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      Importaciones: una apertura necesaria para incrementar las exportaciones y obtener dólares

      • Con las desregulaciones anunciadas, el comercio exterior podría estar normalizado en el primer semestre de 2024.

      Importaciones: una apertura necesaria para incrementar las exportaciones y obtener dólaresLa Argentina es una de las economías más cerradas de la región.

      Un aspecto central de los anuncios gubernamentales es el relativo a la eliminación de obstáculos a las importaciones. El argentino es, desde hace años, un mercado extremadamente cerrado debido a las regulaciones obstructivas: este año somos el país con menor relación importaciones/PBI de todo el continente (menos de 15% del PBI).

      Esto afecta seriamente la capacidad productiva porque las importaciones se componen en 15% de bienes de capital (máquinas para la producción); 22% de piezas y partes para esos bienes de capital; 38% de insumos para la producción y 21% de energía (componente crítico de la economía). Sin importaciones no hay producción. Porque, además, limitar las importaciones desalienta inversiones y debilita las exportaciones: dice la OCDE que la Argentina y Arabia Saudita son los dos países con menor contenido importado en sus exportaciones, y ello reduce atributos en la oferta exterior.

      Las diversas decisiones liberadoras (como la supresión del régimen de SIRA y la prohibición a través de una norma jurídica de que las autoridades limiten cuantitativamente las compras externas) harán del trámite comercial algo solo dependiente de los propios actores comerciales. Aunque debe advertirse que ciertos costos no se han eliminado (permanece vigente el impuesto PAIS y no se reducen aranceles -que son de competencia del Mercosur-). Y ante las vulnerabilidades heredadas, se mantiene la obligación de acudir a dólares del Banco Central (que sigue fijando el precio de la divisa) para efectuar los pagos, sobre lo que se ha programado un cronograma de acceso a divisas para el pago de importaciones nuevas.

      Todo hace presumir que la Argentina deberá importar más (si lo hiciera en niveles similares al promedio latinoamericano, debería hacerlo en al menos un 50% más que hoy). Y que la reducción de trabas a las exportaciones permitirá obtener los dólares para ello, en un círculo virtuoso.Puede aspirarse a que la suma de la vigencia integral de todo lo anunciado permita un funcionamiento normalizado el comercio exterior para el segundo semestre de 2024.

      Si además se liberara el tipo de cambio y eliminaran costos tributarios mantenidos ante la emergencia, podría preverse alcanzar importaciones en niveles propios de una economía como la nuestra.Los temores a que más importaciones afectarán empresas locales son infundados: todos los países de la región importan mucho más que la Argentina y no lo padecen.

      Lo que hace vulnerables a las empresas locales son las inconsistencias macroeconómicas o las rigideces regulativas (como ocurrió a fines de los 90, cuando las importaciones relativas al producto bruto eran menores que en los primeros años de la década de los 2000, pese a que en aquella época dolían más por las vulnerabilidades locales).Las importaciones son necesarias. En todo el mundo equivalen al 30% del producto planetario. Porque el encadenamiento productivo global exige interacción.

      Sin importaciones no habrá recuperación.La reciente masiva presentación de propuestas y decisiones del gobierno del presidente Javier Milei modifica referencias públicas para toda la sociedad. Y, dentro de ella, fuertemente, en la economía. Y, aun en materia económica, en los actores vinculados a los negocios internacionales (en comercio, inversiones y finanzas suprafronterizas).

      En materia de negocios internacionales, ya el primer anuncio del plan de ajuste del ministro Luis Caputo avanzó en modificar una referencia básica: el tipo de cambio (aún fijo, pero más cercano a la cotización de mercado). También la creación de un instrumento para el pago de la deuda comercial que se había obligado a refinanciar -durante la administración gubernamental anterior- a los importadores y -a su vez- un cronograma para el acceso a dólares para el pago de importaciones a cursar en adelante.

      Luego, conocido el DNU desregulador, se supo que, desde su vigencia, la autoridad gubernamental “no podrá establecer prohibiciones o cupos a las exportaciones ni importaciones por motivos o fundamentos económicos”. Y, avanzando en una liberalización operativa, también se modifica el Código Aduanero incorporando un permiso para que las personas puedan gestionar el despacho y la destinación de mercadería y realizar operaciones de comercio exterior sin necesidad de inscribirse en ningún registro.

      La eliminación del régimen de las SIRA (muy obstructivo de importaciones) y la creación de un nuevo SEDI (con fines estadísticos) descongestionan los necesarios flujos importadores. Por su parte, en el proyecto de ley ómnibus se disponen algunas normas específicas con injerencia en los negocios internaciones como la liberalización internacional en materia energética. A su vez, hay otras esenciales y con alto impacto como las relativas a inversiones internacionales.Más allá de que hay aun otros varios anuncios (que por economía de texto no se enumeran, pero coinciden en el ideario liberal), un plano diferente de análisis se construye agregado dos aspectos adicionales.

      Por un lado, que hay decisiones que desde lo doméstico impactan en lo externo, como los propósitos de privatizaciones, las reformas (para lograr agilización) del régimen de transporte de cargas, la mayor flexibilidad en la ley de sociedades (que permitirá la radicación de empresas extranjeras), entre otras.Y, por el otro, debe considerarse el espíritu general: asistimos a un cambio de una filosofía intervencionista y regulacionista por un régimen que crea un marco regulativo liberal que favorece la acción autónoma de los actores económicos y que confiere a los contratos la condición de ser los nuevos grandes generadores del derecho.

      A lo referido puede completárselo con manifestaciones y procesos de política internacional iniciados, lo que produce gran impacto en la agenda económica exterior. Los anuncios conocidos no han contemplado referencias a Mercosur, un bloque que mantiene elevados aranceles externos y que carece de tratados comerciales significativos con terceros. Un nuevo ideario ha comenzado a plasmarse en medidas, proyectos, anuncios y acciones. La vorágine ha sorprendido, pero la orientación parece dirigirse a la supresión de las causas que han hecho de la Argentina el país con peor performance en la región durante el siglo XXI.


      Sobre la firma

      Marcelo Elizondo
      Marcelo Elizondo

      MBA (Master en Administración de Empresas) Universidad Politécnica de Madrid, especialista en negocios internacionales

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