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      Del Potro Sin un plan B en el adiós

      La eliminación de Wimbledon llegó en los octavos de final ante el español Ferrer, que jugó en un muy buen nivel.

      Del Potro Sin un plan B en el adiósCLAIMA20120704_0035 Delpo. Juan Martín Del Potro anduvo por el piso y sin respuestas en el césped sagrado. Se fue en sets corridos. DYN
      Redacción Clarín

      Después de idas y vueltas, de una suspensión y de una postergación por la lluvia, Juan Martín Del Potro y David Ferrer pudieron, al fin y al cabo, jugar su partido de los octavos de final. Fue en la cancha central del All England y a techo cerrado, entonces, donde el español jugó un partido extraordinario y terminó ganando por 6-3, 6-2 y 6-3 en casi dos horas de juego. El 1 de Argentina no encontró variantes y se despidió del césped hasta los Juegos Olímpicos.

      Si faltaba una vuelta de tuerca tras la suspensión del lunes, apareció durante el peloteo previo al partido cuando comenzó a lloviznar a las 12.07. En ese momento la organización decidió cerrar el techo; curioso resultó que a las 11 había estado cerrado y media hora más tarde, abierto.

      En el arranque del partido el tandilense tuvo chances de quebrar el saque de su rival. Fueron cuatro en esos nueve minutos que duró el primer game. Nunca más volvería a contar con un break point. Un error propio y un smash, un winner de revés y un toque en la red fueron la respuesta de Ferrer para conservar su servicio y desarrollar un juego sin grietas.

      Es que Ferrer defendió como un león en todo el partido y no sólo corrió hasta el último centímetro posible; también le agregó un muy buen saque durante toda la tarde. De esa manera fue desgastando al pupilo de Franco Davín, quien perdió la paciencia y así cometió errores fáciles. Ferrer jugó mucho con su drive invertido para luego definir al otro lado de la cancha. Y así logró un quiebre en el cuarto game.

      En ese set inicial el fisioterapeuta ingresó dos veces para atender al tenista argentino, quien en el 4-2 y 40-15 se cayó tras patinar. Por eso le vendaron la rodilla izquierda, la misma en la que tiene molestias desde el Masters 1000 de Madrid.

      En el segundo y tercer capítulos no hubo demasiados cambios. Ferrer quebró dos veces el servicio de Del Potro en el segundo y una vez en el tercero para ganar.

      Así se vio con claridad que el juego de Delpo, cuando no le funcionan el saque y la derecha, no hiere. No parece tener un Plan B. Incluso en sus intentos en la red no hizo pie. Y si a eso se le agrega que cuando se frustra baja el nivel de energía, se le hace más complicado superar a los primeros cinco del planeta. Le cuesta mucho vencer a los fuertes jugadores de arriba, aún con las chances de conseguirlo. Recursos son los que ayer le faltaron para, como en 2009, darles batalla y vencer a los grandes-grandes. Es decir, encontrar planes alternativos para no ser tan previsible: sus rivales ya lo conocen, y bien. Y Ferrer no era, a priori, un rival sencillo. Vale recordar alguna estadística del quinto del ranking como para avalar lo que hizo en la cancha. Porque el valenciano traía ocho triunfos consecutivos en el césped (con el título incluído en ‘s-Hertogenbosch) y un muy buen historial contra los argentinos en Grand Slams: nueve triunfos contra sólo dos derrotas. Y a su vez, en los choques personales contra Del Potro, contaba con la ventaja de estar 4-2 con la particularidad que le había ganado las dos últimas veces que jugaron y que sus triunfos habían sido sobre polvo de ladrillo, cemento y también pasto.

      Del Potro desperdició su oportunidad de convertirse en el tercer argentino en llegar a los cuartos de final del torneo, detrás de Guillermo Vilas (1975 y 1976) y David Nalbandian (2002 y 2005). También en el tercer argentino, al igual que el marplatense y el unquillense, en llegar a los cuartos de final de los cuatro Grand Slams, algo que consiguió su adversario. También podría haber subido del noveno al octavo lugar del ranking mundial el lunes. Pero, claro, nada de eso sucedió. Lo concreto es que Ferrer lo pasó por arriba. Y adiós Wimbledon para Del Potro.