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      El mariscal tiene quien lo siga en su cruzada contra la violencia racial

      La protesta iniciada por el jugador de la NFL Colin Kaepernick ante la violencia racial cobra cada vez más fuerza.

      El mariscal tiene quien lo siga en su cruzada contra la violencia racialNo está solo. Kaepernik (centro), con Eli Harold (izquierda) y Eric Reid (derecha), en la protesta. (EFE)

      El deporte siempre ha sido un escenario en el que la política jugó sus partidos. También, sin embargo, ha sido plataforma para que los propios deportistas mostraran aquellas banderas en las que creen, no sin levantar polvareda, por supuesto. Los medallistas olímpicos de Estados Unidos en los 200 metros de los Juegos de 1968, Tommie Smith y John Carlos, inmortalizaron su saludo al subir al podio -fueron medalla de oro y bronce-, agachar sus cabezas y levantar el puño. Fue su Black Power Salute (Saludo del Poder Negro), utilizado para solidarizarse con los militantes de los derechos civiles que vivían momentos de congoja ante la violenta escalada de la segregación racial en Norteamérica.


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      Desde aquel icónico gesto, muchas otras protestas se han sucedido y en muchas de ellas los deportistas de aquel país han vuelto a ser protagonistas. Hace unos años, los jugadores de básquet de Miami Heat se mostraron con la capucha de su campera puesta tras el asesinato de un joven de Florida, que vestía de ese modo cuando fue baleado por un vigilador barrial porque -a su exclusivo juicio- el muchacho tenía “actitud sospechosa”. En 2004, Carlos Delgado, jugador de los Toronto Blue Jays de la MLB de béisbol, se sentó durante el himno estadounidense: estaba en desacuerdo con la decisión del gobierno de invadir Irak y Afganistán. Por estos días, otro afroamericano se erigió como un líder de protesta desde el ambiente deportivo. Su nombre es Colin Kaepernick y juega como mariscal de campo en los San Francisco 49ers. En una era en que las telecomunicaciones -sin llegar a su techo- permiten la difusión masiva de hasta el más pequeño suceso en cualquier recóndito país del mundo, el impacto Kaepernick en la NFL ha sido gigantesco.


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      Después de que, en julio pasado, dos jóvenes afroamericanos murieran en confusas circunstancias a manos de la policía, aunque estaban desarmados, la gente de la comunidad negra se hartó. Según un estudio publicado por The Guardian, los negros tienen nueve veces más chances de morir a manos de la policía que el resto. En este contexto, los asesinatos de los dos chicos en 48 horas desembocaron en una escalada de violencia que terminó con cinco policías muertos en una protesta en Dallas.


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      Al mes siguiente, Kaepernick llamó la atención por primera vez al no ponerse de pie durante el himno estadounidense antes de un encuentro ante Green Bay. “No voy a pararme para mostrar orgullo por la bandera de un país que oprime a la gente negra. Esto es más grande que el fútbol americano. Hay gente muerta en la calle y gente que se escapa con asesinatos a cuestas”, explicó el mariscal de los 49ers entonces. Agachado y con una rodilla en el piso, el gesto de Kaepernick se repitió en los partidos siguientes y la bola fue ya imposible de detener. Lo siguió su compañero Eric Reid y otros jugadores de los Miami Dolphins. Incluso la jugadora de fútbol Megan Rapinoe copió el gesto a principios de septiembre.

      Otras opiniones no se hicieron esperar. El recientemente nombrado como miembro del Salón de la Fama de la NBA, Shaquille O’Neal (cuyo padre fue militar), por ejemplo, se distanció del jugador de fútbol americano. “Cada cual en lo suyo, pero yo nunca haría algo así”. Sin embargo, una pila de estrellas actuales de la NBA, como LeBron James, Stephen Curry y Kevin Durant apoyaron a Kaepernick, aunque no se hayan manifestado a favor de realizar la protesta ellos mismos. Victor Oladipo, reciente refuerzo de Oklahoma, aseguró: “Sin dudas, estoy seguro de que veremos algo así en nuestra liga”. ¿Será el caso de Iman Shumpert? El miembro de los Cleveland Cavaliers, actuales campeones, publicó una canción en la que resalta la frase “más vale que creas que me arrodillaré en el himno”.

      En un intento por acercar posiciones, hace dos semanas el basquetbolista Dwyane Wade (campeón de la NBA con Miami y a quien le asesinaron una prima en agosto, aunque no en el contexto de los problemas raciales) organizó una bicicleteada para toda la comunidad de la que participaron oficiales de la policía y personas de todas las clases sociales. Pero la onda expansiva de las protestas de deportistas negros se convirtió en una bola imparable. Lejos de los millones de televidentes, equipos enteros universitarios y juveniles de distintas disciplinas han tomado la misma postura. Un equipo de fútbol americano formado por nenes de entre 11 y 12 años de Texas se arrodilló durante el himno, junto a su entrenador y con el apoyo de sus padres, y los chiquitos terminaron recibiendo amenazas de muerte.

      Hasta dónde llegará la protesta entre los deportistas es algo que está por verse. Colin Kaepernick tomó una postura, se jugó fuerte ante una sociedad sumamente nacionalista y defensora de sus símbolos patrios y dividió las aguas en el marco de la grieta racial que mermó con los años pero que jamás desapareció por completo.


      Sobre la firma

      Mauricio Codocea

      mcodocea@clarin.com

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