Acostumbrados, palabra común

Un vecino histórico de Mataderos es Guillermo Galli, quien atiende un local familiar en Lisandro de La Torre 2413. En Antigua Casa Galli, que funciona desde 1924, vende artículos gauchescos y ropa de trabajo. “A nivel comercial la existencia del mercado es muy importante, porque genera mucho movimiento en la zona. Para todos los que trabajamos aquí podría representar un problema económico muy grave que el mercado se vaya. Pero entiendo que sanitariamente nos afecta, aunque la verdad es que estamos acostumbrados”, analizó Galli. Cuenta que el gran cambio a nivel sanitario llegó algunos años atrás, cuando se intensificó la venta de feedlot, el ganado que se engorda en corrales: “Ahí cambiaron los olores de manera radical. Cuando el viento sopla, por momento se hace irrespirable”, admite el comerciante.

Para otros vecinos, el mercado es el motivo por el que continúan viviendo en el mismo lugar. “Hace 45 años que vivo acá. Me mudé con mi mujer cuando nos casamos. Tengo tres hijos, que se casaron y ya no viven conmigo. Ahora me visitan los nietos. Toda una vida en el mismo lugar. Pero le aseguro que si el mercado se va, me mudo”, dijo Emilio, de la calle Garzón al 6500. Y aventuró: “Esto termina como el Indoamericano. En Lugano los vecinos se cansaron de denunciar que el parque estaba abandonado, hasta que al final lo tomaron y en el desalojo murieron tres personas. Las obras en esta Ciudad llegan después de las desgracias”, aventura Emilio. Y es otro de los que mira de reojo hacia Ciudad Oculta.