La Ciudad desde las alturas: cinco de los miradores más famosos abren sus puertas y su historia

Para ver la Ciudad desde las alturas y para descubrir postales increíbles de Buenos Aires, vale la pena apuntarse a las visitas guiadas -y gratuitas- que organiza el Ministerio de Cultura local. Los edificios Massimiliano y Miguel Bencich, la Basílica Santa Rosa de Lima, la Torre Monumental y la Galería Güemes son cinco de los sitios que este año participan del ciclo "Miradores porteños".

A estos cinco edificios se suma una de las barrancas más pintorescas de la Ciudad: la de Parque Mitre, en Agüero y Avenida del Libertador, en el barrio de Recoleta. Un spot perfecto para ver desde las alturas el verde de los parques y plazas de la zona: las plazas Francia, Rubén Dario y Evita, y los parques República Oriental del Uruguay y el Naciones Unidas. Además, las terrazas de la TV Pública, la Floralis Genérica (hoy con dos pétalos caídos por las tormentas), la Biblioteca Nacional, la Facultad de Derecho y el Museo Nacional de Bellas Artes.

La guía por este mirador natural será realizada por Daniel Vega. El encuentro es junto al monumento del General Bartolomé Mitre -en Gelly y Obes y Arjonilla-, el martes 23 a las 16.30. Es el único paseo para el que no es necesario reservar cupo.

Los Bencich

A no confundirse. Casi en la misma esquina hay dos edificios con el mismo apellido, separados por la Avenida Roque Sáenz Peña, y con tres cúpulas monumentales.

Uno de ellos, Massimiliano Bencich, posee dos de esas cúpulas. Es el que está ubicado en la esquina con Bartolomé Mitre. El otro, Miguel Bencich, se encuentra en la esquina con la calle Florida.

Ambos fueron construidos por estos hermanos, nacidos en Trieste, Italia (en rigor, cuando aún era parte del territorio austrohúngaro). Llegaron al Hotel de los Inmigrantes en 1910 y al cabo de 20 años construyeron algunos de los edificios más destacados de la Ciudad, bautizados con su apellido. La familia retuvo la propiedad de más de 15 edificios, algunos destinados a viviendas y otros, a oficinas.

En el caso de estos Bencich, tienen oficinas incluso en el interior de las cúpulas. El Massimiliano podrá visitarse el miércoles 10 a las 17. La visita será guiada por Daniel Vega; se suspende por lluvia. El Miguel se podrá visitar el 26 de abril a las 15, guiado por Leonel Contreras (también se suspende por lluvia).

Galería Güemes

La guía por el que fue el primer rascacielos porteño la realizará también el licenciado en historia Leonel Contreras (viernes 19/4 a las 16). Una auténtica miniciudad, la galería tiene comercios, departamentos, restaurantes, teatros, coro, correo propio, un café notable y un mirador a más de 80 metros de altura. Una calle interna permite ir de un lado al otro de la manzana, desde Florida a San Martín.

La obra, del arquitecto Francesco Gianotti, fue inaugurada en 1915; sólo un año después, el italiano estuvo a cargo de otra inauguración, la Confitería del Molino​.

Como los edificios Bencich, tiene una particularidad, un único dueño; en parte, pese a la diversidad en los usos, y los vaivenes económicos y sociales, esto garantizó el buen estado en que se encuentra.

Para muchas personas que transitan diariamente por la zona, su mirador es un secreto, igual que sus cuatro torres. Casi no se ven desde el nivel de la calle.

Torre Monumental

Es famosísima también con otro nombre, Torre de los Ingleses. Es Monumento Histórico Nacional y fue restaurada por dentro. Tiene un ascensor que permite llegar hasta el sexto piso, que es el nivel en donde se encuentra el mirador.

Desde los balcones de esta torre, las vistas son inabarcables. Y el arquitecto británico Ambrose Macdonald Poynter, con intención o no, tuvo un acierto extraordinario: le diseñó bancos en cada uno de los cuatro lados. Un respiro para admirar y contemplar el entorno.

De estilo Renacentista, fue donada a la Ciudad por la comunidad británica residente en el país, con motivo del Centenario de la Patria (aunque se inauguró en 1916). Todos los materiales fueron traídos de Inglaterra; e incluso el personal técnico y los obreros que trabajaron eran ingleses. Y se erigió donde antes funcionaba una usina de gas.

El ascensor original -de hierro negro- fue donado por el Príncipe de Gales, unos diez años después de la inauguración de la torre. Después de la Guerra de Malvinas, el lugar fue vandalizado; una bomba incendió el interior de la torre y destruyó el ascensor. En 1999 se encargó una obra de restauración y se colocó uno nuevo, que dejó de funcionar un tiempo después. Recién en junio de 2019 se rehabilitó.

Una curiosidad: el reloj que corona la torre es una versión pequeña del famoso Big Ben, ubicado en la sede del Parlamento británico. De hecho fue montado por la misma empresa, Gillett & Johnston, fundada en 1844 y que continúa fabricando y reparando relojes.

Basílica Santa Rosa de Lima

Obra del gran arquitecto Alexander Christophersen, el templo es de estilo bizantino-románico, con una de las cúpulas más impresionantes de la Ciudad.

El exterior está revestido en ladrillo, granito y piedra. Pero la gran cúpula central -junto a otras dos que la secundan sobre avenida Belgrano- tiene una particularidad, están revestidas en cobre; el paso del tiempo y la oxidación las tiñó de verde.

Inscripción a las visitas

Todas se suspenden por lluvia. Es necesario inscribirse, sin excepción: aquí el link oficial del Ministerio de Cultura porteño. A la visita del Massimiliano Bencich y de la Basílica Santa Rosa de Lima hay que inscribirse desde el lunes 5. A la de la Torre Monumental y Galería Güemes, desde el 12 de abril. Y a la del Miguel Bencich, desde el 19 de abril. Siempre desde las 11 horas. Los cupos son limitados.

SC