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      Vinicio Angulo, el conflictivo diez que hizo festejar al Diez

      En el debut de Diego Maradona, el ecuatoriano, dueño de una carrera plagada de polémicas, marcó tres goles en la victoria 4 a 1 de Dorados de Sinaloa.

      Vinicio Angulo, el conflictivo diez que hizo festejar al DiezDiego Maradonasaluda a Vinicio Angulo durante el partido entre Dorados de Sinaloa y Cafetaleros de Tapachula. (AP Photo / Eduardo Verdugo)
      Redacción Clarín

      Todas las miradas estaban puestas en el Diez. Pero el otro diez también se llevó una porción por los tres goles que marcó en el triunfo de Dorados de Sinaloa sobre Cafetaleros de Tapachula por la octava fecha de la Liga de Ascenso de México. El ecuatoriano Vinicio Angulo se ganó su dosis de aplausos en la noche en que las mayores ovaciones fueron, como casi siempre, para Diego Armando Maradona.

      “Es una gacela. Es imparable. Los que tienen fibras rápidas no tienen ni un cuarto de las que tiene Vinicio”, lo elogió el mejor jugador de todos los tiempos después del partido en el estadio Banorte de Culiacán.

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      El resumen del partido en "Redespiertos". (TN)

      El ecuatoriano, que hasta el lunes no había podido anotar en los seis partidos de su equipo en la Liga de Ascenso (aunque había hecho uno dos semanas atrás para el triunfo 1 a 0 sobre Veracruz que permitió a Dorados avanzar a octavos de final de la Copa MX), se despachó con un triplete en apenas 16 minutos.

      El primero, de cabeza, tras ganarle en las alturas con un gran salto al brasileño William Dias. El segundo, sacando provecho de un grosero error del argentino Sebastián Ibars en la salida. El tercero, de penal, con un derechazo contra el palo derecho del arquero Carlos López. Ocho minutos después de su último grito, Diego decidió retirarlo del campo. “Lo saqué porque se merecía la ovación de todo el estadio”, explicó.


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      El desembarco en Culiacán de Diego, una esponja de la atención en cada sitio al que va, y el respaldo público que le ha dado el Diez pueden ser un alivio para el ecuatoriano y, a la vez, el impulso final que necesita para consolidarse en un club después de muchos pasos en falso.

      Formado en las divisiones inferiores de Barcelona de Guayaquil, Angulo, que puede jugar como centrodelantero o como extremo, nunca pudo afianzarse más allá de sus prometedoras condiciones. Su carrera estuvo marcada por la inestabilidad desde su debut en Independiente del Valle, en 2008.


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      Dueño de una buena técnica, veloz y con un físico potente, fue vendido al Paços de Ferreira portugués a mediados de 2012 tras un paso por la primera del Barcelona guayaquileño. Pero su estadía duró apenas seis meses, en los que sumó apenas 118 minutos en la Primeira Liga.

      Volvió a Ecuador para jugar en Emelec, pero terminó practicando con la Reserva por sus reiteradas inasistencias a los entrenamientos. Pasó a El Nacional a principios de 2016, pero en julio fue separado del plantel por la “reiterada indisciplina del jugador”, según informó el club.

      El destino, entonces, fue México y su primer club, Dorados. En 2015 logró el ascenso a la Primera División, pero tras ello partió a Alebrijes de Oaxaca. Estuvo allí un semestre y volvió a mudarse, esta vez a Atlético San Luis.


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      En junio de 2016, tras el descenso de Dorados, volvió al club de Culiacán y allí parece haber encontrado su lugar en el mundo. Hace tres meses, Mineros de Zacatecas quiso llevárselo, pero él eligió quedarse para pelear por otro ascenso.

      “Esto fue muy rápido. Es una locura lo que está pasando aquí. Hay mucha presión”, había dicho la semana pasada sobre el arribo de Maradona. El lunes, el diez pudo descargar esa presión con tres goles y se ganó los aplausos y el reconocimiento del Diez. El otro. El verdadero.