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      Sin histerias ni corridas, así fue el regreso a la normalidad

      Sin el caprichoso permiso de la AFIP, sin sus perros policía olfateando por el microcentro, sin la Traffic negra que Ricardo Echegaray ordenaba estacionar cada tanto en la esquina de Corrientes y San Martín. Sin gendarmes, sin operativos en las casas de cambio. Sin histerias, ni overshooting. Y sobre todo, sin un ministro de Economía ni una Presidenta que decían a cada rato que el cepo no existía.

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      Así fue el primer día sin cepo, después de cuatro años de un sistema que convirtió el sistema cambiario en un mercado corrupto y kafkiano. También, claro, se terminó de blanquear la devaluación que no quisieron reconocer ni ejecutar las anteriores autoridades. Que al final resultó del 27% según el precio del dólar oficial que informó el Banco Central. Quedará para la discusión si se trató o no de una mega devaluación. Por cierto, el dólar de ayer resultó más barato que el abanico de dólares que se observaban hasta el miércoles: el Contado con Liquidación y el dólar Bolsa. Y casi empatado con el dólar turista, que era de $ 13,23.

      Al final, la que se consideró el miércoles una audaz apuesta del Gobierno, y en particular del equipo económico, obtuvo resultados hasta ahora promisorios. Con tasas de referencia en pesos en torno al 38% y la normalización del mercado cambiario, el Gobierno parece tener el control de la pulseada financiera. Es lo que le debería permitir consolidar a su favor las expectativas del mercado.

      Pero es solo el primer paso. El índice de precios que informe mes a mes el INDEC (ahora sí, libre de sospechas) dirá si el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay tenía o no razón cuando decía que el traslado a precios de la devaluación sería moderado, dado que, a su entender, la mayoría de los precios de la economía ya estaban establecidos en función del dólar que se negociaba en el mercado bursátil, similar o incluso superior al precio oficial de ayer.

      Todavía resta conocerse tanto el programa monetario del Banco Central como el programa fiscal. Se sabe: emisión monetaria sin límite y gasto público sin límite llevaron a la economía a una situación de vulnerabilidad, que se refleja en un déficit fiscal que, ya lo dio a entender por gestos Prat-Gay en la conferencia de la UIA, supera largamente el 7% del PBI.

      Ahora se vienen la clásica pulseada dólar-tasa. El Banco Central enfrentará cada semana el test de la licitación de las letras. Las tasas altas garantizan cierta paz cambiaria pero son un obstáculo para el financiamiento que necesita la producción.

      El Gobierno dio un buen primer paso en el frente financiero, pero ahora viene el trabajo tal vez más duro y de más largo plazo. Revertir el estancamiento con inflación que caracterizó el segundo mandato presidencial de Cristina de Kirchner y su ministro de Economía, Axel Kicillof. Ambos hicieron de la negación de los problemas una constante.


      Sobre la firma

      Gustavo Bazzan

      gbazzan@clarin.com

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