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      El crimen del barra de Boca: creen que fue un mensaje mafioso

      Al Oso Pereyra lo mataron en su casa. Peleado con Di Zeo, hacía trabajos para cuevas y tenía vinculos en La Salada y con sindicalistas. 

      El crimen del barra de Boca: creen que fue un mensaje mafiosoOtros tiempos: El Oso Pereyra y Rafa Di Zeo juntos.
      Redacción Clarín

      Los investigadores del homicidio de Gustavo Amadeo "El Oso" Pereyra, el barra de Boca al que mataron de 7 balazos, sospechan que el crimen fue para mandarle un mensaje a alguien. ¿A quién? Esa es la pregunta que intentan develar mientras buscan al asesino.


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      Tenía múltiples actividades Pereyra (49 años). Era integrante del sector disidente de La Doce, el grupo que lidera el para-avalanchas en la Bombonera: estaba enfrentado a Rafael Di Zeo. También se "ganaba la vida" como cobrador de cuevas financieras, aunque "en blanco" figuró contratado por la "empresa de seguridad privada La Plata". Estuvo vinculado a los negocios turbios en la feria de La Salada. Fue custodio de sindicalistas (del gremio de los panaderos y de la carne). Y además acompañó "por amistad" a Rodrigo La Hiena Barrios, cuando el ex boxeador tuvo que declarar por un homicidio que lo llevó a la cárcel.

      Rafa Di Zeo y El Oso Pereyra, en Tribunales. (Foto: DYN/Ricardo Abad).Rafa Di Zeo y El Oso Pereyra, en Tribunales. (Foto: DYN/Ricardo Abad).

       ¿Por qué lo mataron? Los investigadores intentan determinar ahora si "ese mensaje mafioso" fue en el marco de un "ajuste de cuentas" o por su relación conflictiva dentro de la barra brava xeneize. Aunque la manera en la que lo asesinaron dice y mucho: todos los disparos impactaron en sus piernas. Es más, según las fuentes judiciales, la víctima vio a su homicida a los ojos, hablaron dos minutos y, de pronto, le cerró la puerta del departamento en la cara. Después de eso ocurrió la ráfaga de tiros. En las escena del crimen encontraron nueve vainas servidas.

      Todo ocurrió cinco minutos antes de la medianoche cuando una llamada al 911 movilizó a una comisión policial hasta el domicilio donde "El Oso" vivía con su mamá, Elva Lucía Pérez, de unos 80 años, ubicado en la manzana 33, edificio D6, del Barrio Don Orione, en Claypole. La madre de Pereyra les contó a los investigadores que el asesino, un hombre al que describió como "calvo, con poco pelo en los costados, gordo y panzón, y de unos 40/45 años", llegó hasta su casa preguntando por su hijo, que estaba en el living.

      Según los dichos de Elva, ella se retiró a la cocina y los dejó a ambos hablando en el umbral. Segundos después, escuchó que la puerta de entrada se cerraba y luego varias detonaciones de arma de fuego. Cuando fue a ver, encontró a su hijo tirado en el piso en medio de un charco de sangre. 

      Las fuentes explicaron que "el asesino se encontró con Pereyra, con quien mantuvo un breve diálogo hasta que algo pasó y la víctima le cerró la puerta en la cara, y entonces fue que le disparó". Todos los balazos atravesaron la puerta e impactaron en sus piernas y, si bien lo trasladaron con vida al Hospital Arturo Oñativia, de Rafael Calzada, falleció por la madrugada.

      Mientras se cree que el asesino se fue del lugar muy tranquilo -en función de los informado por las fuentes- hay una vecina que le dijo a la policía que no fue uno sino "tres masculinos (sic) armados" los que le dispararon a Pereyra.

      En la escena del crimen, los investigadores recogieron nueve vainas servidas calibre .9 milímetros. La causa quedó en manos de la fiscalía 3 de Lomas de Zamora, a cargo de Gerardo Loureiro, quien espera el resultado de la autopsia y la declaración de la mamá de la víctima y de varios testigos para las próximas horas. También solicitó que se pidan los registros de las cámaras de seguridad municipales y privadas de la zona.


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      Un enemigo de peso

      Una década de amistad y poder en la barra compartieron Pereyra y Rafael Di Zeo al frente de La Doce, desde 1997 hasta 2007. Corría marzo de ese año cuando El Oso y Fernando (hermano mayor de Rafa) cayeron presos en la Superintendencia de Investigaciones Federales de la Policía, en Villa Lugano, condenados a cumplir una pena de tres años y seis meses por "coacción agravada por el uso de arma" tras el salvaje ataque a hinchas de Chacarita, en la Bombonera, en 1999. 

      Una semana después, y luego de pasar 20 días prófugo, se entregó Rafa, junto con Fabián "Topadora" Kruger y Diego Rodríguez, otros de sus lugartenientes en La Doce. De Lugano fueron a parar al penal de Ezeiza en un "pabellón especial" privilegio conseguido por su condición de barras. En el interín, Pereyra y Di Zeo se pelearon y éste último "ordenó" que al Oso lo pasaran al pabellón común. Ambos (Di Zeo y Pereyra) salieron de la cárcel "enfrentados" a principios de 2011.

      La pelea Di Zeo-Pereyra no tuvo retorno. El Oso se unióó primero con Mauro Martín y Fido Debaux, pero cuando Di Zeo retomó el control de la barra, en 2013, Martín se unió a Rafa y Pereyra se quedó con Debaux. Los cuatro tienen prohibición de concurrencia a la Bombonera. Pero van igual y se quedan en los alrededores. Rafa, en Casa Amarilla mientras en los para-avalanchas se ubican su hermano Fernando y Gabriel Martin, el hermano de Mauro. Al grupo de Pereyra se lo divisa en la tribuna de enfrente, la que da a espalda del Riachuelo, con banderas que también dicen "La Doce".

      De hecho, en el partido Boca-Chacarita (por la quinta fecha de la Superliga) disputado en la Bombonera, Pereyra armó una caravana con 20 micros. También su gente había estado en Argentina-Perú, por las Eliminatorias. Aunque en otro encuentro de Boca, Di Zeo consiguió "parar" a los seguidores del Oso contando con la colaboración policial.

      Las entradas, por supuesto, eran facilitadas por alguien "de adentro" de Boca. Y todos los martes a la noche, El Oso iba a jugar a la pelota a la Villa Borges, en la zona norte del conurbano bonaerense, para tratar de reclutar gente y armar su grupo propio. Su ambición era "pelearle" el lugar a Rafa y los suyos en una interna que ya venía recalentándose. No lo podrá hacer.