Noticias hoy
    En vivo

      La Confitería del Molino por dentro hoy: cumpleaños, postres clásicos y ensayo general para reabrir en 2022

      Se inauguró el 9 de julio de 1916. Con la restauración avanzada, buscan que vuelva a funcionar a principios del próximo año.

      Video

      Una recorrida por su restauración.

      Se cumplen 105 años desde que se inauguró la Confitería del Molino, esa trastienda local de la política, el arte y el espectáculo del siglo XX. Este viernes al mediodía volverá a abrir sus puertas de forma virtual, para que el público pueda ver cómo se restaura. Pero los festejos empezaron un día antes, el jueves, con el ensayo de reapertura delante de los medios.

      Bombas de chocolate, milhojas y versiones mini de los clásicos creados en la mismísima confitería: postre Leguisamo, Juana de Arco e Imperial Ruso. Todo eso pudo degustarse este jueves en calidad de adelanto para la prensa. Todo eso podrá pedirse cuando el sector esté habilitado, en 2022. Porque este proyecto de renovación no sólo rescata el edificio: también sus recetas e historias.

      Base de milhojas, dulce de leche, merengue, marrón glacé -castañas glaseadas-, crema de almendras, masa de bizcochuelo y fondant: así es el Leguisamo, un postre más seco y dulce que a lo que la pastelería actual nos tiene acostumbrados. Nació en el Molino a pedido de Carlos Gardel, que pidió un homenaje culinario a su jockey favorito.

      En la tarde del jueves fue servido en porciones de seis centímetros por seis. A su lado tenía un digno contrincante, el Juana de Arco, cuya receta original incluye durazno, imperial ruso, crema pastelera y castañas glaseadas. Una bomba dulce, pero más húmeda y amable.

      Celeste y blanco sobre la fachada de la Confitería del Molino, que cumple 105 años. La proyección se repetirá este viernes a partird de las 19. 
FOTO JUAN MANUEL FOGLIACeleste y blanco sobre la fachada de la Confitería del Molino, que cumple 105 años. La proyección se repetirá este viernes a partird de las 19. FOTO JUAN MANUEL FOGLIA

      Esas fórmulas son parte del contenido “intangible” recuperado por historiadores y arqueólogos urbanos. Parte se repuso con los recetarios y cartas encontrados en el lugar, otra con el relato de quienes allí cocinaron o aprendieron de los que lo hicieron.

      Como el pastelero catalán Antonio Sanchís Cañadel, que trabajó allí casi 40 años. O Héctor Brignole, propietario de la Confitería El Progreso, que preparó la degustación de postres de este jueves. Es nieto de Juan Bautista Brignole, uno de los primeros maestros pasteleros del Molino, quien estuvo allí hasta 1919.

      “Si el Molino fue lo que fue es no sólo por lo que pasaba en la superficie, sino por lo que ocurría en los subsuelos”, resume la especialista en estudios culturales Mónica Capano, asesora de la Comisión Bicameral Administradora del Edificio del Molino que está a cargo de la puesta en valor.

      La puerta principal de la Confitería del Molino y el avance de la restauración. Foto: Juan Manuel Foglia.La puerta principal de la Confitería del Molino y el avance de la restauración. Foto: Juan Manuel Foglia.

      Se refiere a los hornos debajo de planta baja, “un lugar inhóspito, con mucho calor y apenas un ventilador”, cuyo ritmo de trabajo no dejaba tiempo para encuentros con los famosos que comían unos metros más arriba. A mediados del siglo XX, desde la sección de postres del primer subsuelo salían 10 milhojas, más de 20 Juana de Arco y 20 postres Rubí de gelatina con frutas cada fin de semana.

      Sin ese ritmo frenético pero con el mismo espíritu será la nueva cocina del Molino, que está poniéndose a punto en el tramo trasero de la planta baja, detrás del sector de mesas y sillas. Si la pandemia lo permite, todo ese piso estará listo a fin de año, y en funcionamiento en 2022.

      El plan es que al mismo tiempo abra un bar en la azotea, con vista privilegiada a la cúpula, el Congreso y la plaza. Será accesible por escalera y también por un gran ascensor, que se construirá especialmente. Mientras tanto, el resto del edificio seguirá renovándose.

      Los vitrales de la Confitería del Molino también fueron restaurados para la reapertura, prevista en 2022. Foto: Juan Manuel FogliaLos vitrales de la Confitería del Molino también fueron restaurados para la reapertura, prevista en 2022. Foto: Juan Manuel Foglia

      La agenda de este viernes

      Quienes pasen por la esquina de Callao y Rivadavia esta tarde podrán ver el edificio pincelado por luces celestes y blancas, a 205 años de la Independencia argentina. Los que estén más lejos y quieran sumarse al festejo, podrán compartir en redes sus historias de la confitería con el hashtag #LaVueltaDelMolino.

      Más temprano, a las 12, hay recorrido virtual por las obras del Molino, con la guía de Daniel Gómez Rinaldi, que entrevistará a Nazarena Aparicio, coordinadora del equipo de restauración; Guillermo García, arquitecto que asesora a nivel patrimonial; y Sandra Guillermo, coordinadora del equipo de arqueología urbana que trabaja en el edificio. Se ve a través de las cuentas de Instagram y Twitter @DelMolinoOk.

      Más tarde habrá charlas con vitralistas, arquitectos y especialistas que asesoran a la Comisión Administradora en distintos campos. Se transmitirán en vivo por YouTube: a las 14 tratará sobre la puesta en valor del edificio, y a las 15.30 acerca del patrimonio inmaterial de la propiedad.

      La araña principal de la Confitería del Molino también fue restaurada pensando en la reapertura, prevista para los primeros meses de 2022. Foto: Juan Manuel FogliaLa araña principal de la Confitería del Molino también fue restaurada pensando en la reapertura, prevista para los primeros meses de 2022. Foto: Juan Manuel Foglia

      Todo será transmitido por el canal Fecobaarg de YouTube, una de las entidades que convoca a las charlas, junto al Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU) y la Sociedad Central de Arquitectos, entre otras.

      Un tour para espiar

      En la recorrida de Clarín y otros medios pudo pispearse cómo va la obra en buena parte del edificio. Pero los platos fuertes se vieron en sus extremos: la vereda y la vidriera finalizadas tras 25 años, la cúpula con vitrales y aspas girando, la araña totalmente restaurada que corona la confitería, sector que está en pleno proceso de recuperación.

      Allí, una parte de los pisos, cielorrasos, molduras y ornatos fueron restaurados. Otra sigue en proceso. La diferencia no molestó: por el contrario, permitió observar el trabajo que lleva esta puesta en valor. Un nivel más arriba, el salón principal y el fumoir lucen completamente renovados, excepto los pisos, que adeudan limpieza y lustrado.

      También se robó miradas la marquesina de la ochava, que lució sus vitrales restaurados por un taller coordinado por Paula Farina Ruiz, integrante del equipo de vitralistas de la Cámara de Diputados. Fueron colocados provisoriamente debajo de una cubierta traslúcida de policarbonato. Serán montados de forma definitiva en unos días, tras un vidrio laminado que los protegerá del granizo.

      En la previa del 9 de julio, cuando la Confitería del Molino cumple 105 años, se hizo un ensayo general que incluyó los postres clásicos, como el Juana de Arco. Foto: Juan Manuel FogliaEn la previa del 9 de julio, cuando la Confitería del Molino cumple 105 años, se hizo un ensayo general que incluyó los postres clásicos, como el Juana de Arco. Foto: Juan Manuel Foglia

      Incluso hubo muestras oficiales: una de los talleres de restauración y la otra de objetos recuperados por el equipo de arqueología urbana comandado por Sandra Guillermo. En esa minuciosa labor de búsqueda aparecieron miles de elementos: venecitas, utensilios de cocina, caños, grifos, botellas, herramientas. Se verán en la recorrida virtual de este viernes.

      Entre los últimos tachones a la lista de pendientes están el descubrimiento de la fachada después de años de andamios, y la verificación estructural de la losa de la vereda y todos los balcones del edificio.

      Ahora se avanza con la provisión de electricidad para colocar transformadores y así instalar los equipos de ventilación y calefacción. También con la licitación para restaurar dos ascensores hechos en Milán por la empresa Stigler, “la primera que fabricó ascensores en Italia”, destaca García. Como en el resto del edificio, la idea es conservar su look original pero con tecnología actual. 

      SC


      Sobre la firma

      Karina Niebla

      kniebla@clarin.com

      Bio completa