Doman, Tinelli y Pergolini, distintos guiones y el mismo final: devorados por el fútbol

"El fútbol es muy ingrato, siento que yo le di la vida al club. Cuando hay personas que me llaman 'vaciador', con todo lo que puse y lo que hice". Marcelo Tinelli, sinónimo de San Lorenzo que hasta cumple años el mismo día en que se fundó el club de Boedo, que lo salvó del descenso y lo llevó a ser campeón de América, nada menos, hoy no puede ir a la cancha y a pesar de que no va, todos los domingos recibe insultos desde todas las tribunas.

Tinelli, el tipo más famoso, rico y poderoso de la tele durante décadas, no pudo con el fútbol... Este fútbol que no le ganó una sino dos veces. Primero, volteando su fantasía de hacerse dueño de la AFA tras la muerte de Grondona, con aquella votación bochornosa e histórica que terminó empatada. Después, cuando subestimó los números y el día a día de su club, chocando la Ferrari que él mismo había ayudado a construir. Pero tuvo suerte San Lorenzo. La partida de Tinelli le levantó un veto insólito al Gallego Insua, que a fuerza de sentido común, corazón y laburo, hoy es un pararrayos que está haciendo disipar la tormenta. Pero a Tinelli lo siguen puteando.

"El fútbol te hace sentir todo el tiempo que sos de afuera", lo dijo Mario Pergolini. "La gente del fútbol es desconfiada, te boludea, te cancherean hasta que más o menos te hacés fuerte. Y yo no llegué a hacerme fuerte". Con esa crudeza definió Pergolini su decepcionante paso por la vicepresidencia de Boca, entre diciembre de 2019 y marzo de 2021. Fueron un año y cuatro meses en los que no logró imponer su idea de innovar algunas cuestiones del club, se cansó de ser ninguneado por Riquelme y se peleó con Ameal.

El ex conductor de CQC, el chico rebelde de la tele, el transgresor devenido en empresario, el que "se las sabía todas", pegó el portazo y se volvió a su casa herido y humillado por la misma gente que él idolatraba desde la platea como hincha. Lo de Pergolini fue breve y sin consecuencias: hoy critica desde sus redes sociales y, a pesar del desgaste que sufrió su figura, coquetea con volver a meterse en la política del club.

Ahora le toca a Fabián Doman ser el "bicho raro" que es repelido por el mundo del fútbol, aunque lo suyo fue en tiempo record. A favor del periodista, entró a un club al que la palabra crisis ya le queda chica. En contra de esta decisión, ya sabía con lo que se iba a encontrar: la herencia de Moyano y todo lo que se arrastraba de años previos era como embarcarse en el Titanic. A 184 días de aquella tarde de octubre, en la sede, cuando asumió y posó para la foto junto a su predecesor, Doman se subió al bote y saltó al Atlántico Norte, renunciando a través de un comunicado.

En julio de 2021 se había despedido del ciclo de América, "Intratables", para hacerse cargo de un puesto en Edenor y en noviembre de ese año dejó ese trabajo por esta aventura en Avellaneda. Fue casi un año de campaña, el doble de lo que duró como presidente.

"Es difícil hacer televisión todos los días...", advertía Doman en Clarín días después de ganar las elecciones. Y comparaba: "A mí me juzgan a cada instante con el minuto a minuto, y cada 24 horas por el rating del programa. Es un ambiente muy competitivo. No sé si el ambiente de la tele no es más competitivo que el ambiente de la dirigencia del fútbol".

Le faltó decir algo a Doman, que le cabe a todos: fracasar en la televisión no es lo mismo que fracasar en el fútbol, un mundo que no se define haciendo zapping sino con otras reglas, entre ellas el sentimiento de los hinchas.