Felices en la madrugada

El sol asoma en Tokio a las 5.17, pero nadie duerme en la metrópoli. Los ojos están más rasgados que nunca por ese sueño que desvela a los japoneses. Expectantes durante toda la madrugada, miles de habitantes esperan con ansiedad la definición de la sede de los Juegos Olímpicos de 2020. Se comen las uñas, se abrazan, están a punto de desbordar de la emoción. Entonces, cuando el amanecer ya ilumina a todo Japón, el presidente del COI, Jacques Rogge, entrega la noticia por la que valió la pena pasar toda la noche despiertos.

“Nippon, Nippon” , gritaron y lloraron esos fanáticos que se acercaron al Centro de Convenciones en el corazón de la ciudad con insignias olímpicas y banderas rojiblancas.

“Kampai” , dicen a la hora de brindar algunos otros que levantan las copas frente a una pantalla gigante que transmite las imágenes desde Buenos Aires. Y una lluvia de papelitos inunda la escena.

No es para menos semejante alegría.

A pesar de que se trataba de la única candidata que ya había albergado los Juegos Olímpicos, el entusiasmo era muy grande entre los asiáticos, allá en 1964. Y ya había sufrido tres decepciones: en 1940, cuando había sido elegida pero los Juegos fueron suspendidos debido a la Segunda Guerra Mundial; para 1960 la elegida fue Roma y para 2016, Río de Janeiro.

Justamente en el Komazawa Olympic Stadium, donde se disputaron los partidos de fútbol de la fase preliminar de los JJ. OO.

de 1964, otra multitud se agrupa para festejar sonoramente la elección en Buenos Aires. En la capital argentina, precisamente, la embajadora de la candidatura, Saori Yashida, tres veces ganadora de la medalla de oro en lucha, aseguró: “Este es el crédito del esfuerzo de una nación. Es la chance de ver al deporte en su más alto nivel y, especialmente, para todos los atletas”. A su lado, el primer ministro del país, Shinzo Abe, descartó cualquier problema sanitario por el tsunami que sacudió el territorio hace dos años y que provocó el desastre de Fukushima. “ Los niveles radioactivos están dentro de los límites permitidos y no son muy diferentes a los de New York, Londres y París”, explicó.

“Esto le dará a los jóvenes japoneses la posibilidad de experimentar la emoción de participar de los Juegos Olímpicos”, aseguró Wakako Tsuchida, que se hizo acreedora a la presea dorada en los 5 mil metros en Atenas 2004.