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      Uruguay tuvo su minuto fatal y lo pagó con el empate

      Ortiz logró la igualdad que le permite a los paraguayos mantener una larga serie invicta.

      Uruguay tuvo su minuto fatal y lo pagó con el empateCLAIMA20111012_0054 PARA FESTEJAR. ORTIZ CONVIERTE EL GOL PARAGUAYO CUANDO SE TERMINABA EL PARTIDO. ASI LOS GUARANIES SALVARON UN LARGO INVICTO EN ASUNCION.
      Redacción Clarín

      Lo tenía Uruguay. Como en la fresca final de la Copa América, aunque con más angustia. Lo tenía porque Diego Forlán había marcado un gol histórico, el que no sólo deshacía el maleficio en Asunción; también, lo dejaba al frente del podio de los goleadores de la Selección Celeste. Lo tenía porque Paraguay no podía contra sus complejos. Hasta que llegó un córner que se pareció bastante a un milagro, un cabezazo que dejó solo a Richard Ortiz y un grito que sacudió la tierra colorada y condenó al campeón continenta l.

      Parecía que los Diegos uruguayos todo lo podían. Que el gol de Forlán y la resistencia de Lugano y Godín, los bravos centrales charrúas, le darían el segundo triunfo consecutivo a Uruguay, que ya había liquidado a Bolivia en Montevideo. Que por fin un equipo vestido de celeste iba a poder volver a casa victorioso, ya que había perdido los cinco partidos que jugó por Eliminatorias en Asunción. Pero Ortiz acabó con lo que se intuía una nueva fiesta del campeón. No resultó una revancha para esos paraguayos que perdieron 3 a 0 el 24 de julio en Núñez. Pero, al menos, rescataron un empate cuando apenas unos pocos segundos antes estaba consumada la derrota.

      Lo dejó venir Uruguay a Paraguay. Le entregó la pelota y apostó al contraataque. En el primer tiempo, en cambio, había controlado el juego. Sin inquietar en el área de Diego Barreto, es cierto. Pero se había mostrado más entero. Es que juega de memoria el equipo que conduce el Maestro Tabárez. Con dos líneas de cuatro compactas y dos delanteros de temer para cualquier defensa. Con proyección desde los laterales. Así y todo, el arquero guaraní casi no tuvo trabajo en ese lapso. A excepción de un cabezazo de Godín que terminó en sus manos, no se revolcó.

      Paraguay no podía recuperar la pelota y pocas veces se acercó a Muslera. Bajo esta coyuntura, los primeros cuarenta y cinco minutos fueron aburridos, carentes de emoción . La segunda parte tuvouna mayor cuota de ritmo y suspenso. Con una luz en la oscuridad de los paraguayos: una pared entre Nelson Haedo Valdez y Edgar Barreto. Ese encuentro ocurrió a los 15 minutos del segundo tiempo, cuando el atacante del Rubin Kazan ruso habilitó al volante del Palermo italiano. Barreto quedó bien perfilado, con metros por correr, cara a cara con Fernando Muslera. Pero su disparo bombeado se perdió a centímetros del palo derecho del arquero uruguayo. Fue la jugada más clara de Paraguay, que mejoró cuando decidió hacer valer su condición de local. Pareció tarde.

      Sobre todo, cuando Forlán empujó al arco desnudo una pelota que le entregó Luis Suárez, su compadre ofensivo, luego de una guapeada personal. Pero Paraguay no se dio por vencido ni aun vencido.

      Y fue por la igualdad. Sin claridad, es cierto. Aunque arrinconó a los uruguayos, que pecaron por retroceder demasiado. Lo pagaron caro, con ese gol de Ortiz. El que evitó la vergüenza guaraní.