Julio Falcioni cuenta cómo se enteraba de las aventuras nocturnas de Brian Sarmiento

Tiene fama de tipo duro, Julio Falcioni. Sin embargo, en la intimidad, resulta divertido. Híper relajado. ¿Cómo era el vestuario en Banfield con Brian Sarmiento, ese futbolista tan especial, siempre activo en las redes sociales? También en la charla con Clarín surgió ese tema. Y el Emperador, a pura sonrisa, lo abordó.

-Julio, quien no te conoce tal vez tiene de vos la imagen de un tipo duro. ¿Cómo sos con los jugadores en el día a día?

-A veces soy duro y a veces no. A veces sí hay que pegar un grito.

-¿Cómo manejabas a Brian Sarmiento? ¿Te volvió loco?

-Nooo, ja ja ja. Es un buen chico. Cuando llegamos al club, el primer o segundo día, Brian me pidió charlar, vino a mi oficina y hablamos. Me dijo que estaba preocupado porque creía que conmigo no iba a jugar nunca. Ya le habíamos tomado las medidas antropométricas y le habíamos hecho todos los estudios. Le dije que tenía que bajar unos cuantos kilos, que no iba jugar hasta que no lo hiciera y que una vez que estuviera bien podía tener la chance de estar. Le expliqué que yo pongo al que está mejor. Hablamos un poquito de su pasado, de todos los clubes por los que había transitado. Así empezó todo. Jugó bien, fue titular.

-La exposición de Sarmiento en las redes sociales a veces es exagerada. ¿Cómo te caía y cómo la manejabas hacia dentro?

-En el peor momento, cuando los jugadores se iban y nadie cobraba, lo de Brian era risueño y tenía un buen rebote. Y cuando algo no nos gustaba se lo decíamos para que no afectara la intimidad del grupo.

-¿Sarmiento te hacía reír o enojar?

-Ja ja ja. Brian a veces se volvía loco porque, cuando llegaba al entrenamiento, yo le decía 'anoche estuviste acá, anoche estuviste allá'... No entendía cómo sabía todos los lugares adonde iba. No lo podía creer ja ja ja.

-¿Y cómo te enterabas?

-Gente amiga siempre te cuenta. Eso también es lo bueno de tener muchos años en el fútbol. Siempre alguien te llama y te dice: “Che, tu jugador está acá”. Pasó siempre. Imaginate ahora.