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      “¿No deberíamos poner en práctica el horario de verano e invierno?”

      “¿No deberíamos poner en práctica el horario de verano e invierno?”Mariano Vior
      Redacción Clarín

      El primer domingo de abril de 1967, recién mudada a mi humilde casita de Caseros, salí a comprar lo necesario para mi familia.

      Me sorprendí porque estaba todo cerrado. Ocurría que se había atrasado en una hora el reloj de los porteños. Por muchos años, el primer domingo de abril teníamos una hora más de luz.

      El aprovechamiento de lo que nuestra posición en la tierra nos brinda, se mantuvo durante muchos años. Ese corrimiento que la mayoría de los países mantiene, lamentablemente se ha dejado de tener en cuenta. Y esta ola de calor nos tiene atentos a los probables cortes de energía.

      En este país que pugna por salir de la pobreza, ¿no debiéramos volver a poner en práctica el horario de invierno y el horario de verano? Hasta las 8 o 9 que se pone todo en marcha, la luz natural no se utiliza.

      Contrariamente, al atardecer ya alejado más de 30 días del solsticio, la actividad que finaliza a veces más alla de las 3, y 20 horas se realiza con luz artificial. El consumo de unos 30.000 MW podría aliviarse un poco, dado que el propósito bajo todo punto de vista apunta a estirar el presupuesto. No hay plata. No obstante seguimos levantándonos cuando la luz del sol avanzó varias horas y vamos de compras y a todo lo que nos brinda nuestra bella ciudad iluminándonos con la luz artificial. Un recurso que podría estar mejor administrado.

      Rosa De la Fuente / rosabfuente@hotmail.com


      La oposición y la pulseada con la ministra Pettovello

      La oposición desde el primer día, y ahora el Gobierno están enfrascados en una cruel batalla de mezquindades cuya víctima principal es “la gente”. Es así que, los dirigentes que “protegen a los necesitados” los envían a la calle para que la TV lo muestre.

      Del otro lado de la disputa, la ministra Pettovello redobla la apuesta y también en la calle, cara a cara, les dice que ella en persona va a atender cada uno de sus reclamos no así los de los dirigentes sociales.

      Entonces, como respuesta, estos vuelven a las calles (al lugar donde trabaja la ministra) generando una fila de más de 20 cuadras para que cumpla con su promesa de atenderlos a todos. Pero sucede que ella está en otro lugar (cumpliendo con sus funciones) y ante la requisitoria de los periodistas responde que “ella no los había convocado aún, que si estaban allí era por la orden de los dirigentes, no por un llamado suyo”. Y tal vez esta novela no concluya aquí y se le sumen nuevos capítulos.

      En el medio de este miserable juego de poder está la gente que con sus necesidades obedece lo que les mandan que hagan “sin recibir soluciones de ninguno”. ¿No será hora de que detengan este jueguito y piensen que la mitad de los argentinos se hallan en la pobreza y es necesario prestarles atención urgente?

      Otto Schmucler / oschmucler@gmail.com


      ¿Hay un acuerdo de impunidad con el gobierno anterior?

      Llama la atención que el ministro de Justicia se refirió a la muerte del fiscal Nisman como un suicidio, mientras que para el juez Ercolini y el fiscal Taiano fue un homicidio. También sorprende que, con relación a la causa Vialidad –en la que Cristina fue condenada por corrupción- el ministro adujo falta de pruebas en su culpabilidad.

      Y es raro que no se le hayan restituido las facultades de querellar a la Oficina Anticorrupción y a la Unidad de Investigación Financiera. También provocó extrañeza que algunos ex funcionarios de Macri, que actuaron muy eficientemente desde sus funciones en la lucha contra la corrupción K, como Javier Iguacel, Mariano Federici, María Eugenia Talerico y Leandro Cuccioli -que iban a ser designados por Milei- a último momento fueron descartados. Y es inexplicable que funcionarios del gobierno K en puestos claves, continúen en funciones. Estos hechos contribuyen a acrecentar versiones sobre un supuesto acuerdo de impunidad con el gobierno anterior.

      Ricardo E. Frías / ricardoefrias@gmail.com


      Las FF.AA, la lucha contra la violencia y una pregunta

      Ante el fracaso de los últimos gobiernos nacionales y santafesinos ante la lucha contra la violencia salvaje instaurada en la provincia e irradiada hacia el resto del país, algunos políticos consideran que la solución es la intervención de las FF.AA. para combatir el flagelo y la anarquía que no supieron combatir. A mediados de la década de los 70, ante el terrorismo asesino desarrollado en períodos democráticos, el Poder Ejecutivo decretó el exterminio de la subversión y ordenó a las FF.AA. combatir a esas organizaciones.

      En 1986 el Poder Ejecutivo y el Congreso sancionaron la ley de Punto Final y Obediencia Debida. En 1989, el Poder Ejecutivo indultó a través de cuatro decretos a 220 militares y 70 civiles. Pero en 1998 se derogó la ley de Punto Final y en el 2005 se anuló. Por esa causa hoy están recluidos cientos de personas de edad avanzada, fallecieron muchas en cautiverio y gran parte de ellas no tienen juicios que avalen su reclusión.

      ¿Con qué argumentos los que promueven este proyecto pueden pedirle a las FF.AA. su intervención y más, cuando nunca se escucharon propuestas de los actuales funcionarios respecto a qué piensan hacer con los militares presos. ¿Qué creen que pensarán las autoridades militares al ser convocadas para librar una batalla contra la droga, en el sentido que les digan que jamás serán procesados ni condenados por pertenecer a las FF.AA. sea hoy o dentro de 30 años?

      Seguramente los que promueven la intervención de las FF.AA. tendrán respuestas contundentes ante estos interrogantes. Sería bueno que las compartan.

      Vicente Casado Arroyo / vcasado.a@gmail.com


      De tractorazos en Europa y en la Argentina

      Cuando veo los tractorazos en Europa, liderados por agricultores descontentos, pienso en lo que sucede con los de nuestro país. Estoy en contra de los piquetes, pero en Argentina sobran motivos para que haya malestar entre sectores del campo, en especial de los pequeños y medianos productores.

      Una actividad que genera divisas provenientes del exterior merecería tener menores cargas impositivas para estimular la producción alentando un aumento de las exportaciones.

      Patricio Oschlies / poschlies@yahoo.com.ar