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      Una muestra de fotos en memoria de Carlos Fuentes y el recuerdo de su amiga Luisa Valenzuela

      El Centro Cultural Borges exhibe imágenes inéditas sobre el gran autor mexicano, una de las figuras más importantes de la literatura hispanohablante del siglo XX. Qué se puede ver.

      Una muestra de fotos en memoria de Carlos Fuentes y el recuerdo de su amiga Luisa ValenzuelaEl escritor mexicano Carlos Fuentes. Este domingo se cumplen diez años de su muerte. / Foto: Clarin

      “En México en vez de llorar celebramos a los muertos. Esto para mí es una celebración. Un homenaje que comparto tanto con mi gente mexicana como con mi gente argentina; una fiesta de la memoria”, dice el fotógrafo Barry Domínguez, destacado retratista de la escena cultural mexicana, autor de las imágenes reunidas en la muestra Carlos Fuentes: un recorrido por su legado, que desde el 11 de mayo hasta el 13 de julio se puede visitar en el nuevo Centro Cultural Borges, Viamonte 525, de miércoles a domingos de 14 a 20.

      En la exhibición, impulsada por la Embajada de México en Argentina y la Secretaría de Relaciones Exteriores de México a una década de la muerte del narrador, ocurrida el 15 de mayo de 2012, se descubre parte de su universo creativo a través del retrato de su lugar de trabajo, que Domínguez visitó por primera vez a solo 40 días de su desaparición física.

      “Quiero que la gente en Argentina conozca algo de la intimidad del personaje. Dónde creaba, dónde desarrollaba todo ese mundo literario”, expresa el artista, que al momento de ser convocado para esta tarea se dedicaba a fotografiar a los autores de la editorial Alfaguara.

      “Algo que a mí me impactó muchísimo fue ver que una persona del equipo que siempre atendía al maestro y a Silvia Lemus (esposa del escritor) en cuestiones domésticas me dio una jarra de agua para que tuviera de beber”, cuenta Domínguez, y a continuación relata una escena vinculada a las tradiciones culturales mexicanas más arraigadas que le tocó vivir en el lugar: “Cuando invité a la persona que traía la jarra a pasar al estudio de Fuentes me dijo que no, y cuando le pregunté por qué no quería me respondió: ‘Pues es que aquí está el maestro todavía’”.

      Una imagen del escritor mexicano Carlos Fuentes, de 2012. / Foto: EFEUna imagen del escritor mexicano Carlos Fuentes, de 2012. / Foto: EFE

      “Hay una tradición en México según la cual el personaje sigue ahí, en su espacio, aún después de la muerte”, explica el fotógrafo. “Así es como se venera a nuestros muertos. Ella decía ‘yo no lo quiero ver’. Y yo decía `yo sí lo quiero ver’. Fue para mí muy fuerte estar en el lugar, quise buscar las imágenes que dejaran un testimonio de mi visita a ese sitio en ese momento”.

      Responsable de uno de los acervos de imágenes más grandes de América Latina, el archivo fotográfico de la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México, el artista fotografió y exhibe en esta muestra algunos “mitos cotidianos” de Fuentes, como los CD’s de María Callas que escuchaba; algunos retratos familiares ubicados en estantes; una gran colección de libros sobre la Historia de México; imágenes de sus maestros: Tolstói, Balzac, Kafka y Faulkner, y su herramienta de trabajo: la máquina de escribir.

      “La gente siente esa presencia cuando la ve, es impactante. Además hay elementos tradicionales de escritorio; una libreta, un lápiz. Porque el maestro también escribía a mano. Hay una fotografía especial en donde se puede ver algo que descubrí cuando regresé al estudio nuevamente después de diez años: una placa metálica que dice Buenos Aires”.

      Espacio de trabajo. Fuentes escribía a mano. / Foto: PrensaEspacio de trabajo. Fuentes escribía a mano. / Foto: Prensa

      Fuentes, que nació el 11 de noviembre de 1928, fue hijo de un diplomático cuya actividad lo llevó a vivir desde chico en distintas capitales de América: Montevideo, Río de Janeiro, Washington D.C., Santiago de Chile, Quito y Buenos Aires, donde su padre se desempeñó desde 1934 como consejero de la Embajada de México. El vínculo estrecho con Argentina se mantuvo por el resto de su vida, literalmente hasta los últimos días: el fin de semana anterior a su muerte, que según el parte médico se debió a una "hemorragia derivada de la ruptura de una úlcera", había estado de visita en la Feria del Libro porteña, donde a sus 83 años anunció que preparaba un nuevo libro.

      También mantenía algunas fuertes amistades en el país, entre ellas la de su gran amiga Luisa Valenzuela, quien lo recuerda como “un hombre extremadamente generoso con los y las intelectuales que apreciaba, pero a la vez muy celoso de su intimidad. Sus confidencias, de hacerlas, eran de índole literaria, sobre los lúgubres laberintos y los luminosos éxtasis de la escritura”.

      "Cada vez que venía a Buenos Aires pedía que los lleváramos con Silvia a visitar alguna milonga”. Luisa Valenzuela

      Acerca del contacto con Argentina, la escritora sostiene que para el mexicano ocupaba “un lugar de privilegio”. Y brinda algunos datos anecdóticos: “Según sus propias palabras el padre le permitió a los 15 años tomarse uno sabático para ‘hacerse hombre’. ¡Y vaya que se hizo! De ahí surgió su amor por el tango. Cada vez que venía, si le alcanzaba el tiempo, pedía que los lleváramos con Silvia a visitar alguna milonga”.

      En 2019 Valenzuela se convirtió en la primera mujer en recibir el Premio Carlos Fuentes, que reconoció su trabajo como la mejor creación literaria de ese año, destacando de su obra la “genialidad” y “constancia” así como el “sentido lúdico y creativo”, según lo expresó en ese momento la Secretaría de Cultura de México.

      “Cada cual lo recordará a su manera”, dice ella ahora acerca de su amigo. “Personalmente lo hago como alguien que pudo haber escalado a la cumbre del poder pero eligió tratarlo desde fuera, desmenuzarlo,exponer sus inquietantes dobleces, susnegruras. Lo recuerdo - y lo echo de menos-como el escritor integral que no dejó piedra sin mover, atento siempre a lo quehay debajo, agazapado entre las sombras”.

      El próximo 19 de mayo Valenzuela participará de un coloquio junto al crítico literario Noé Jitrik, quien también fue amigo de Fuentes, en el marco de la exposición de fotografías sobre el autor. Entre otras cosas presentarán la novela La Campaña, un rescate de la editorial Alfaguara, la única en su género que integra la serie El tiempo romántico.

      El relato expone las semejanzas y diferencias entre las luchas independentistas en diversos países latinoamericanos y las dudas de los caudillos –algunos, personajes reales de esas luchas y otros ficticios- a través de la prosa del gran escritor mexicano, integrante del llamado del llamado “boom latinoamericano” de literatura, surgido en la década del 60 del siglo pasado.

      “Me reconozco como un mexicano descendiente de españoles y de indígenas”, decía él. “Hernán Cortés es una figura clave en nuestra historia”, agregaba, acerca del expedicionario español que inició la conquista de México.

      Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes (centro)  y José Saramago en el Salón Los Ángeles. Foto: Archivo ClarínGabriel García Márquez, Carlos Fuentes (centro) y José Saramago en el Salón Los Ángeles. Foto: Archivo Clarín

      “La extensa obra narrativa de Carlos Fuentes (…) ha hecho de México un poderoso símbolo de presencia universal. Por la penetrante belleza de sus novelas, la historia de una nación ha sido adquirida como mito personal por lectores de todos los países”, se dijo al momento de la publicación de su extensa obra Los cinco soles de México. Memoria de un milenio (Seix Barral, 2000), uno de los más de cuarenta libros que escribió, entre novelas, ensayos y guiones teatrales.

      Fuentes fue un permanente candidato al Premio Nobel de Literatura, que nunca recibió, aunque sí obtuvo el Premio Cervantes, el Premio Nacional de Literatura de México, el Premio Rómulo Gallegos y la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, entre muchos otros reconocimientos.

      Exterior del estudio de Carlos Fuentes. / Foto: Prensa.Exterior del estudio de Carlos Fuentes. / Foto: Prensa.

      Para Valenzuela, sin embargo, lo que más se extraña de él es “su presencia, tan intensa, carismática y decidida. Ese estar allí atento a todo, dispuesto a comerse el mundo y convidando siempre”.

      Para Valenzuela, lo que más se extraña de él es “su presencia, tan intensa, carismática y decidida. Ese estar allí atento a todo, dispuesto a comerse el mundo y convidando siempre”.

      Como consejo a lectores que aún no tomaron contacto con su obra, sugiere acercarse a la “vastísima variedad de temas para elegir a gusto, todos tratados con excelencia. Y sorprendentes, como vampirismo, brujería, historia de México y del mundo, filosofía, antropología o política”.

      “Fue alguien que en verdad le dio voz a quienes no la tienen, mucho más allá de lo imaginable”, agrega la escritora. “ACristóbal nonatoen su novela del mismo nombre, sin ir más lejos. O a la cabeza cercenada de Josué Nadal en suLa voluntad y la fortuna”.

      A una década de la muerte del gran autor, ensaya el que podría haber sido su principal legado: “La devoción total y absoluta por la literatura. Un indeclinable, ferviente, siempre renovado y siempre joven fervor por la lectura y las letras, de ida y vuelta. Y un sentido secreto del humor que se vuelve transformativo. Fue omnívoro y voraz: el último demiurgo de las letras latinoamericanas”.

      La máquina de escribir. Una de las imágenes que se ven en la muestra del Centro Cultural Borges. / Foto: ClarínLa máquina de escribir. Una de las imágenes que se ven en la muestra del Centro Cultural Borges. / Foto: Clarín

      Ficha

      Dónde: Centro Cultural Borges, Viamonte 525, d

      Cuándo: De miércoles a domingos de 14 a 20.

      VA


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      Dalia Ber

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