El gol del campeonato que dio la vuelta al mundo

Hay un gol del campeonato evidente, indiscutible: el decisivo para conseguir ese resultado que consagra al equipo. Aquel del Ratón Coch a Central, en la prórroga de la final del Nacional 70, fue el gol del campeonato, para recordar uno en blanco y negro.

Hay otro gol del campeonato más simbólico, abierto al debate: el que resuelve un partido clave, el que pone los ánimos arriba de la tercera bandeja. El del Loco Palermo a Talleres sobre la hora y bajo la lluvia, en el Apertura 98, entra en esta categoría, para ocuparnos de un caso más moderno.
Habría un tercer gol del campeonato, casi anecdótico: aquel que merece tal designación por su calidad estética: el zapatazo del Negro Ibarra a Banfield para ganar con dos jugadores menos en el Clausura 06, por ejemplo, o algunos de Riquelme en competencias internacionales.

Bajo la primera pauta, el gol de este campeonato es el de Luciano Fabián Monzón (28 años, Granadero Baigorria, Santa Fe). “Siempre soñé con algo así, es el gol de mi vida”, calificó el marcador. Su conquista tiene la épica del autor inesperado, como Matías Arce frente a Estudiantes para sellar la triple corona del 2000.

Monzón es un lateral sin otros gritos en el torneo, uno de los fusibles de Arruabarrena, puesto en lugar de Colazo y reemplazado por el mismo rubio, muchas veces resistido por indisciplinas y desatenciones impropias de un profesional con su recorrido (anoche se le perdió la medalla en la vuelta olímpica...).

Para que el gol fuera todavía más difícil de olvidar, el muchacho se mandó una pirueta digna de gimnasta de la disuelta URSS. “No me pidan que la haga de vuelta porque ya estoy frío y me rompo todo”, se disculpó ante los periodistas que le pedían un replay de su acrobática celebración.

En el 2011 se había mandado una similar, después de que Juan Pablo Carrizo le regalara el 1-0 a Boca en un súper. “Tenía la orden de ir a buscar el córner al primer palo. No puedo describir este sentimiento de alegría”, dijo el héroe imprevisto de la Bombonera.

Desde la segunda visión planteada al comienzo, la de su trascendencia, el gol del campeonato probablemente haya sido el de Lodeiro en Núñez. Boca venía de perder la punta en el minuto 90 ante San Lorenzo y ese bombazo del uruguayo, además de la victoria en el clásico y la exclusividad del liderazgo, le dio confianza para el último tramo de una larguísima competencia que arrancó, ya que escribimos de goles, con un penal del hoy lesionado Gago y dos oportunas apariciones del hoy relegado Palacios.

Por último, si nos quedáramos con uno por su belleza, el gol del campeonato es de Jonathan Calleri, quien ofrece dos propuestas para llevarse la nominación: el de emboquillada a Temperley o el de rabona ante Quilmes. El delantero venido de All Boys quiso repetir ayer la compleja resolución borghiana, luego de un enganche hacia su pierna menos hábil, pero se tropezó dentro del área.
Metafóricamente, después de haberla tirado afuera con la incorporación de un Osvaldo más activo en las redes sociales que en las futboleras, este año el golazo de Boca fue la repatriación de Tevez un primo cartello del Calcio. Su llegada fortaleció a Boca en el rubro donde mayor debilidad mostraba: el espiritual.

Y aunque no hubo anotaciones suyas en la tarde de los festejos y las dedicatorias, Carlitos -definidor de una inolvidable doble pared con Battaglia en la final de la Libertadores 2003- podrá decir con todo derecho: “El gol del campeonato yo ya lo tengo”.