Un emblema de la Generación Dorada se quedó sin trabajo muy rápido

Apenas ocho partidos y 131 días duró la experiencia de Pablo Prigioni como entrenador de Baskonia. El cordobés presentó su renuncia indeclinable tras la derrota de su equipo, por 80-63, frente a Valencia, por la Euroliga.

"No quiero perjudicar más al club ni a los jugadores y prefiero dejar el equipo a otra persona que pueda ayudar a salir de esta situación de tristeza que tiene el grupo. Me siento frustrado por no estar cubriendo las expectativas que el club puso sobre mí", sostuvo Prigioni en la conferencia de prensa posterior al duelo.

El exbase del seleccionado argentino, quien no aceptó preguntas en su exposición ante los periodistas, les ofreció disculpas a los simpatizantes y a los directivos de Baskonia "por confiar en que yo lo pudiese hacer bien", pero remarcó que nada podría torcer su decisión de interrumpir el vínculo que había comenzado el último 16 de junio. "Realmente no me apetece seguir entrenando al equipo", disparó.

Visiblemente dolido, en un día al que definió como "triste y jodido", el riotercerense, de 40 años, reveló que todavía no le había informado su determinación a la dirigencia de la institución vasca. "Me duele mucho dejar así el club, me siento mal y responsable. Deseo que pronto puedan tener a alguien más capacitado", sostuvo.

Desde su debut en el elenco vitoriano, el 29 de septiembre, con una derrota por 87-82 frente a Barcelona, Prigioni condujo al equipo en ocho encuentros (entre la Liga ACB y la Euroliga), de los cuales ganó apenas dos y cayó en los seis restantes. "No veo señales que muestren que el equipo juegue de la manera que yo imagino. Si las viera, tendría más paciencia, pero no las veo y no me siento con los argumentos necesarios", remarcó.

El cordobés, quien con el seleccionado argentino logró la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y el título en el Torneo FIBA Américas de Mar del Plata 2011, se había retirado el 9 de enero de este año vistiendo la casaca del Baskonia.