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      Sopa de gemelos en la economía no convencional

      Sopa de gemelos en la economía no convencionalCLAIMA20120220_0140 Ilustración de Pablo Blasberg
      Redacción Clarín

      Ilustración de Pablo Blasberg


      ¿Existe el gen de la riqueza?¿Y el ADN de las buenas decisiones económicas?¿Será efectivo un tratamiento con células madres para corregir una compulsión a la bancarrota?
      Las dudas del párrafo anterior vienen a cuento de un campo hasta hace poco tiempo inhóspito de la teoría económica: el de la cruza de esta disciplina con la genética. Daniel Benjamin, de la Universidad de Cornell, lo bautizó “Genoeconomics”.


      “Es un terreno muy nuevo el que incorpora la información genética a la economía, pero el potencial es enorme”, contó esta semana Benjamin a Clarín.


      Una de las áreas más fértiles de las ‘genoeconomics’ es la de los estudios de economía que apelan a bases de datos de gemelos monocigóticos (idénticos). Analizar características económicas en gemelos sirve para aislar -o al menos reducir en forma considerable- el “ruido” o los sesgos estadísticos en estimaciones que, de otra forma, serían imposibles de realizar. Aquí van algunos ejemplos:


      ¿Casarse es bueno para el bolsillo? Muestras realizadas en distintos países llegaron a la conclusión inequívoca de que los casados ganan, en promedio, un “premium” de entre el 10% y el 50% del salario adicionales al año. Pero podría ser que la causalidad operara al revés: un alto salario funciona como una señal para atraer una pareja al matrimonio. O podría suceder que haya una variable común al hecho de casarse y tener un mejor empleo que escapó a los estudios de los economistas: ser más atractiva/o, relacionarse mejor, etc. En 2004, la American Economic Review publicó un paper de Kate Antonovics y Robert Town, titulado: “¿Todos los hombres que valen la pena están casados?”, para el cual se utilizó una base de gemelos nacidos en Minnesota, que permitió comparar individuos con un contexto familiar similar, iguales en aspecto y productividad parecida. Los gemelos casados ganaban, en promedio, más que los solteros.


      Algo similar sucede con el ingreso y los niveles de educación. “A fines de averiguar cuánto explica la educación la diferencia de ingresos entre dos personas, la discrepancia entre ambos sueldos habla tanto de las diferencias en educación como de las de cualquier otra cosa variable (edad, experiencia, inteligencia, etc.)”, cuenta el economista argentino Walter Sosa Escudero, quien realizó una investigación en Cornell sobre el retorno de la educación usando datos de gemelos. “Se trata de comparar ingresos de gente con educación diferente, pero lo más parecida en cualquier otro sentido”.


      Benjamin cita otra investigación reciente que lo sorprendió: se convocó a gemelos monocigóticos y a mellizos a completar en un laboratorio “juegos económicos” para medir, entre otras cosas, la aversión al riesgo o la propensión a confiar en los demás. Los gemelos idénticos mostraron indicadores muy parecidos entre sí, mucho más que los mellizos, lo que refuerza la hipótesis de que ciertas conductas económicas tienen una carga genética.