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      Otra compra récord del BCRA para sostener el dólar en $3,94

      Embolsó US$ 244 millones. Ahora las reservas se acercan a US$ 50.000 millones.

      Redacción Clarín

      Con el Banco Central convertido en pagador de deudas del Estado y facilitador de préstamos al sector productivo, el camino de engordar a paso firme las reservas se convirtió casi en una obligación para el organismo que preside Mercedes Marcó del Pont. La cosecha récord de soja juega a favor de los planes oficiales. De ahí que ayer hayan concretado otra compra diaria récord: US$ 244 millones, que permiten redondear adquisiciones por casi 700 millones de dólares en la semana.


      En Economía y en el Central avisan que quieren llegar a los 50.000 millones de dólares a más tardar la semana que viene. Ya están cerca: ayer registraron US$ 49.470 millones.
      Hasta se escuchó decir que Néstor Kirchner –un obsesivo confeso por seguir de cerca tanto los números de las reservas como los de la recaudación estudia, fixture del Campeonato Mundial en mano, cuál sería el momento adecuado para salir a anunciar que las reservas superaron los 50 mil millones.


      No quiere que la noticia quede tapada por los resultados –por ahora positivos– que está obteniendo el seleccionado argentino en Sudáfrica.

      En el Central afirman que no están teniendo problemas para absorber o esterilizar los pesos que emiten para pagar los dólares

      que compran. “Los mecanismos de letras y notas del BCRA están funcionando bien, no hay una expansión desbocada del dinero en circulación”, señalan cerca de Marcó del Pont.
      En el sistema financiero lo que sí se está notando es una lenta recuperación del stock de depósitos, especialmente los del sector público (ver aparte).
      El récord histórico de reservas es, por ahora, de 50.517 millones de dólares y fue registrado el 27 de marzo de 2008, apenas dos semanas después del estallido de la crisis con el campo.


      A partir de ahí nunca más se pudo alcanzar dicha cifra. Es que con la pulseada por la Resolución 125, se motorizó la fuga de divisas, que creció cuando se agudizó, hacia setiembre de ese año, la crisis financiera global, que combinó la desaparición del banco de inversión Lehman Brothers con la estatización de las AFJP en la Argentina. La fuga se detuvo en la segunda mitad de 2009 y se reinició a principios de año, pero a un ritmo más calmo.