Messi brilló con un gol y una asistencia en el regreso al triunfo del PSG

París ya no es la ciudad del amor para Lionel Messi; al menos cuando pisa el Parque de los Príncipes y recibe los silbidos de los ultras del París Saint-Germain. Pasó el 19 de marzo, en el 0-2 con Rennes, y el pasado 2 de abril, en la caída 1-0 con Lyon. Pero Lionel Messi puede hacer de cualquier ciudad una del amor. Lo logró en Barcelona, donde además es una deidad que quieren recuperar, y lo hizo este sábado a casi 1.000 kilómetros de la capital francesa. En Niza, Leo se reencontró con el gol y su equipo -al menos hasta el 30 de junio-, con la victoria por la fecha 30 de la Ligue 1.

No le sobra nada al líder de la Ligue 1. Nada convincente, con una victoria basada en un inicio de partido dominador, con el oportuno gol de Messi, con el tranquilizador tanto de Sergio Ramos en el complemento y sostenido, sobre todo, por las intervenciones de un arquero siempre bajo la duda como Gianluigi Donnarumma, pero irrebatible e indispensable, sumó tres puntos tan necesarios para aguantar con calma tensa la primera posición que le ha pertenecido desde el principio, pero que, de pronto, parece incierta, por la amenaza del Lens, a seis puntos.

Lo que tiene el PSG es un jugador que extrañará en el futuro si se concreta su salida. Messi dio otra muestra -aunque ya no haga falta- de que es un goleador intacto. No importa cuánto tiempo lleve sin convertir (en el PSG su último tanto había sido el 4 de marzo contra Nantes) ni que el 24 de junio ya cumpla 36 años. Leo no solo convierte; también suma récords: esta vez fue el gol 702 que lo convirtió en el jugador con más goles marcados a nivel clubes en Europa, superando el récord de 701 de Cristiano Ronaldo, actualmente en el fútbol de Arabia Saudita.

A eso hay que sumarle su exquisita definición. El segundo jugador que más remata al arco en la Ligue 1, según las estadísticas después de Kylian Mbappé -quien en Niza tuvo un flojo rendimiento-, marcó en su tercera chance, a los 26 minutos. Niza no pudo controlar las subidas de Nuno Mendes por izquierda y el portugués, tras intentar encontrar al Siete Bravo francés, puso el centro al área para la zurda de Leo. Su definición de primera frente a cinco jugadores que solo lo miraban se sumará, seguramente, a cientas que ya aparecen en Google cuando alguien busca “Messi rodeado por rivales”.

No se puede obviar tampoco la precisión en sus toques para hacer jugar al equipo. El autor del gol 100 de la temporada para PSG fue una llave que el equipo usó para salir cuando el rival forzaba las múltiples atajadas del italiano Donnarumma -de brillante actuación- y la fortuna evitaba que la totalidad de la pelota se metiera al arco en un cabezazo de Dante a los 5 minutos del complemento.

Pese al bullicio que generan los silbidos que recibe en París, su renovación (o no) y su destino en Barcelona, en París o en Miami, el argentino contestó con lo más definitivo de todo en el fútbol:el gol y la asistencia. Porque también fue a través de su botín zurdo que llegó el centro a la cabeza de Sergio Ramos para el 2-0, a los 31, en el peor momento del conjunto dirigido por Christophe Galtier.

Y también está esa generosidad que exhibió en el Allianz Riviera quien tiene diecinueve tantos y diecisiete asistencias este año en el PSG para cederle el gol a Mbappé en el tiempo adicionado, ante un arco sin la presencia de Kasper Schmeichel pero que el francés remató desviado.

En seis días, el mejor jugador del mundo volverá a París, donde los hinchas ya están cansados del enredo constante que es el PSG, en el que todo parece un lío. Quizás su gol y su juego para asegurar este triunfo ante un rival que acumulaba un invicto de 14 partidos (12 en la Ligue 1) sea la excusa perfecta para una reconciliación. Sobre todo porque enfrente estará Lens, el equipo que puede amenazar la conquista del torneo doméstico, el máximo objetivo de los parisinos tras una nueva (y dolorosa) eliminación de la Champions League que todavía resuena en el Parque de los Príncipes.