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      Sin acuerdo, el Presupuesto porteño se trataría recién en febrero

      Durante toda la jornada, negoció con la oposición una salida tras la frustrada sesión del miércoles. Pero ante la falta de consenso esta madrugada sólo se aprobó la Ley Tarifaria , que no prevé suba de impuestos.

      Redacción Clarín

      La Legislatura porteña aprobó esta madrugada la Ley Tarifaria y el Código Fiscal, que estipulan los impuestos que los porteños pagarán el año que viene y que no prevén aumentos. Pero en una decisión sin precedentes, la discusión sobre el Presupuesto, la norma que establece cómo se gastan los fondos públicos, se postergó para febrero.

      La Ley Tarifaria recibió el apoyo del PRO, la Coalición Cívica, los legisladores que responden a De Narváez y el independiente Raúl Fernández. Los kirchneristas e ibarristas no bajaron al recinto.

      La insólita demora en comenzar la sesión se debía a que el macrismo no había conseguido los votos que le faltaban para sancionar las leyes. De hecho, tras dos cuartos intermedios, la oposición seguía debatiendo qué hacer.

      Hacia la medianoche se barajaban dos posibilidades. La primera era que la oposición negara el apoyo, y por lo tanto la sesión se pasara entera para febrero. Otra chance era que un sector de la oposición al menos acompañara la sanción de la ley Tarifaria y el Código Fiscal, lo que finalmente ocurrió.

      Así, la Legislatura estaría marcando un precedente muy particular: por primera vez desde que la Ciudad sancionó su Constitución, en 1996, el año se termina sin que la Legislatura sancionara un Presupuesto por razones políticas. De esta manera, el Ejecutivo se verá obligado a comenzar 2011 sin esa ley fundamental.

      En cambio, al sancionarse la Tarifaria y el Código pero no el Presupuesto, la Ciudad mantiene la prórroga de Ingresos Brutos, que le permitiría recaudar unos $ 1.300 millones extras. Pero tampoco iba a poder encarar nuevos gastos en obras.

      ¿Por qué se produjo esta situación sin precedentes? Tiene que ver con cómo se deben votar las leyes. Para la Tributaria y el Código hacen falta 31 votos como mínimo. Para ello, PRO estimaba que a sus 24 votos les iba a sumar los de la Coalición Cívica, los dos legisladores alineados con Francisco de Narváez (son Daniel Amoroso y Mónica Lubertino) y otros diputados sueltos.

      Para acercarse, el oficialismo ya había tenido que ceder con varias cuestiones. Resignó su intención de aumentar el ABL, lo que le hubiera significado una recaudación extra de $ 300 millones. Además, introdujo modificaciones a la prórroga de Ingresos Brutos. Y aceptó pasar para el año que viene el endeudamiento por $ 2.000 y la toma de ganancias del Banco Ciudad por $ 374 millones.

      Pero el problema siempre fue el Presupuesto. Para esa ley alcanza con una mayoría simple. El PRO confiaba en lograrla con sus 24 votos, pero para ello necesitaba que al menos 13 legisladores se abstuvieran. El tema es que muchos diputados de la oposición iban a votar en contra. Por eso se optó por postergar esa discusión.

      Fue el mismo escenario que se dio el miércoles pasado, cuando comenzó la maratónica sesión que continuó ayer. La semana pasada PRO confiaba en que parte de la oposición se abstuviera, pero varios de los que lo iban a hacer cambiaron su voto durante la marcha hacia la negativa. Principalmente los cuatro legisladores del bloque del PJ, quienes recibieron presiones directas de la Casa Rosada para dejar sin Presupuesto al Gobierno de Mauricio Macri, en parte como represalia porque el macrismo no acompañó la sanción del Presupuesto nacional.

      Por eso, tanto Cristian Ritondo, presidente del bloque PRO, como Alvaro González, macrista y titular de la Comisión de Presupuesto, insistían con que habían aceptado todos los cambios exigidos por la Coalición Cívica, Proyecto Sur y otros legisladores, y que esperaban entonces que la oposición no dejara al Estado porteño sin las herramientas para gobernar.

      Pero en la oposición había posturas cruzadas. El kirchnerismo, el PJ, el ibarrismo, Marcelo Parrilli (del MST) y Gabriela Cerutti (cercana a Martín Sabatella) tenían una posición dura y se negaban a cualquier acuerdo. En parte por el Presupuesto, pero también porque el PJ y el Ibarrismo se ven afuera de otro acuerdo: el de los nombramientos del Consejo de la Magistratura que debe definir la Legislatura (ver Pelea por ...). Por eso, desde la tarde enviaban mensajes en los que acusaban a Elisa Carrió y a Pino Solanas de querer acordar con Mauricio Macri.

      En tanto, la Coalición, una parte de Proyecto Sur y otros legisladores continuaban con las conversaciones. El problema es que ningún espacio político quería quedar como el único que le diera a Macri los votos que necesitaba, todos buscaban que el otro pagara el costo, o al menos compartirlo.


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