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      Vuelve Martin Amis con una sátira sobre el Holocausto

      ”La Zona de Interés”, la nueva novela del autor inglés, se mete con ironía en la vida social de los nazis. Por ahora no será publicada en la Argentina.

      Vuelve Martin Amis con una sátira sobre el HolocaustoCLAIMA20151221_0416 La banalidad del mal. “A lo que más le temen los tiranos es al ridículo”, sostiene el autor.
      Redacción Clarín

      Xavy Ayén

      La Vanguardia

      Un oficial mujeriego decidido a seducir a la esposa del comandante. Un prisionero judío que colabora con los exterminadores y se siente como un trapo sucio. Los problemas técnicos de hacer desaparecer a tanta gente: malos olores, putrefacción del agua. Las refinadas recepciones y las veladas culturales entre los jerarcas nazis ... Del Holocausto ha escrito mucha gente, pero nadie como Martin Amis (Inglaterra, 1949), que acaba de publicar La Zona de Interés (Anagrama) y que recibe La Vanguardia sentado en un sofá naranja en un recoleto salón del hotel donde se hospeda, en Barcelona.

      -Viene de promocionar su libro en Alemania. ¿Qué dicen allí de sus bromas sobre el Holocausto?

      -No leo las críticas, me las han resumido. El problema fue que los alemanes tienen una estricta distinción entre lo que es serio y lo que no y si escribes una obra satírica, si provocas la sonrisa en los lectores, juzgan que no es algo importante. Los libros serios deben ser solemnes. Pero también vengo de Francia, donde, como en Inglaterra, tienen una gran tradición satírica y he tenido buenas críticas.

      -¿Es verdad que sus editores habituales en Francia y Alemania no quisieron publicar el libro por su contenido?

      -Al principio creí que era por eso. Luego pensé: los editores no son críticos literarios, son hombres de negocios, así que debieron creer que no lo iban a vender.

      -Uno de los tres narradores, es el sonderkommando Szmul (un judío de los comandos especiales). ¿Es el personaje con el que más se puede identificar el lector?

      -¿A usted le sucede? Lo felicito. Yo me identifico con Thomsen. Me hubiera comportado como él. Proviene de un entorno privilegiado, su tío es el tercer hombre más poderoso del país, pero es cínico y corroído, como todos los alemanes decentes de aquel momento, que se autoexiliaban, guardaban en un cajón todos sus valores y sentimientos más puros, bajaban la cabeza e intentaban superar esa época. Hasta que, de repente, se convierte en alguien mejor gracias al amor.

      -Ese personaje es una exaltación de la virilidad, la belleza, la seducción.

      -Su aspecto es el de un nazi: alto, pelo casi blanco de tan rubio, ojos azules, así que le va muy bien con las mujeres. Los nazis gustaban mucho. En una sociedad con miedo, ellas buscaban a alguien con poder que les protegiera. La idea original del libro era el amor a primera vista con un trasfondo en el que algo va mal: un campo de concentración, sogas, cadáveres ...

      -Es un libro muy sexual pero no sucede gran cosa, está todo latente, contenido.

      -Algo sí hay, al principio. Luego un besito en la mejilla, una lengua ... lo importante es que él está realmente enamorado.

      -Los soldados dialogan sobre su trabajo de modo banal, como en una taberna.

      -Así era. Comentaban, por ejemplo: “Los judíos se merecían un escarmiento pero esto es demasiado” y luego a hablaban de mujeres.

      -Es una novela de Auschwitz pero a veces parece una de esas historias de la campiña inglesa, con comensales sutiles y lámparas de araña.

      -Rudolf Hess tenía a su esposa y seis hijos en una villa con jardín, muy acogedora, y organizaban veladas de baile, cine y teatro. La vida social era intensa. Seguro que se cometían adulterios. A las mujeres les gustaba Hitler. Hubo millones de ellas que no mataban directamente pero participaban en toda la maquinaria burocrática del asesinato como si fuera un trabajo normal.

      -Hay datos escalofriantes, como eso de que la Bayer pagaba 170 marcos por cada mujer que le enviaban de un campo para ser sometida a experimentos químicos.

      -Los soldados nazis cometieron atrocidades, pero no fueron los únicos. Mire a los médicos, responsables del programa de eutanasia.

      -¿Qué tres novelas distintas cuentan los tres narradores? La de Paul Doll es grotesca, la de Golo es refinada y casi romántica, la de Szmul ...

      -Esa sería un relato, porque su sufrimiento no da para mucho más. Hace 24 años, cuando escribí La flecha del tiempo, sobre el nazismo, no hablé de las víctimas, no me creía con derecho. Ahora llevo casado 23 años con una mujer (Isabel Fonseca) que es medio judía, su familia sufrió y que esa familia ahora sea la mía me pareció que me otorgaba el derecho.

      -Muestra no ya la banalidad del mal, sino su absoluta ridiculez.

      -Sí, a lo que más temen los tiranos es al ridículo. Ningún personaje mantiene su dignidad. Al menos, Golo Thomsen es coherente y se convierte en un traidor. Auschwitz no solo era un campo de muerte, era un centro industrial, si hubieran terminado la fábrica que construían, hubieran producido mucha más energía y combustible sintético y la guerra se habría prolongado. Alemania perdió porque no tenía combustible.