en la estación de servicio de Avenida Del Libertador y Pellegrini.

      ​También tiene una carrocería de 2 centímetros de grosor y cristales de 120 milímetros, todo blindado. Además, cuenta con un sistema automático de extinción de incendios, cerraduras especiales y cámaras de visión nocturna.


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      La carrocería está fabricada en una combinación de aluminio, acero, titanio y cerámica. Las puertas, por ejemplo, tienen un grosor de unos 20 centímetros, con un peso similar a las de un Boeing 757. El interior queda totalmente sellado con el objetivo de resistir a posibles ataques bioquímicos.

      Una gruesa plancha de acero reforzado protege la zona baja del vehículo de posibles explosiones. A su vez, el tanque de combustible está recubierto de una espuma especial. En materia defensiva, la limusina presidencial está equipada con cañones de gas lacrimógeno y armas de distintos calibres. Las ruedas, por su parte, están diseñadas para circular incluso con los neumáticos reventados.