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      A tres meses del segundo incendio de Iron Mountain: autos aplastados, inseguridad y quejas para que saquen los escombros

      El muro que se derrumbó sigue sobre tres vehículos. Los reclamos de los vecinos y las respuestas oficiales.

      A tres meses del segundo incendio de Iron Mountain: autos aplastados, inseguridad y quejas para que saquen los escombrosEscombros y autos aplastados tras el incendio de Iron Mountan en abril. Los vecinos denuncian peligro de derrumbe e inseguridad. Foto Guillermo Rodriguez Adami

      Sobre Benito Quinquela Martín, entre Azara y Regimiento de Patricios, hay un coloso destruido que se lleva la mirada de todos. Son los restos del depósito de Iron Mountain, que este año, en abril, volvió a incendiarse. El lugar está intacto, como si el fuego se lo hubiera devorado ayer. Los escombros están arriba de los autos, la calle y la vereda. Los vecinos no pueden caminar tranquilos, los remises no entran y los días de tormenta se vive con el temor de que una chapa vuele directo a sus ventanas.

      Mercedes Cainzo vive frente de la estructura derrumbada, tiene 85 años y recuerda que ese día “fue horrible”. “Me tocaron el timbre y me tuve que ir, más por mi problema en los ojos, el humo me hacía muy mal”, rememoró.

      El nuevo siniestro se produjo a 9 de años del anterior, cuando 10 bomberos y rescatistas murieron por el derrumbe de una pared.

      “Ahora ya no sé qué van a hacer, porque eso está para caerse”, dijo Mercedes mientras levantó su brazo para señalar la grieta de la pared. También advirtió sobre los días de tormenta: “Es tremendo. El agua no corre por los ladrillos que tapan los desagües. Somos los propios vecinos los que removemos los escombros. No sé si el Gobierno no se hace cargo, lo único que sé es que no los veo”, explicó.

      La mujer también tiene dos nietas con discapacidad. Ellas se trasladan con remis a la escuela. Pero los autos no pueden entrar hasta su casa. “Hace una semana había tormenta, tenía que ir al médico, entonces llamé al remís y me dijo que podía frenar a la vuelta. Me tuve que quedar”, le dijo a Clarín.

      Mientras Mercedes señalaba una chapa que se movía con el poco viento que había, un nene de unos 10 años caminaba con su mochila camino al colegio, por la calle, atento los restos del incendio. Así como él, pasaron muchos otros con sus madres o padres. Clarín consultó en el mapa de Senderos Escolares, y uno de ellos atraviesa los escombros. 

      Emilio Casco es otro de los vecinos que vive sobre la calle de las ruinas. “Con mi viejo juntamos esa pila de escombros que ves ahí, nosotros solos, porque se metía el agua adentro. Todos los ladrillos hacen que se tapen los desagües y que no pueda circular el agua”, explicó, y enfatizó: “Nunca vinieron a limpiar”.

      Escombros y autos aplastados tras el incendio de Iron Mountain. A tres meses, los vecinos reclaman que remuevan los escombros. 
Foto Guillermo Rodríguez AdamiEscombros y autos aplastados tras el incendio de Iron Mountain. A tres meses, los vecinos reclaman que remuevan los escombros. Foto Guillermo Rodríguez Adami

      “Los días de tormenta tenés que ir con cuidado porque se remueve todo; o directamente no salir. Las chapas se pueden caer en cualquier momento. Con las tormentas se desmoronan las estructuras solas”, sentenció al enumerar los problemas.

      En las esquinas no hay carteles de advertencias. Algunos motociclistas bajan del vehículo y caminan junto a su moto hasta llegar a la calle liberada.

      Beatriz Centurión, con su hijo Matías, dijo: “Es una verdadera desidia por parte del Gobierno de la Ciudad, le corresponde a ellos remover todo. Es un peligro para cualquiera. Imagínate un día de mucha lluvia. Esto en cualquier momento se puede desmoronar”.

      Uno de los autos que aún permanece bajo los escombros de uno de los paredones que se derrumbaron por el incendio de abril en Iron Mountan, en el barrio de Barracas
Foto Guillermo Rodríguez AdamiUno de los autos que aún permanece bajo los escombros de uno de los paredones que se derrumbaron por el incendio de abril en Iron Mountan, en el barrio de Barracas Foto Guillermo Rodríguez Adami

      Desde el balcón de Magdalena Berengo se puede ver absolutamente todo lo que logró llevarse el fuego. Así como tiene esa vista "privilegiada", también desde ahí puede vigilar su auto, que quedó con escasos ladrillos arriba y sobre cada rueda. Es el único que no quedó totalmente atrapado entre los cascotes. “Todos los días es la misma rutina: me levanto y mientras levanto la persiana rezo porque esté entero. Esa es mi realidad”, indicó luego de denunciar que suelen robarse las partes a los coches que están en el lugar.

      Recién hace un mes le dieron la autorización para que pueda sacar su vehículo. “Igual, no fue por su voluntad, sino por la nuestra que nos movimos y preguntamos todos los días. Nadie vino oficialmente a avisar que lo podíamos hacer”, aclaró.

      “Este coche tenía seguro contra terceros, entonces no me cubren nada. Nos preguntamos quién se va a hacer cargo. Podemos sacar nosotros los escombros, pero es ponernos nosotros mismos. Hace 15 días hicimos una nota al Gobierno de la Ciudad y a la Defensoría del Pueblo. Si se puede sacar un vehículo, pueden venir a sacar los escombros”, remarcó. Hay otros tres vehículos que aún están bajo los escombros que no pueden removerse.

      En cuanto a la seguridad, hace tres semanas se fue la custodio policial. Hasta que Alejandro, el marido de Magdalena, fue asaltado en la esquina de su casa. “Venían a robar las partes de los autos, había personas que venían a sacar las chapas del galpón, las motos pasan rápido por la vereda y no ven si salís, y los fines de semana esto es un paseo turístico donde la gente pasa a sacarse fotos”, denunció.

      ¿Qué dicen las autoridades? “Se retiraron los escombros que Defensa Civil, Bomberos y la Justicia nos indicaron que se pueden remover. Si ellos no nos dan el ok, no podemos avanzar”, dijeron desde el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad.

      Desde el Ministerio Público Fiscal, por su parte, señalaron que “el lugar sigue clausurado, el propietario está contratando a una empresa para que hagan un plan de trabajo para presentar ante la Guardia de Auxilio y así empezar las pericias, porque hay peligro de derrumbe”.

      SC


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      Candela Toledo
      Candela Toledo

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