Con un homenaje a su fundadora, reabrió Clásica y Moderna

"¿Lo dejó a Milei o lo va a seguir acompañando?", le preguntó Clarín Cultura al poderoso gremialista Luis Barrionuevo, de manera informal cuando la noche caía en la reapertura de Clásica y Moderna (CyM Libros como marca comercial).

"¡Lo sigo hasta el final!", respondió con énfasis el gastronómico, mientras conversaba animadamente con el empresario Francisco de Narváez, otro seguidor del presidente Javier Milei.

En la reapertura de Clásica y Moderna hubo invitados reconocidos de la vida anterior del querido reducto cultural porteño, cuando Natu Poblet le impuso un acento más literario y musical, pero también un público nuevo, que quizá comenzará a ser habitué a partir de la programación que la dueña Raquel Rodrigo desplegará después de enero del año próximo. Por ahora, Clásica vuelve a dar vida a Callao 892.

En la puerta se arremolinaron periodistas y vecinos. Incluso se pudo ver al director de la Feria del Libro de Buenos Aires, Ezequiel Martínez, vecino del barrio que no estaba en la lista de invitados pero pudo conversar con el flamante secretario de Cultura de la Nación, Leo Cifelli, que bromeó con la escritora Josefina Delgado apenas ingresó al lugar por los tuits que se cruzan en redes.

Amelita Baltar, Sandra Mihanovich, Oscar Barney Finn, la flamante ministra de Cultura de la Ciudad, Gabriela Ricardes; la curadora María Teresa Constantin, los académicos de la Academia Argentina de Letras (AAL), Alicia Zorrilla (gran amiga de Raquel Rodrigo) y Antonio Requeni; el editor Mariano Roca, el filósofo Santiago Kovadloff y su esposa, el periodista y escritor Jorge Sigal y su esposa; Fernando Flores, de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges; el productor Emilio Celedon y el co-hacedor de Clásica, el reconocido artista visual y arquitecto Alberto Negrin, quien aceptó el cargo de director del Centro Cultural Borges, propuesto por Cifelli. Negrin tuvo a su cargo la restauración del espacio cultural que, en su modernización no ha perdido su esencia.

A la extensa lista de más de 80 invitados se sumaron Cecilia Molina, de Galería Praxis, con obras de Patrick Gläscher –presentes en colecciones públicas y privadas–, en grafito y de grandes dimensiones que pusieron un marco fotográfico a la muestra que acompaña la reapertura.

El texto curatorial que acompaña la exhibición de los trabajos de Gläscher fue del crítico de arte Julio Sánchez Baroni, también presente anoche. La muestra actual de Gläscher, titulada Seafaring, en exhibición en la galería Praxis de Chelsea New York, consolida su presencia en el panorama artístico global.

Hubo más rostros conocidos. Luis Felipe Oteriño, Eduardo Álvarez Tuñón, Gustavo Mozzi y el ex ministro de Cultura porteño Enrique Avogadro que pasó a saludar y le dijo a Clarín Cultura que aprovechará el cese de funciones “para descansar porque me viene muy bien”.

El encuentro, que de eso se trató la comida de reinauguración de CyM Libros, abrió con el himno nacional a cargo del tenor Fermín Prieto y el pianista Claudio Santoro.

Santiago Kovladoff, con su elocuencia envidiable, habló sobre el significado del regreso de Clásica y Moderna al circuito cultural de Buenos Aires: “No hereda quien recibe sino quien transforma lo que recibe. La capacidad de innovación viene a desafiar el presente”. Y en un breve diálogo con este medio reflexionó que la reapertura de Clásica era “la derrota del pasado a manos del porvenir”.

Antes de interpretar Honrar la vida, de Eladia Blázquez, la artista Sandra Mihanovich dijo una línea que emocionó a Rodrigo: “Raquel es la Argentina que queremos ser”, como una alegoría a un país que supo ser próspero y tener movilidad social y hoy trata de asomar desde el abismo económico-social.

Rodrigo es una mujer emprendedora y especial cuyo lenguaje está colmado de palabras de agradecimiento, no solo en el nivel profesional donde tiene en cuenta a todos y cada uno de quienes trabajan en sus proyectos de rescate de joyas patrimoniales de Buenos Aiares (El Tropezón, Clásica y en marzo de 2024 el Teatro 35 que se llamará Albur). Sobre todo siente gratitud espiritual. Algo tan poco común en el vocabulario empresarial pero que ella prioriza.

El secretario de Cultura, Leo Cifelli, estaba un poco nervioso en su primer acto público, pero salió airoso con un discurso breve destacó que Raquel Rodrigo ha encarado este emprendimiento que “significa esfuerzo personal, inversión y un aporte a la cultura argentina. Acá está el ejemplo de lo que queremos hacer en la Secretaría de Cultura: proyectos de calidad que promuevan la cultura nacional y generen trabajo. Raquel demuestra que es completamente posible”.

Y de inmediato vino el espectáculo delicioso de Kovadloff y su trío Orfeo. Poesía y música. Antes de disfrutar una entrada de empanaditas fritas y un rico plato de pastas. El brindis fue por dos mujeres: por Natu Poblet, la creadora de Clásica y Moderna, y por Raquel Rodrigo, la refundadora de un espacio muy simbólico de Buenos Aires.

PC