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      Ricardo Darín y Sebastián Borensztein: Una tragedia para reír

      Entrevista  Actor y director de “Un cuento chino” Basándose en un hecho real -una vaca cae del cielo a un bote, y mata a una joven-, la película reúne al chino que perdió a su amada y al personaje de Darín, un ex combatiente de Malvinas, un ferretero que se lo encuentra luego en Buenos Aires. “El es más alegre, yo soy más tremendista”, dice el realizador del actor. Y hasta tienen otra idea (¿descabellada?) para una nueva película.

      Ricardo Darín y Sebastián Borensztein: Una tragedia para reírCLAIMA20110319_0204 Ricardo Darín y Sebastián Borensztein
      Redacción Clarín

      Perdón el retraso pero con esto de la marihuana me tienen loco”, se disculpa Ricardo Darín entrando en la habitación del hotel Four Seasons. Muriel Santa Ana, Ignacio Huang y Sebastián Borensztein sonríen y entre los cuatro comentan el pequeño escándalo que provocaron las declaraciones del actor a la revista Para Ti acerca de su consumo de cannabis, levantadas por un matutino y multiplicadas hasta el infinito por todos los sitios web de chismes. Pero la hipocresía de algunos no ha empañado el buen humor de Darín. “Alguien puso en Internet que seguro era por eso lo de El secreto de sus ojos ”, cuenta, y todos se ríen.

      Se podría hacer un chiste parecido con Un cuento chino , la película dirigida por Borensztein que se estrena el jueves, pero nada que ver: el chino es Jun (Huang), un joven que llega de China a Buenos Aires sin hablar una sola palabra de castellano, y se tropieza con Roberto (Darín), un ferretero arisco y malhumorado que no encuentra la manera de evitar albergarlo en su casa hasta que encuentre a su familia perdida. Al mismo tiempo llega a la ciudad Mari (Santa Ana), una chica de campo, optimista y alegre, que está enamorada de Roberto y trata de romper su coraza, de ablandarlo.

      Un cuento chino es la segunda película de Borensztein -la primera, La suerte está echada , había sido protagonizada por Marcelo Mazzarello y Gastón Pauls- y Darín recuerda los almuerzos con Borensztein en los que le ofreció el papel: “Empezamos a tomar como metodología una cosa, que espero que no perdamos, que era encontrarnos todos los miércoles a almorzar, a comernos una provoleta. Y quedó como código la provoleta, la provoleta nos identifica.” Borensztein: Un día fuimos a comer y le dije: “Mirá, quiero que leas esto. Leelo y dame una opinión”, y al otro día me llamó y me dijo: “Vamos a hacerlo”. Así empezó. Empezamos a trabajar, él empezó a visualizar su Roberto, empezamos a intercambiar ideas, y muchas se incorporaron al guión.

      Tanto Jun como Roberto han atravesado tragedias. La de Jun abre la película y marca el tono de humor amargo y absurdo. Hay un paisaje bucólico en un lago de China y dos enamorados en un bote que se están comprometiendo en matrimonio. La imagen es perfecta hasta que del cielo cae una vaca, sobre la chica, y la mata. Y si la vaca cayendo del cielo puede parecer inverosímil, es bueno saber que la noticia salió publicada en los diarios. Cuando la leyó Borensztein, hace más de diez años, dice que se volvió loco.

      “Era una imagen que no me podía quitar de la cabeza -recuerda-. Pensaba en los pescadores que ya terminaron su faena diaria, fumándose un pucho (de tabaco), sentado en la cubierta de su barco, y de pronto ven un puntito negro que se acerca, se acerca, se acerca y es una vaca. Dije: ¿cómo puede ser? El cielo es tan enorme, el mar es tan gigante y esos dos hechos se juntan. Esto tiene que ser el comienzo de una próxima película.” ¿Cómo manejaste el equilibrio entre la tragedia y la comedia? Borensztein: Yo no me senté a escribir una comedia. Son dos tragedias que se colisionan y, por la mirada que uno tiene de la vida en general, es imposible que no se produzca humor. También podías haber hecho La masacre de Texas en esa casa. El podría haber terminado con una motosierra cortando al chino en ocho pedazos, y hubiera sido una película de terror. Pero la mirada que nosotros tenemos con Ricardo es de humor. El es más alegre, yo soy más tremendista. El me contiene en ese sentido. Las dos miradas ayudaron mucho. Pero nadie tiene que decir una sola palabra en la película como si estuviera haciendo una comedia. Están padeciendo.

      No sólo es Jun quien padece; Roberto también fue víctima de una tragedia. “Este tipo es un ex combatiente de Malvinas -revela Darín-. Es un tipo que por razones personales quedó aislado del mundo, se autoexilió en su propia casa, cortó relaciones con los demás. No la está pasando bien. Y que aparezca una relación que lo modifica, precisamente con un tipo que no se puede comunicar, me pareció de mucha vigencia.” Borensztein: Ideológicamente para mí el personaje de Roberto representa al argentino medio traicionado por el sistema, cagado a palos, vapuleado una y otra y otra vez, intentando finalmente sobrevivir. No es un obsesivo de los tornillos: no quiere que lo caguen, que es distinto.

      Borensztein se refiere a la primera escena de Roberto: la película lo presenta contando la cantidad de tornillos que vienen en una caja de 250, comprobando que faltan unos cuantos y llamando para quejarse. Continúa Borensztein: “No quiere que lo caguen. Pero si vos te ponés a contar los tornillos de una caja, seguramente no vienen...” Darín: ...todos sabemos que nos están cagando en algún lugar, todo el tiempo, y ya lo tenemos medio como aceptado, forma parte del folclore popular. Tenemos como una gimnasia de bancarnos que nos caguen permanentemente, no se sabe muy bien por qué.

      Borensztein: Entonces a Roberto le aparece un chino que le cae del cielo, y él trata de ayudarlo como uno lo haría, que es llevándolo a las autoridades. Y nadie se hace cargo y se termina haciendo cargo él.

      Darín: Es un tipo a punto de estallar.

      ¿Cómo fueron construyendo el personaje? Darín: No, estaba totalmente delineado por él.

      Borensztein: (interrumpiendo) No, no, no, si bien el personaje estaba delineado, Ricardo no te va a decir algo que yo sí te voy a decir: finalmente la composición del personaje es una composición de Ricardo. Uno puede leer un personaje e interpretarlo de diferentes maneras. Es un cascarrabias, es un resentido, pero eso puede tener muchos colores. Y lo que hizo Ricardo fue pensar mucho el personaje y hacerme mucha devolución diciéndome: “Pero el tipo haría esto, haría lo otro”. Empezó a darle tridimensionalidad.

      ¿Qué tipo de dudas tenían? Borensztein: ¿Está herido o no? ¿Le metieron un balazo en la guerra? ¿Está tullido o está entero? Son matices. Decidimos que es un tipo que está entero, es un tipo que tuvo en la guerra un comportamiento heroico.

      ¿Por qué elegiste que fuera veterano de Malvinas? Borensztein: Soy clase ‘63. Yo no hice el servicio militar, tuve suerte, me salvé. Pero la realidad es que tuve amigos que sí, amigos que estuvieron en el frente, tuve un amigo al que le escribí cartas todas las semanas hasta que no se le pudo escribir más por el bloqueo. Lo fui a visitar cuando llegó herido a Campo de Mayo. Yo viví la guerra de una manera muy personal. Y siempre, desde que me dedico a lo que me dedico, quise de alguna manera hablar del tema.

      ¿Cómo fue la elección de Ignacio? Darín: Nacho formó parte de un casting. Cuando empezó, Sebastián me llamó por teléfono y me dijo: “Lo tengo, lo tengo, es el primero que vi”. Estaba enloquecido, muy entusiasmado, muy movilizado, porque Nacho había hecho un gran casting. Muy rápidamente nos dimos cuenta de que estábamos en presencia de alguien muy subido a la película, aportando permanentemente...

      Borensztein: Eso es muy importante. El tema del mundo chino, que uno desconoce. El decía: “No, un chino jamás haría esto”. Había que crear un lenguaje. El personaje de Nacho no entiende español. Hay que actuar, no entender.

      Darín: Es muy difícil, porque gestualmente reaccionás casi sin querer.

      ¿Y Muriel? Borensztein: Con el personaje de Mari me pasó que podía tener muchos physique du rol diferentes. Al casting vino gente desconocida y conocida. Pero con Muri pasó lo mismo que pasó con Nacho. Yo la vi y dije: “Es Mari”. Además hubo una cosa que me dijo Muriel que me gustó. Me dijo: “Yo esto lo voy a hacer muy bien, confiá”. Me gustó eso. Soy intuitivo en ese sentido. Confié en ella.

      Darín: Es uno de esos personajes que escasean cada vez más. Es alguien que está feliz por el solo hecho de estar vivo, que dice todo lo que se le pasa por la cabeza, sin censura. Es un personaje muy lindo. Creo que ahí también estuvimos rápidamente de acuerdo.

      Ustedes habían trabajado juntos.

      Darín: Trabajamos en Tiempofinal , pero fue una cosa más acotada. Siempre fantaseamos, desde hace mucho tiempo. Hace muchísimos años nos había agarrado un entusiasmo con contar un episodio de la vida real que a mí me había ocurrido y que nos causaba mucha gracia.

      Borensztein: ¿Te acordás? Empezaba con la parrilla con el chorizo... (se ríen) ¿Cómo fue? Borensztein (riéndose): No, ya fue, ya pasó.

      Darín: A lo mejor se convierte en un guión más adelante.

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