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      ¿Boca juega mejor sin Riquelme?

      Redacción Clarín
      03/09/2013 00:00

      Jugó bien Boca, el mejor partido de todos en este Torneo Inicial, y le ganó nítidamente a un Vélez trajinado, más allá del algún susto en el final. Debutó Fernando Gago y tuvo que ver, claro, con la mejor circulación de la pelota en el mediocampo. Pero no jugó Riquelme. Y entonces se desató una corriente de cierto facilismo interpretativo. “Sin Riquelme, Boca juega mejor”, se dijo con la prueba a la vista. “El movimiento fue más dinámico y no dependió de la participación del organizador en casi todas las jugadas”. Es cierto, se jugó mejor y con mayor dinámica. Pero la pelota no pasó por el organizador porque no hubo organizador.

      La dinámica fue casi compulsiva, sin plan de juego. Y salió bien. ¿Es mejor, entonces, jugar sin organizador?

      Creerlo puede ser la gran equivocación.

      Que la presencia de Gago aporta calidad y buenas ideas no resiste dudas. Pero este equipo de Boca ya jugó muchas veces sin Román y sus actuaciones fueron mucho más deslucidas que con él en la cancha. A veces, en el fútbol aparecen soluciones (aun circunstanciales) impensadas, emergentes de decisiones de urgencia, obligadas. Por la suspensión de Burdisso y algunas molestias físicas de Caruzzo, el eventual reemplazante, Bianchi eligió a Ribair Rodríguez para hacer dupla con el Cata Díaz. Y salió perfecta la ecuación. Además, el uruguayo anotó un gol antes de cumplirse el primer minuto. Una lesión de último momento de Marín indujo al técnico a improvisar con Erbes en la posición de lateral derecho. Y Erbes (que merecía titularidad como volante por derecha o por el medio) respondió con acierto en su nuevo puesto. Entonces, Bianchi, que venía probando variantes para terminar de armar un equipo confiable, encontró -por necesidad- una línea defensiva que puede hacer base para la recuperación de esa zona. Más allá de algunas distracciones posibles (una de Díaz y otra de Insúa) que casi provocan el empate de Vélez.

      Como el esquema pergeñado era de cuatro defensores y cuatro mediocampistas (con Joel Acosta como sustituto de Riquelme), Sánchez Miño pudo soltarse y mostrar una participación mucho mayor en el juego ofensivo. Es cierto: cuando está Román en el campo, él parece autolimitarse a su lado. Y algo parecido pasa con Ledesma (que ha mermado en sus rendimientos). Ellos depositan sus responsabilidades en Riquelme. Porque resuelve casi siempre bien.

      La entrada de Gago y su personalidad suma una referencia más.

      Y clave. Bianchi fue claro en su conferencia de prensa: Riquelme volverá en cuánto esté apto.

      ¿Quien puede prescindir del jugador que mejor entiende el juego en el fútbol argentino?

      “Todos quisieran tenerlo”, dijo el entrenador. Entonces, en la perspectiva de encontrar la formación final, se tuvo una prueba de la “independencia” que varios asumieron, Martínez incluido. Que si la mantienen con Riquelme presente, lo liberarán a él de la toma absoluta de las decisiones y le permitirán armar con Gago una sociedad que puede ser el motor de un equipo con pretensiones.


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