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      El Gordo Valor contó su juventud en la JP y aseguró: “No soy rudo ni malo”

      El líder de la Superbanda fue aplaudido. Analizó el crimen "sin códigos" de hoy y pidió que no siguieran sus pasos.

      El Gordo Valor contó su juventud en la JP y aseguró: "No soy rudo ni malo"Pareja. Luis Valor y su mujer, Nancy, en el Centro Cultural Recoleta./ Fernando de la Orden

      Si buscaban emoción, si querían vibrar, mejor hubieran leído una novela. Aquí, en el festival BAN de literatura policial han sentado al personaje, el verdadero criminal, y lo que resultó fue una clase de sentido común y buen comportamiento. Este miércoles, el Gordo Valor​ (se llama Luis) se sentó en el escenario con el escritor -y organizador del evento- Ernesto Mallo. Mallo buscó anécdotas, color, datos de la vida delincuencial. Y el público, análisis sociológico. Valor -ni gordo está, sorry- les dio otras cosas.

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      El jefe de la superbanda fue entrevistado en un encuentro literario.

      "Mi infancia fue con mis padres, mi padre era isleño, muy trabajador", contó Valor cuando Mallo indagó por "su carrera". Lo siguiente, dijo, fue militar en la Juventud Peronista. Y eran los años 70. "Mi grupo pasó a la clandestinidad antes de que muriera Perón, nos mataron compañeros, uno se tenía que esconder; ahí aprendí a manejar armas".

      Valor está vestido formal, es un señor grande, de 66 años, que habla bajo y con voz más bien finita, a cada rato hay que pedirle que no se olvide del micrófono, que no se lo escuche. Pero este señor -que ahora subraya el valor de la democracia y la consigna de no matar- fue el líder de una Superbanda que asaltó 18 camiones blindados y 23 bancos. Tal vez por eso -¿sí?- en la sala haya un silencio de admiración. ¿El ladrón romántico?


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      En la primera fila está Nancy, la mujer que acompañó a Valor los últimos 35 años. Mallo la hace subir, el público la aplaude. Ah, la mina fiel. Nancy se sienta en el escenario con su remera atigrada y su mirada firme. "No se abandona a la gente" y "a mí que me importaba lo que dijeran de él", dirá cuando le pregunten.

      Abajo, también, lo acompaña un abogado. "Representante jurídico", dirá Valor. Nadie pregunta por qué lo necesita aquí.

      Auditorio. La convocatoria para ver a Luis Valor. / Fernando la OrdenAuditorio. La convocatoria para ver a Luis Valor. / Fernando la Orden

      La primera vez que cayó preso fue por cuestiones políticas, dijo, aunque "me enchufaron el robo de un coche". Se hizo cargo, contó, de cosas que no eran suyas, o no eran sólo suyas: "Dos cajas con bombas Molotov, armas..." Fueron cuatro años en el penal de Olmos, "una unidad muy jodida". Esa también, cuenta, fue la única vez que lo torturaron: "Me ataron a un árbol y me dieron picana". Salió en 1979 y sus compañeros ya no estaban, "habían desaparecido". 

      Y ahí la vida dio una vuelta y se cruzó de vereda: "me planté con el delito, aunque eso iba contra mis principios, yo amaba a mis padres, a mi familia..."

      Otros tiempos. Luis valor y su esposaOtros tiempos. Luis valor y su esposa

      En "el delito", dice, se conectó con gente "con códigos" (ahora viene: no matar) y "así me fui formando". Y, en el festival de literatura, el jefe de la Superbanda se define: "No soy ni rudo ni malo". Así como se lo ve, uno lo cree. Pero Mallo tiene que dudar y duda:

      -Usted, que es un ángel, cuando tenía que ir a atacar un blindado... me imagino que los custodios no se rinden tan fácilmente...

      -Depende de la preparación de los que hacen el delito. Los que lo hacían conmigo eran gente muy ruda y muy capaz.

      -¿Hubo tiroteos? -indaga Mallo, que rasca la olla para conseguir alguna anécdota con un poco más de temperatura.


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      -Mucho no.

      Valor ya ha contado muchas de estas cosas en un libro, que le publicó la editorial Planeta con el título de Valor. Mi vida. Sin embargo, aquí no está como autor sino como ladrón, como si se pudiera tener en persona a un personaje como los que nos conmueven. ¿O a una celebrity, por el motivo que sea?

      Cuando Mallo lo consigue, cuando Valor se suelta un poquito y cuenta, dice como si nada: "Yo hice dieciocho camiones, veintitrés bancos... Los delitos más delicados fueron resonantes por la audacia con que se desplegaban. Se humilllaba a la Policía.. y por eso me adjudicaron delitos que no cometí".

      -¿Cuántas fugas? -apura Mallo

      -¡No! ¡Una! Antes otras de comisarías, pero mucho tiempo atrás... Eran pesados los comisarios, les hacías una y te iban a buscar hasta abajo de la cama.

      -Medio criminales -empuja Mallo.

      Buscando respuestas. Ernesto Mallo entrevista a Luis Valor y su mujer, Nancy. / Fernando la OrdenBuscando respuestas. Ernesto Mallo entrevista a Luis Valor y su mujer, Nancy. / Fernando la Orden

      -A mí no me mataron, yo respeto a todos.

      Entonces Mallo, autor de títulos como El hilo de sangre o El comisario Lascano- busca por otro lado:

      -¿Cuánto se llevó?

      -Y... era buena plata. Pero no estaba solo, lo más importante era respetar a todos.

      -¿De eso no quedó nada?

      -Nooo, nada.

      Así que Mallo vuelve atrás, se acuerda de los códigos, busca donde se mete donde seguro encontrará algo:

      En 1999.  Luis Valor entra a Tribunales de San Martín.En 1999. Luis Valor entra a Tribunales de San Martín.

      -¿Hoy cambió la delincuencia?

      -Hoy en día, como está el país, los que roban producen más hechos de sangre. Eso es porque es gente que no tiene códigos, porque lo hacen obligados por la situación. A lo mejor no tienen para comer.

      -Y la droga -apunta Nancy.

      -Y otro factor es la droga.

      Valor dice que le faltan dos libros, que leyó mucho en la cárcel y seguirá escribiendo. Que aprendió mucho de periodistas como Ricardo Ragendorfer -que estaba en la sala, un rato antes había dado una charla junto con Virginia Messi- y Rodolfo Palacios, autor de El ángel negro y Conchita. El hombre que no amaba a las mujeres.

      Del público le preguntan si la cárcel ayuda a la rehabilitación o lleva a más delitos. Él no está para esas cosas: "Yo asumí que no debía ser detenido más, tengo 66 años, traté de sobrevivir por otros medios", corta.

      Le tiran un centro: "¿Robaba bancos porque el que roba a un ladrón tiene cien años de perdón?" No, dice, no. Y listo.

      Lo que quiere decir ahora es otra cosa. Lo que el señor ladrón quiere decir es otra cosa. No que es un héroe, que no se metan en esas cosas. Veinte años estuvo en cana, un tercio de la vida, ni quiere criticar a la Policía ni afirmar que los bancos son chorros. Lo que quiere decir es sencillo, es esto: "No les digo que sigan mis pasos, haciendo las cosas bien también se llega. No hace falta meterse en cosas raras".

      Festival BAN

      Hasta el viernes, en el Centro Cultural Recoleta.

      Gratis

      Actividades destacadas del BAN

      Jueves 7, 19.00 hs. Miriam Molero presenta Edipo detective.

      Jueves 7, 19.30 hs. Paulo Kablan habla de crímenes reales que no serían creíbles en una novela.

      Jueves 7, 20.00 hs. El crimen en la telenovela.

      Jueves 7, 20.30 hs. Ricardo Romero Rodríguez hace "Dictadores y esbirros de los cinco continentes".

      Viernes 8, 18.00 hs: Reynaldo Sietecase habla de "Sangre de verdad", crímenes reales que alimentan la ficción.

      Viernes 8, 19.30: Nahuel Gallota habla de mujeres criminales.

      Viernes 8, 20.00 hs. Gabriela Massuh habla de "La novela política como novela criminal"

      Viernes 8, 20.30 hs: Ernesto Mallo con "Los argentinos y el crimen"






         

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      Sobre la firma

      Patricia Kolesnicov
      Patricia Kolesnicov

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