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      A seis meses del crimen de Candela, la causa tambalea

      Las pruebas clave de la investigación resultaron falsas o quedaron controvertidas. No se demostró la relación entre el supuesto autor intelectual del crimen y el presunto ejecutor. Y el móvil nunca se aclaró. Ya les dieron la excarcelación a 4 de los 8 detenidos

      A seis meses del crimen de Candela, la causa tambaleaCLAIMA20120226_0077 Santuario. El recuerdo en el descampado de la Autopista del Oeste donde apareció el cuerpo de Candela (11).
      Redacción Clarín

      Los detuvieron a todos : al autor intelectual, al autor material, a quienes hicieron de grupo de apoyo y a quienes se encargaron de cuidar y alimentar a la víctima. A seis meses del crimen de Candela Sol Rodríguez (11), para la Justicia de Morón y para la Policía Bonaerense todo está tan claro que en la causa ni siquiera hay prófugos .

      Sin embargo nadie aún pudo contestar la pregunta clave: ¿qué le pasó a la nena realmente? La síntesis del hecho que se les imputa a los sospechosos es, cuanto menos, vaga. Y a eso se suman las dudas sobre cómo se realizó la investigación, siempre bajo la sombra de pruebas plantadas y testigos dudosos que generaron todo tipo de solicitudes de nulidades por parte de los abogados defensores. Ni siquiera la familia de Candela se pone de acuerdo a la hora de respaldar lo actuado en el expediente.

      Por un lado, Carola Labrador (la mamá) pasa de sostener públicamente que no está segura de que los detenidos sean culpables a, con el mismo tono, darle un apoyo total a lo actuado. Por el otro, el abogado Carlos Telleldín (representante legal del padre de la nena, “Juancho” Rodríguez) declaró que le consta que Carola “está apretada” por su abogado (Fernando Burlando) y por el fiscal Marcelo Tavolaro para “que no levante olas”.

      Telleldín metió el dedo en más de una llaga: dijo y repitió que los honorarios de Burlando son pagados por el Gobierno Bonaerense , uno de los rumores más difundidos y desmentidos del caso.

      Como resultado de estas idas y vueltas, el 1° de febrero Marcelo Mazzeo y Rodrigo González (abogados de dos de los ocho imputados) pidieron oficialmente a la Justicia que investigue esas supuestas coacciones y proteja a Carola .

      “A esta causa no hay cómo entrarle. No hay un sólo testimonio, ni uno, que sea creíble o desinteresado. Es una cosa pocas veces vista”, sintetizó a Clarín una alta fuente de los Tribunales de Morón, donde reposan las más de 8.000 páginas del expediente.

      Actualmente esa enormidad de fojas está siendo leída por los tres jueces de la Sala III de la Cámara de Apelaciones, a quienes los abogados defensores de los procesados les pidieron que anulen las prisiones preventivas firmadas por el juez Alfredo Meade (previa acusación del fiscal Tavolaro).

      La Cámara puede resolver “por arriba” o entrar al fondo de la cuestión, anulando gran parte de la causa. El futuro del expediente pone nervioso a más de uno porque los camaristas ya dieron un guiño de que estaría en sus planes analizar el expediente a fondo , valorando las pruebas de cargo.

      Ya de por sí, el hecho de que la mitad de los ocho imputados haya logrado resoluciones favorables para dejar la cárcel (a través de morigeraciones o excarcelaciones extraordinarias) fue un golpe para quienes sostienen la versión oficial del crimen. A eso se suma que en los últimos meses tres altos jefes policiales directamente relacionados con la investigación cayeron en desgracia . Y no es un detalle que uno de los pilares de la instrucción del caso haya sido Hugo Matzkin, actual jefe de la Bonaerense.

      La prueba estrella del caso –coinciden fuentes de uno y otro bando– sigue siendo el resultado de las pericias genéticas según las cuales Candela estuvo cautiva en la casa de la calle Kiernan 992 (Villa Tesei) hasta la aparición de su cuerpo, el 31 de agosto de 2011. Toda la prueba se fue ordenando en relación a este dato. Si el ADN se cae –como plantean los defensores al cuestionar la cadena de custodia de las muestras– poco y nada le quedará a la acusación .

      Para evaluar la calidad de los indicios reunidos en el expediente no puede dejarse de lado que mucha de la prueba anunciada con bombos y platillos luego se cayó . Un ejemplo de esto son dos episodios que involucran nada menos que al supuesto autor intelectual, Héctor “El Topo” Moreyra, y al presunto autor material, Hugo Bermúdez a quienes los investigadores fracasaron en relacionar , salvo por testimonios muy dudosos.

      Se dijo que un chip telefónico de Moreyra había sido usado en la carcaza de un celular de Bermúdez. Luego la empresa Telecom debió aclarar que había cometido un error al informar que eso había ocurrido y terminó allanada.

      A la hora de dictar la preventiva de Moreyra, el juez Meade valoró una llamada en la que Moreyra tiene un sospechoso diálogo con un tal “Hugo”. Pronto se supo que ese “Hugo” no era Bermúdez sino Barrientos (cuñado de “El Topo”) y que la llamada era posterior a la detención de Bermúdez.

      Las historias similares se suceden. También se informó que en la casa de Fabián Gómez (detenido por participar de la logística del crimen) se había encontrado ADN de Bermúdez, en una maquinita de afeitar. Era un dato clave, ya que ambos procesados negaban conocerse. Cuando el abogado defensor de Gómez, Rodrigo González, amagó con poner un perito de parte le informaron que todo había sido un error .

      Por donde se busque, las anécdotas descabelladas florecen . Está aquella que sostiene que el fiscal Tavolaro paró unos minutos la indagatoria de Moreyra para ver allí mismo, y con “El Topo” adelante, una entrevista televisiva en vivo a Fernando Burlando. También otras en las que Tavolaro le ofreció a algunos detenidos acusarlos sólo de “encubrimiento” si incriminaban a otros sospechosos.

      Sobrevolando todo esto aparece el narcotráfico . Los mismos testigos que incriminaron a parte de los sospechosos –y cuyas declaraciones se tomaron por ciertas– enmarcaron el crimen en un ajuste de cuentas por un “vuelto” de drogas y apuntaron a Carola Labrador –y no a su esposo– como el objeto de la venganza. Sin embargo, la existencia de bandas narcos o narcopoliciales no es una hipótesis sobre la que se esté trabajando .

      Al gran interrogante sobre qué fue lo que le pasó realmente a la nena, hoy se le suma otro: tal como está la investigación ¿se llegará a juicio oral o la causa terminará en escándalo y nulidad?