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      Bienalsur, con los ojos muy abiertos al artivismo

      El sábado 30 de julio quedó inaugurado el KM 0 de la expo global Bienalsur. En el Muntref, se luce "Sindemia", la ambiciosa instalación multimedia de la chilena Voluspa Jarpa, que registra los cimbronazos sociales y rastrea el eje étnico andino. Y además, un sinfín de sorpresas.

      Bienalsur, con los ojos muy abiertos al artivismoBienalsur en el Hotel de Inmigrantes: primera sala de mapas de Voluspa Jarpa. Foto Maxi FAilla

      En Muntref, el ombligo de Bienalsur y su Km 0, la exposición colectiva “Rompecabezas” reúne a 22 artistas de la región y el mundo, con un despliegue de creadores icónicos, emergentes, algunos conceptuales y otros, del lado del artivismo.

      Co-curada por Wechsler y la italiana Benedetta Casini, la muestra presenta a 22 artistas de Brasil, Italia, Austria, Colombia, España, Estados Unidos, República Checa, Alemania, Croacia, Suiza, Perú, Cuba y Argentina. Las curadoras se propusieron configurar una lectura alternativa de la realidad latinoamericana.

      En rigor, el coro de problemáticas y exponentes excede la madeja soberanamente enredada que es la región hoy, de manera que el objetivo de desarmar los circuitos dados de la lógica habitual se cumple desde el comienzo mismo.

      Ingreso al Museo, con las indicaciones performáticas del estadounidense William Forsythe:  de claras resonancias cortazarianas.  Foto Maxi FaillaIngreso al Museo, con las indicaciones performáticas del estadounidense William Forsythe: de claras resonancias cortazarianas. Foto Maxi Failla

      No más entrar, el visitante es incitado a participar de “Buenos Aires”, una obra colaborativa de William Forsythe. Una rayuela y unas instrucciones surrealistas lo harán levantar los pies y luego saltar, avanzar y retroceder, según códigos sencillos y a la vez maquínicos, convirtiéndose en el acto en un performer. ¿O en un ciudadano obediente? ¿O es un ciudadano niño? ¿Acaso no “performamos” cada día, en el transporte público y el trabajo, en los trámites presenciales en el banco?

      Escrita en el piso del largo pasillo que lleva a las salas, la instalación tiene para todo argentino una especial resonancia cortazariana, tanto por la novela Rayuela como por aquellas hilarantes "Instrucciones para subir una escalera" que seguían los Cronopios. Forsythe es un coreógrafo de origen estadounidense, consagrado por piezas en las que se saltea las leyes propias de cada disciplina para desencadenar en sus bailarines –y aquí, en los visitantes– otras conductas, inéditos “pasos de baile”.

      “Con estas intervenciones de sitio específico –cuenta la curadora Wechsler–, enlazamos el Muntref con las intervenciones de Forsythe para el Teatro Colón, el parque de la Embajada de Alemania, en Belgrano, y del Museo de Bellas Artes”. En el MNBA, un Forsythe más tecno. El videowall "City of abstracts" metamorfosea a quien se detenga a verse a sí mismo y a sus “coterráneos” en la pantalla como improvisados bailarines de una danza desconocida. El truco está en la cámara, en la programación del circuito cerrado. Algunos de los resultados recuerdan la silueta derretida de "El grito" de Edvard Munch.

      Y en esos saltos llegamos a "Rompecabezas". La muestra cita la obra “Quebracabeza latinoamericano”, de la brasileña Regina Silveira. El puzzle original, de los años 90, estaba muy vinculado a Argentina; se expuso en el Centro Cultural Recoleta y retribuía la cortesía incluyendo a Gardel, Evita y el Che Guevara como referentes de un fresco por armar. La presente versión del puzzle fue aumentada la semana pasada para esta sala: ahora ensambla 200 piezas de 50 cm cada una, con un largo total de 20 metros y 4 mts de alto.

      ¡Tranquilos, connacionales! Gardel, el Che y Evita siguen allí, ahora junto a fotos del fallecido ídolo Pelé, varias del presidente Lula da Silva -en plan sindical y presidencial- y de una juvenil Dilma Roussef (reforzados por un Bolsonaro ante la mira telescópica de un arma larga). El formato lúdico de un mosaico por fuerza inconcluso se inscribe en el arte político y evoca con nostalgia las vanguardias de los años 70.

      Carmen Miranda, la sonrisa de Pelé y la espalda del 10 Messi, grabaditos de José Guadalupe Posada, estampitas de la Virgen de Guadalupe y Fidel Castro: ¿síntesis de América Latina en mosaico? Foto Maxi FaillaCarmen Miranda, la sonrisa de Pelé y la espalda del 10 Messi, grabaditos de José Guadalupe Posada, estampitas de la Virgen de Guadalupe y Fidel Castro: ¿síntesis de América Latina en mosaico? Foto Maxi Failla

      El extenso rompecabezas en blanco y negro de Silveira está rodeado de obras y artistas significativos. También una histórica del arte conceptual de Brasil es Anna Bella Geiger, con dos planisferios que corrigen y comentan el dibujo dado del mundo. Geiger participó de la primera Bienalsur, en 2017, con Geografía física y humana, curada por Estrella de Diego, y que se expuso en La casa encendida, el espacio madrileño cerca del Reina Sofía.

      Dos piezas históricas de la brasilera Anna Bella Geiger, hoy de 93 años. Foto Maxi FaillaDos piezas históricas de la brasilera Anna Bella Geiger, hoy de 93 años. Foto Maxi Failla

      Y hay sorpresas en los televisores. Una de ellas es un joven y pelilargo John Berger (en uno de los cuatro capítulos de su premiada serie "Ways of seeing" (del libro traducido como “Modos de ver”, 1972), en el que el crítico de arte, y genial autor de novelas como G y relatos como Puerca tierra) discurre a cámara sobre la pintura clásica bajo las nuevas condiciones del siglo XX, la reproducción técnica, la prensa y la publicidad.

      Otro material histórico es "The expression of hands", de Harun Farocki (hay otros videos suyos en la muestra del CCK). Y una piecita adorable de apenas seis minutos, "Endless ends" (2009), de Elodie Pong. La artista suiza - nacida en Boston- monta un melancólico loop de escenas de películas en sus últimos fotogramas. The end, nostalgia con regusto a las "Historias del cine" de Godard.

      Capas geológicas en las piezas de la argentina Andrea Alkalay, quien ganó la residencia en Arabia Saudita y ponderó, en estas obras, los hallazgos producidos en la península arábiga durante su estadía. Foto Maxi FaillaCapas geológicas en las piezas de la argentina Andrea Alkalay, quien ganó la residencia en Arabia Saudita y ponderó, en estas obras, los hallazgos producidos en la península arábiga durante su estadía. Foto Maxi Failla

      Entre los varios atlas enciclopédicos de la artista Adriana Bustos –que ilustró la edición 1000 de la revista Ñ con uno de ellos–, se destaca este de fondo azul marino y perfilitos en plumín, negro sobre blanco, con el breviario visual de líderes mujeres en la historia de India y otros países que pertenecieron al imperio británico. Este, "Planisferio Venus 2", guarda relación con el mural que Bustos pintó en el Centro Pompidou hace pocos años.

      A tono con ella, el italiano Ryts Monet despliega un largo telón textil en clave de cultura juvenil: un primer gastado del jean –azul sobre azul– dibuja los continentes en el planisferio y los rasgados del efecto destroy señalan los puntos en crisis ambiental. Clama por un parche una gran región que va del sur de Brasil hasta el Río de la Plata.

      Planisferio Venus 2, de Adriana Bustos. Foto Maxi FaillaPlanisferio Venus 2, de Adriana Bustos. Foto Maxi Failla

      Monet es uno entre los varios artistas que respondieron al open call de la Bienal y así encontraron su lugar en el sur. "World Map (about sustainable fashion)" fue realizado en 2021.

      "World map", de 2021. Sobre la moda sustentable, dado que gastar el jean resulta costosísimo debido al dispendio de agua que se emplea. Del italiano Ryts Monet. / Foto Maxi Failla"World map", de 2021. Sobre la moda sustentable, dado que gastar el jean resulta costosísimo debido al dispendio de agua que se emplea. Del italiano Ryts Monet. / Foto Maxi Failla

      Junto a todos ellos, "Hábitat", la cama de pasto de la cubana Glenda León, llama a soñar bajo una colcha de césped, reposando la anatomía en las sábanas de tierra y contra un cielo de idílicas nubes de algodón. Cuentan de la producción que recién cuando el colchón fue bajado del transporte, advirtieron que también tenía un cielo estampado. Es decir que bajo la tierra y el césped, que oficia de manta, el cielo puede duplicarse. La obra de León ironiza sobre los artificio del arte; toda evocación de la naturaleza, sea por impresión de una foto o por las hebras del pasto sintético, está a años luz de su referente natural.

      "Hábitat", de la cubana Glenda León. Reproducciones de los elementos naturales.  Foto Maxi Failla"Hábitat", de la cubana Glenda León. Reproducciones de los elementos naturales. Foto Maxi Failla

      “La muestra propone maneras alternativas de leer la historia y la geografía –explica Elisabetta Casini-. Es un ejercicio de cuestionamiento de estructuras y construcciones de conocimiento ya instaladas”. Ella define que la muestra de Muntref se vincula íntimamente con “Ficciones reales”, la expo que también abrió en el CCK. Ambas expos “cuestionan la idea de objetividad: ningún punto de vista es inocente, todos venimos cargados con un contexto social, histórico, político y económico que interviene la mirada”, subraya. 

      "The living age/ The world order" ; serie de mapamundis del peruano Fernando Bryce, de 1965. Plasman  situaciones geopolíticas, detalles económicos y movimientos de recursos naturales. Foto Maxi Failla"The living age/ The world order" ; serie de mapamundis del peruano Fernando Bryce, de 1965. Plasman situaciones geopolíticas, detalles económicos y movimientos de recursos naturales. Foto Maxi Failla

      Los relojes metálicos de la argentina Agustina Woodgate en la instalación "Time Zone" pierden aquí el sentido metafísico que tuvieron en otros espacios (como en Art Basel hace algunos años), para adquirir un sentido crítico. ¿Marcan el tiempo sin tiempo de los no-lugares, a lo Marc Augé?; ¿es la hora universal que dicta Greenwich? 

      También en esta sala hay obras de Ursula Biemann y Renata Poljak, y de Edgardo Rudnitzky y Jorge Macchi.

      Agustina Woodgate y su obra: una súplica de que los hemisferios coordinen sus relojes. / Foto MuntrefAgustina Woodgate y su obra: una súplica de que los hemisferios coordinen sus relojes. / Foto Muntref

      Cuando las tragedias se encadenan

      El conjunto que se destaca de manera sobresaliente –y que tiene el aliento y todas las características para convertirse en un proyecto histórico dentro de su obra– es “Sindemia, estallidos andinos”, de la chilena Voluspa Jarpa.

      Cuenta con tres grandes espacios, en los que se despliegan murales de tela con obra impresa –y técnicas múltiples que se le agregan en capas–. La escala de todo el proyecto la vuelve inmersiva. No es exagerado describirla como majestuosa, incluso de contagiosa energía a pesar de su tema luctuoso.

      Esta sección ha sido co-curada por el italiano Eugenio Viola –ya un visitante frecuente en Buenos Aires– y Wechsler. “Sindemia” es un proyecto multimedia que incluye instalaciones y cartografías, videos, documentos, informes, testimonios, fotografías, pinturas y objetos. 

      “Sindemia, estallidos andinos”, de la chilena Voluspa Jarpa. Foto Maxi Failla“Sindemia, estallidos andinos”, de la chilena Voluspa Jarpa. Foto Maxi Failla

      Se trata de la tercera iteración de la obra en desarrollo, luego de que Jarpa ganara el Premio de Arte Julius Baer para Artistas Latinoamericanas (2019), cuenta en nuestra recorrida el curador italiano Eugenio Viola, actualmente a cargo del Museo de Arte Moderno de Bogotá (Mambo). “Este fue el primer premio a las artistas mujeres de la región. Acabamos de dar el segundo a la argentina Ana Gallardo. La segunda presentación de "Sindemia" fue en el Centro Gabriela Mistral en Santiago de Chile, en marzo de este año. Aquí se presenta en su forma más desarrollada”.

      De los cordeles cuelgan nombres de víctimas. Jarpa es Premio de Arte Julius Baer para Artistas Latinoamericanas. Foto Maxi FaillaDe los cordeles cuelgan nombres de víctimas. Jarpa es Premio de Arte Julius Baer para Artistas Latinoamericanas. Foto Maxi Failla

      Cuenta la propia artista que la ampliación de esta ambiciosa cartografía totalizante “surge de su malestar como ciudadana latinoamericana ante los estallidos sociales, que jalonan el eje andino hasta Perú.” La palabra que titula el vasto proyecto es interesante. Sindemia, un término acuñado en 1990 por la antropología, se emplea actualmente para vincular las enfermedades que actuán en sinergia con comorbilidades originadas en factores sociales, por ejemplo, la miseria crónica o la precariedad en las comunidades de inmigrantes. En este atlas de levantamientos, la sindemia se vincula tanto a la pobreza como a los factores étnicos. Con ese criterio mira las manifestaciones masivas en Chile, que se encabalgaron con la cuarentena global desde marzo de 2020, las cuales sofocaron el curso de la protesta.

      Una segunda sala proyecta videos de la protesta en Santiago, a través de la mirada de un niño (pietaje de registro a cargo de estudiantes de cine y luego testimonios guionados). En la tercera sala, cuelgan telas botánicas monumentales: de un lado, ejemplares de árboles urbanos de Santiago que quedaron marcados por las protestas, frente a esas mismas especies en el bosque natural. Y en el centro, una cortina densa de perdigones policiales.

      En una de las salas de Jarpa, el daño ambiental: los árboles urbanos lacerados por la represión, bajo una cortina de perdigones y a la luz de los triunfantes haces de luz láser de los manifestantes. /Foto MuntrefEn una de las salas de Jarpa, el daño ambiental: los árboles urbanos lacerados por la represión, bajo una cortina de perdigones y a la luz de los triunfantes haces de luz láser de los manifestantes. /Foto Muntref

      En esos dos últimos años, unas 107 personas aportaron trabajo y sus artesanados diversos a este enorme proyecto multidisciplinario. A las telas impresas y pintadas, se sumaron capas de intervenciones realizadas aquí y sostenidas a los muros. “Llevo no sé cuántos días trabajando, encerrada en el Muntref; ya no sé cuándo se pone el sol”, según nos contó Jarpa al final de la tarde previa a la inauguración.

      No exagera. Una maraña de lanas color rojo establecen relaciones y desplazamientos policiales en Santiago, mientras otros suspenden los nombres de los muertos en situaciones represivas en todo el subcontinente. Esta muestra es “resultado de equipos de mujeres artistas e intelectuales con distintos saberes, tanto científicos como humanistas –sostiene Viola–; replican los mecanismos de consenso democráticos, en tensión con prácticas institucionales autoritarias que buscan silenciar el malestar”.

      Un capítulo entero está dedicado a los jóvenes participantes de la protesta que lograban confundir a las fuerzas represivas mediante el uso de haces de láser (“un método originalmente usado en Hong Kong”), y a los jóvenes que perdieron la vista debido a la represión (y acabaron formando una banda musical).

      Más allá de la obra en sí, en cada detalle "Sindemia" procura establecer un nuevo código artístico para los testimonios y el registro de la historia mientras todavía es presente. Desconfiando de los recursos tradicionales, Jarpa se aventura a montarlos y entremezclarlos para expresar la totalidad de la experiencia insurgente contemporánea.

      Sindemia, un término acuñado en 1990 por la antropología. Foto Maxi FaillaSindemia, un término acuñado en 1990 por la antropología. Foto Maxi Failla

      Entornos de una ex ciudad

      En la tercera gran sala se encuentra otro de los focos principales de la exposición, “Casas vacías no hacen ciudad”, de Jordi Colomer. Se trata de varias instalaciones y proyectos colaborativos, en un ciclo que el artista comenzó en 2011, y es la primera exposición individual del barcelonés que representó a España en la 57° Bienal de Venecia. 

      Su “Tríptico de las tradiciones inventadas”, contiene registros audiovisuales de acciones colectivas llevadas a cabo por Colomer en Noruega, España e Italia y aquí puestas en diálogo con sus proyectos en América Latina.

      Fragmento de la muestra del catalán Jordi Colomer; ha realizado un exhaustivo proyecto participativo en la Villa 21-24 de Buenos Aires. Foto Maxi FaillaFragmento de la muestra del catalán Jordi Colomer; ha realizado un exhaustivo proyecto participativo en la Villa 21-24 de Buenos Aires. Foto Maxi Failla

      El “Abecedario argentino” es un proyecto que Colomer desarrolló en nuestro país a lo largo de dos años, junto a alumnos de primaria de la escuela Onésimo Leguizamón. Se trata del alfabeto, plasmado en las 23 letras de formato capitular, cada una con las palabras insignia elegidas para representarlas.

      También se presentan los materiales preliminares del capítulo local de su obra “X-Ville”, realizada con estudiantes del Profesorado Pueblos de América de la Villa 21-24, la más populosa de Buenos Aires. El conjunto de piezas de Colomer se enmarca en las experiencias comunitarias propias del artivismo, que él viene desarrollando en varios países, como Perú, cuyo video final se puede ver aquí también. Es un proyecto que se sigue reactualizando en distintas ciudades, planteando la necesidad de imaginar cómo sería el entorno urbano utópico, ideal.

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      Matilde Sánchez
      Matilde Sánchez

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