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      Manu Ginóbili, al Salón de la Fama: el chico que venció al destino y el hombre que se convirtió en leyenda

      Tuvo un inicio difícil. Los títulos estaban lejos, tenía problemas de estatura y le tocó descender. Leo Gutiérrez repasa con Clarín la carrera del bahiense y analiza por qué se convirtió en el mejor de la historia.

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      Manu Ginóbili, al Salón de la Fama: el chico que venció al destino y el hombre que se convirtió en leyendaManu en Andino de La Rioja. Foto: Liga Nacional.

      Este sábado, Manu Ginóbili ingresará formalmente al Salón de la Fama de la NBA. Al bahiense lo recibirá uno de sus grandes ex compañeros y amigos, Tim Duncan, con quien ganó cuatro anillos en San Antonio Spurs. Será el primer argentino en recibir este reconocimiento y el tercer jugador latinoamericano, los otros dos fueron los brasileños Oscar Schmidt y Ubiratan Pereira.

      La historia del ex escolta es particular. Manu le ganó la pulseada al destino. Porque a base de esfuerzo y sacrificio, el hermano menor de la dinastía Ginóbili logró ser aquello para lo que no estaba predestinado.

      Así, su nombre quedará grabado en el prestigioso Naismith Memorial Basketball Hall of Fame de Springfield, Massachusetts, junto a las grandes leyendas del básquetbol. Pero para tener su lugar entre los mejores, el argentino tuvo que sortear muchos obstáculos. Fue antes de jugar 16 temporadas seguidas en la mejor liga del mundo.

      Manu Ginóbili, en sus inicios en Bahiense del Norte.Manu Ginóbili, en sus inicios en Bahiense del Norte.

      Manu siempre soñó con dedicarse a este deporte. El mismo que jugaba su papá y sus hermanos. Desde que comenzó a picar la pelota en Bahiense del Norte el deseo de mejorar estuvo a la orden del día. Y la comparación también.

      De la NBA solo tenía algunos posters de sus jugadores favoritos pegados en la habitación. Pensar en jugar ahí era imposible o, al menos, lejano.

      En el libro "Manu, el héroe" del periodista Diego Morini, Oscar Huevo Sánchez explica que con cinco años ya entrenaba esquivando sillas en la cocina de su casa con unos lentes especiales que no le permitían mirar el balón y, además, utilizaba unos guantes que lo obligaban a usar las yemas de los dedos para lanzar. 

      Manu Ginóbili en Estudiantes de Bahía Blanca. Foto: Twitter.Manu Ginóbili en Estudiantes de Bahía Blanca. Foto: Twitter.

      El deseo de mejorarse lo llevó a practicar en su casa y en el club, fuera de los horarios de entrenamiento. La obsesión comenzó a decantarse luego por otro lado. Y empezó a pelear contra la naturaleza.

      Ginóbili quería crecer más de lo que su cuerpo lo hacía. Empezó a medir su altura sistemáticamente realizando rayas en una pared de la cocina y controlando cuántos centímetros crecía. No daba nada por sentado. Todo detalle formaba parte de la obsesión por ser mejor basquetbolista.

      La primera caída de Manu

      Una de sus primeras decepciones fue quedar fuera del seleccionado bahiense para competir en el Campeonato Provincial de Cadetes (categoría que hoy se conoce como U17). El joven Manu tenía 15 años y vivía el básquet con pasión. Mientras sus dos hermanos mayores, Leandro y Sebastián, superaban el metro ochenta y daban sus primeros pasos en Liga Nacional, él era flaquito y más petiso que sus compañeros.

      Guillermo López y Néstor Ortíz le comunicaron que no iba a estar en el plantel por su físico y acumuló su gran desilusión. Por entonces medía 1,76 metros y pesaba poco más de 50 kilos.

      No ganaba títulos, era más flaco y petiso que el resto. Y, para colmo, tenía una competencia inesperada. Juan Ignacio Sánchez se unió a Bahiense del Norte cuando cumplió los doce años y fue compañero de Manu. “Pepe ya era distinto. Creo no haber visto nunca a un chico de diez años picar la pelota como él. Tuvimos millones de peleas, no la largaba jamás”, le confesó Ginóbili a la revista El Gráfico.

      Scola, Nocioni, Ginóbili, Gutiérrez, Delfino, Montecchia y Sconochini festejan el oro en Atenas 2004.Scola, Nocioni, Ginóbili, Gutiérrez, Delfino, Montecchia y Sconochini festejan el oro en Atenas 2004.

      En diálogo con Clarín, Leo Gutiérrez, ex ala-pivot de la Selección argentina y uno de los miembros fundadores de la Generación Dorada, reconoce una de las capacidades que distinguieron al bahiense a lo largo de toda su carrera: "Lo fundamental para que Manu haga el despegue fue su mentalidad, perseverancia y las ganas de superarse día a día". 

      En su cabeza siempre estuvo el tema de la altura. Pegar el estirón era fundamental para triunfar en el básquet. Y el bahiense hacía cualquier cosa para lograrlo, desde colgarse de los pasamanos hasta saltar en cada esquina para llegar un poquito más alto. Recurrió a un pediatra, Carlos Fernández Campaña, que le realizó un estudio de proyección de estatura. El resultado dio alrededor de 1,85 metros y no le gustó para nada.

      "Su camino al principio ha sido duro, no ha sido fácil ni todo color de rosas", reconoció Gutiérrez, hombre récord de la Liga Nacional y mentor de Facu Campazzo. Y agregó: "Llegado su momento tuvo la explosión física que tuvo y la altura necesaria para llegar a ser un jugador de una buena estatura para jugar a nivel internacional".

      El descenso con Bahiense

      A los 16 años vivió otra gran decepción. Había debutado en la Primera con Bahiense del Norte y tras una temporada en la que el equipo anduvo mal, debieron afrontar una promoción para evitar el descenso a la segunda local. El rival fue Puerto Comercial de Ingeniero White.

      Terminaron perdiendo la serie por 2-1 contra un conjunto que ostentaba experiencia y veteranía. “Para mí fue una vergüenza. No había ganado nunca un título, nada, en ninguna de las categorías. La mayoría de los chicos habían sido campeones de algo. Yo nunca. Y encima, me iba al descenso mientras mis hermanos ya jugaban en la Liga Nacional", dijo Manu.

      "Creo que se habrá frustrado al principio pero el tiempo lo puso donde lo tenía que poner con mucho sacrificio, entrenamiento, mentalidad ganadora y ganas de crecer lo llevaron a convertirse en el mejor jugador argentino de básquet", reflexionó el actual entrenador de Club Ciclista Olímpico.

      Al poco tiempo Huevo Sánchez llevó a Ginóbili al Club Andino de La Rioja para dar sus primeros pasos en la máxima categoría del básquetbol argentino. Debutó en Liga Nacional frente a Peñarol de Mar del Plata el 29 de septiembre de 1995, con 18 años, y una desacertada frase del comentarista de la TV resumió la evidente diferencia física: “Yo creo que… no sé si está Ginóbili para la Liga”.

      La intervención, claro, quedó desmentida con el tiempo. Esa noche Manu marcó 9 puntos (3 triples de 7 intentos) en apenas 13 minutos y luego fue nombrado el mejor debutante de la Liga Nacional esa temporada. Al año siguiente volvió a su ciudad para jugar dos temporadas en Estudiantes de Bahía Blanca.

      "Con Manu entrenamos por primera vez para la previa del Mundial U22 y pintaba para ser un gran jugador de básquet. Tenía el talento necesario para ser un gran jugador", rememora Gutiérrez.

      El cordobés, que se colgó la medalla dorada en Atenas 2004, el bronce en Beijing 2008 y la plata en Indianápolis 2002, sabe que "ninguno imaginó la magnitud de la explosión que iba a tener Manu".

      "Después se convirtió en la estrella que fue en Europa, en la NBA y el gran referente de la Selección Argentina. Obviamente que tenía su talento y sus cosas. Pero por mucho tiempo en esos equipos juveniles él venía de atrás. Estaba Lucas Victoriano, el Toro Palladino, Pepe Sánchez, que jugaban un poco antes que él", afirma.

      "Se fue superando día a día y convirtiéndose en lo que fue: el mejor jugador de todos los tiempos", finaliza Gutiérrez, que en la Selección Argentina jugó 133 partidos y anotó 958 puntos.

      Lo dicho, Manu dio el salto a Italia y luego a la NBA donde disputó 16 temporadas con la camiseta de San Antonio y ganó cuatro anillos. Fue parte de dos All Star Games y fue nombrado el Mejor Sexto Hombre de la NBA. Los Spurs decidieron retirar la camiseta número 20 en honor a su trayectoria. Lo que faltaba para coronar su historia se dará este sábado: el ingreso al Salón de la Fama de la NBA.


      Sobre la firma

      Gastón Sánchez

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