Naoya Inoue, “el Monstruo” japonés que está por hacer historia en el boxeo pero es ninguneado en Las Vegas

Mil seiscientos sesenta y tres días le demandó a Naoya Inoue reunir los cuatro cinturones de peso gallo. El invicto noqueador japonés, considerado por muchos el mejor boxeador libra por libra de la actualidad, puede repetir la proeza en la división supergallo en apenas 154 días.

Para ello, deberá derrotar el martes al filipino Marlon Tapales en un pleito de unificación que se llevará a cabo en el Ariake Arena de Tokio. La velada será transmitida por ESPN 2 desde las 5, aunque la atracción principal comenzará después de las 8.

Una potencia extraordinaria para su talla (noqueó a 22 de sus 25 adversarios), una precisión quirúrgica, velocidad de manos, buen juego de pies, variedad de golpes y excelentes fundamentos técnicos han convertido a Inoue, a los 30 años, en una superestrella en su país y en un berretín para los especialistas.

Si entre los no iniciados no tiene el reconocimiento del mexicano Saúl Canelo Álvarez o el británico Tyson Fury es porque pertenece al universo de las categorías chicas, siempre menos taquilleras, y porque edificó su notable carrera sin necesidad de hacer base en Estados Unidos o el Reino Unido (aunque combatió y ganó en ambos territorios).

El Monstruo, nacido en Zama y radicado en Yokohama, inició su camino en las grandes ligas hace casi una década, en abril de 2014, cuando conquistó el título minimosca del Consejo Mundial de Boxeo noqueando al mexicano Adrián Hernández. Ese mismo año se apuntó el cetro de los supermoscas de la Organización Mundial de Boxeo, que obtuvo propinándole una tunda inclemente al chubutense Omar Narváez, quien visitó el tapiz cuatro veces en menos de seis minutos de tortuosa acción.

Después de siete defensas, el nipón saltó a las 118 libras y en su primera experiencia obtuvo la faja de la Asociación Mundial de Boxeo, que le arrebató al inglés Jamie McDonnell el 25 de mayo de 2018. Con paciencia, barrió la categoría superando a adversarios exigentes como el dominicano Juan Carlos Payano, el puertorriqueño Emmanuel Rodríguez, el australiano Jason Moloney y el legendario filipino Nonito Donaire (dos veces). Recién pudo completar la labor de unificación el 13 de diciembre del año pasado, cuando noqueó al británico Paul Butler y juntó los cuatro cinturones.

Ya sin retos en la división gallo, trepó este año a las 122 libras para repetir el logro. Esta vez, los planetas se alinearon para que la tarea pueda ser mucho más expeditiva. El 25 de julio, Inoue despachó en ocho asaltos al estadounidense Stephen Fulton, el mejor supergallo de esos días, y le quitó los títulos del CMB y la OMB. Los dos que le faltan están en manos del hombre con quien medirá fuerzas el martes.

Para el zurdo Tapales, quien nació en Tubod y vive en Kapatagan, pero desde 2019 tiene su centro de operaciones en Las Vegas, esta pelea, su quinta en territorio japonés (salió victorioso en las cuatro anteriores), representa la oportunidad de cerrar con broche de oro un año de ensueño. Eso sí: la misión será complicadísima y así lo muestran las apuestas, que favorecen holgadamente a su rival.

La Pesadilla, de 31 años, fue campeón gallo de la OMB entre julio de 2016 y abril de 2017 (cedió la corona al no poder dar el peso antes de su primera defensa ante el nipón Shohei Omori), tiene un récord de 37 victorias (19 antes del límite) y 3 derrotas, y solo sufrió un traspié en la última década: fue noqueado por el nipón Ryosuke Iwasa en diciembre de 2019 en un pleito en el que estaba en juego el título interino supergallo de la Federación Internacional de Boxeo.

Tapales ya experimentó el deleite de subir a un cuadrilátero con todos los pronósticos en contra y terminar con el brazo en alto. El 8 de abril de este año en el Boeing Center at Tech Port de San Antonio (Texas), el filipino dio uno de los batacazos del año: se apropió de los títulos de las 122 libras de la AMB y la FIB al batir por puntos y en una decisión dividida y discutida al uzbeko Murodjon Akhmadaliev, un púgil de gran experiencia amateur e invicto hasta esa noche en el campo rentado. Esa victoria es la que le abrió la puerta para el desafío gigantesco de este martes.

“Sé que Inoue es un boxeador excelente, con un alto coeficiente intelectual, y puede que sea el favorito. Pero yo me entrené muy duro, estoy en muy buena forma y creo que soy capaz de hacerle daño”, se ilusionó el filipino tras aterrizar en Japón. Y pronosticó que el pleito no llegará a la extensión máxima pactada: “Lo más probable es que alguien caiga. Será él o yo”.

Inoue, un caballero sobre el ensogado y también debajo, evitó los fuegos artificiales verbales en la antesala de un compromiso que, para él, puede ser histórico. “Estoy más motivado que antes. Estuve entrenándome con la premisa de que me enfrentaré a un boxeador polivalente y experto. Me puse en mejores condiciones que para el combate contra (Stephen) Fulton. Sé que Tapales quiere dar la sorpresa, así que tendré cuidado”, sostuvo.

Si el local gana, se convertirá en el segundo hombre que unifica los cuatro cinturones en dos divisiones: el primero fue Terence Crawford, quien lo hizo en las categorías superligero y wélter (entre las mujeres, lo lograron Katie Taylor -ligero y superligero- y Claressa Shields -mediano y supermediano-). En cambio, si triunfa Tapales, se transformará en el primer campeón indiscutido filipino en la era de los cuatro organismos rectores del pugilismo mundial.