¿Qué Messi veremos en la Selección Argentina en medio de su aventura en Estados Unidos?

El viaje de la semana pasada de Lionel Scaloni a Miami no fue caprichoso, por supuesto. El entrenador campeón del mundo en Qatar llegó a Estados Unidos para inaugurar junto a Claudio Tapia el proyecto AFA USA, que contará con un Centro de Alto Rendimiento para selecciones nacionales en Miami, y para charlar un rato con la Pulga, además de observar el partido de Inter ante Charlotte por la Leagues Cup.

Allí, en tierras norteamericanas, el nacido en Pujato se reunió con el crack rosarino para empezar a diagramar el semestre pesado de la Selección, que comenzará el jueves 7 de septiembre contra Ecuador en el Monumental en el inicio de las Eliminatorias Sudamericanas. Y algunas preguntas surgen: ¿qué Messi se verá en Argentina después del agitado calendario que transitó en Estados Unidos, donde disputó 744 minutos en un mes de competencia? ¿Repercutirá en su juego el bajo nivel del fútbol en Estados Unidos?

La pelota siempre la tiene Messi. Y la buena noticia para los intereses de  Scaloni y de Gerardo Martino es que Leo sabe perfectamente qué hacer cuando tiene el balón en su dominio. Está cansado Messi, se sabe. El agotamiento físico se vislumbró en el último duelo de Inter Miami contra Cincinnati por la US Open Cup. Encima, el calendario (sumado a las altas temperaturas) exige más minutos: el sábado se reanuda la MLS con la visita a New York Red Bull, el miércoles 30 recibe a Nashville SC y el domingo 3 de septiembre viaja a California para enfrentar a Los Ángeles FC. 

“Tanto Leo como otros jugadores están llegando a un exceso físico importante”, explicó Martino sobre el 10. Y siguió: “Si hay una palabra que define estas últimas semanas es intensidad. Genera ilusión, en muchos partidos nos hemos puesto delante más por carácter que por juego y por tener al mejor del mundo con nosotros”.

La lista de Scaloni saldría en las próximas horas y Messi estará. Como el canal de diálogo entre Scaloni y Martino es fluido, una posibilidad grande es que el capitán de la Selección descanse en Inter Miami. Asoma como lógico que no acumule muchos minutos contra New York RB. Cabe recordar que Messi tiene 36 años y que acumula 1.036 partidos (817 goles) en su laureada carrera.

El otra tema además del cansancio es analizar qué Messi se va a encontrar la Selección. No hay dudas de que seguirá siendo el mejor o uno de los mejores del mundo. Y lo será hasta el día que anuncie su retiro. Pero es inevitable que su nivel disminuya por el contexto en el que se desempeña. El futbolista es un animal de costumbre y Messi se irá amoldando a los tiempos y a los espacios del fútbol de Estados Unidos, que muy lejos están de la elite mundial. Para muestra alcanza con ver los goles que anotó en la Leagues Cup: difícilmente en Sudamérica tenga esas libertades.

En Estados Unidos, Messi para la pelota y tiene como mínimo un par de segundos para pensar y activar. En nuestro continente, como le sucedió cuando jugaba en Europa, el tiempo no existe. Se juega con otra presión y con otra pasión. De todos modos, es probable que Leo aún conserve esa memoria que lo mantuvo en la cima del mundo por casi 20 años. El problema se antoja para más adelante.

Otra tema que se podría poner en consideración es la calidad de los entrenamientos que tendrá en Inter Miami. Y no se pone en la lupa el trabajo del Tata Martino, entrenador de trayectoria insoslayable. Conviene recordar el revuelo que se armó cuando Jorge Sampaoli dejó trascender que no llevó al Mundial de Rusia 2018 a Lautaro Martínez, en ese entonces en Racing, porque le faltaba un cambio de velocidad en comparación con los jugadores europeos.

El costado positivo es que Messi aumenta cada vez más su capacidad de liderazgo. Amo y señor de la Selección, Leo llegó a Inter y rápido se ganó el respeto y el cariño de sus compañeros. La sensación es inequívoca: el rosarino comprende todo lo que rodea al fútbol. De otra manera no se entiende con las ganas que festejó la obtención de la Leagues Cup, tal vez el torneo más soso de su carrera. Pero corrió con fuerzas Messi para abrazar al arquero Drake Callender tras la victoria en tanda de penales contra Nashville. Bastante más: a la hora de levantar la copa, convocó DeAndre Yedlin, el anterior capitán del grupo, para que la recibieran juntos.

“Detrás de lo que él nos da como líder futbolístico y espiritual, los jugadores, el cuerpo técnico y el club nos ponemos tras su entusiasmo y liderazgo. Él siempre tiene una respuesta para cada momento del partido, independientemente de cómo se encuentre”, explicó Martino.

Lo indudable es que Messi regresará a Argentina y será feliz otra vez con la Scaloneta. Y no se habla solo por el grupo humano, sino por el nivel individual de los futbolistas, la mayoría jugando en ligas grandes. Restará, eso sí, determinar qué Leo llegará.