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      La industria del software se prepara para dar otro salto a pesar de la crisis y el cepo

      La industria mueve US$ 4.000 millones al año, tiene pleno empleo y exporta cada vez más. Ante la falta de talento, algunas empresas ofrecen bonos en dólares.

      La industria del software se prepara para dar otro salto a pesar de la crisis y el cepoSe calcula que la industria del software emplea a 142.000 personas.

      “Nunca es fácil. En la Argentina estamos acostumbrados a coyunturas complicadas. Pero si lo comparo con otros países, convivir en coyunturas difíciles es un capital, un activo positivo”. La frase pertenece a Claudia Boeri, presidente para la región sur de SAP, la multinacional alemana de software, que en el país tiene 1.300 empleados enfocados en la atención de 2.000 clientes de toda envergadura.

      Boeri describe que el software, el corazón de los servicios basados en el conocimiento, transita un momento particular. Y que a pesar de la crisis económica y la incertidumbre electoral, las empresas mantienen sus planes para acelerar la digitalización.

      La industria del software está compuesta por unas 5.000 empresas (en su gran mayoría pymes) y 142.000 empleados. Es uno de los sectores estrella de la economía y que cada año no logra cubrir entre 5.000 y 10.000 puestos de trabajo por la escasez crónica de talento calificado. Aun así, el empleo creció 12,7% en 2021 y 6,8% en 2022. Aseguran que la suba podría ser más alta si hubiese más programadores, ingenieros, personal técnico y analistas de datos disponibles para contratar.

      El sector facturó el año pasado US$4.000 millones, de los cuales US$2.500 son por exportaciones, un récord. Las ventas al exterior crecen a pesar de la brecha cambiaria, que obliga a las empresas a liquidar divisas al tipo de cambio oficial. Sin embargo, “el valor hora de programación en dólares es más alto afuera que en el mercado interno”, aclara Pablo Díaz, director general del Grupo Hasar, una desarrolladora que tiene una plantilla de 400 empleados.

      El desarrollo de software en la Argentina corre con ventajas frente a otros mercados. Por un lado, el buen nivel de capacitación, la educación pública y gratuita, el manejo del inglés promedio y la ubicación geográfica, que permite prestar servicios desde el país a mercados estratégicos, como los Estados Unidos.

      Como contrapartida, las crónicas dificultades económicas impiden que la maquinaria vaya a mayor velocidad. “La Argentina tiene un enorme potencial, por el talento y el nivel educativo. Pero nos estamos comiendo la joya de la corona”, dice Gustavo Guaragna, CEO y fundador de Snoop Consulting. En este sentido, señala que uno de los obstáculos son “los cambios regulatorios, impositivos y económicos constantes”.

      En el país coexisten empresas nacionales e internacionales de diverso calibre. Compiten grandes consultoras globales (Accenture, IBM, Deloitte y Ernst &Young), unicornios (MercadoLibre, Globant, Tiendanube y Ualá), gigantes del software corporativo (Amazon Web Services, SAPy Oracle), desarrolladoras y prestadoras de servicio. Pero en su mayoría, más del 90%, son pymes y firmas de hasta 10 empleados.

      “El volumen de trabajo se mantiene, pero el principal desafío es atraer el talento”, explica Sebastián Ramaciotti, country manager de las filiales argentina y chilena de Neoris. El alto ejecutivo de la compañía mexicana coincide en que a pesar de la crisis, las inversiones en tecnología continúan, pero aclara que algunas empresas “están más cautelosas”. Ramaciotti cree que hay un reacomodamiento en la industria.

      La guerra global por el talento representa un desafío para las empresas locales. La demanda de software se disparó durante la pandemia, con el auge del eCommerce y los pagos electrónicos. Aunque el boom no terminó, el “fin del dinero fácil” generó una ola de despidos a nivel mundial. Según el portal Layoffs.fyi, en lo que va de 2023 hubo 210.269 despidos en el sector tecnológico. El año pasado, gigantes como Amazon,Facebook, Google y Twitter anunciaron ajustes en sus plantillas en todas sus filiales.

      Eso provocó un enfriamiento en la demanda de profesionales, lo que benefició a las empresas locales. Una encuesta realizada por el OPSSI(Observatorio Permanente de la Industria del Software y Servicios Informáticos) reveló que después de muchos años bajó el nivel de rotación. Es decir, de los profesionales que pasan de una empresa a otra. En 2021, el 40% de los trabajadores cambió de trabajo. Este año, el índice cayo al 31%. “La rotación hoy está en niveles de la prepandemia”, dice Blas Briceño, empresario y directivo de la CESSI.

      Hay dos ejes, hoy considerados tendencias, que usan las empresas para captar y retener personal. Una de ellas, subraya Díaz, del grupo Hasar, “es identificar la estructura clave dentro de la compañía para otorgar bonos en monedas duras”, para competir con los salarios dolarizados que ofrecen en el exterior.

      La segunda cuestión es privilegiar la formación interna (en la jerga, “escuelitas”) dentro de las compañías para ocupar los cargos jerárquicos y las posiciones que requieren mayor formación y experiencia. De todos modos, “la búsqueda de personal experimentado, el talento ya formado, es una lotería, ironiza Díaz.

      La producción de software es un negocio amplio y abarca el desarrollo de aplicaciones, la instalación o modernización de portales de venta online, la mejora de procesos internos, gestión de datos y de todas las áreas de una compañía.

      “Los rubros que lideran la demanda de software -dice el CEO de TSOFT, Pablo Bidone - son el sector financiero y fintech, las telecomunicaciones, el retail y seguros”. En la carrera de la actualización tecnológica, los bancos necesitan estar al día para ofrecer servicios digitales (aplicaciones, homebanking, préstamos online, apertura virtuales de cuentas y ciberseguridad, entre otros) para competir con las fintech.

      Guaragna remarca la calidad de los recursos humanos argentinos. Sorprende al decir que los cambios regulatorios, impositivos y tributarios locales “otorgan mucha elasticidad y es muy fácil adaptarlos a otros países”, dice. También destaca el buen nivel de inglés, la compatibilidad del huso horario, la calidad de la educación en general, “sobre todo gratuita”, y la habilidad de los argentinos para resolver problemas fuera del manual.

      La contracara, “es la preocupación que existe por el cepo, que impide o dificulta el acceso a la tecnología de las empresas pymes”.

      El auge del comercio mundial de datos: la economía invisible

      Los autos de última generación tienen la capacidad de transmitir y recibir datos.Los autos de última generación tienen la capacidad de transmitir y recibir datos.

      El director de la consultora DNI, Marcelo Elizondo, sostiene que hay un cambio de paradigma en el comercio internacional. “La compra y venta de bienes es solo la punta del iceberg dentro del flujo de datos, información y conocimiento compartido que generan migraciones transfronterizas intangibles”, explica. No solo eso: “El intercambio suprafronterizo de servicios crece mucho más dinámicamente que el de bienes”, introdujo.

      El experto habla de lo que se conoce como los SBC, es decir, los servicios basados en el conocimiento, que abarcan a actividades como el software, soporte técnico, tareas legales, contables, de ingeniería, diseño gráfico e industrial y hasta de videojuegos. Se trata de una industria que exportó en el último año US$8.000 millones, según datos de la Argencon, la cámara representativa del sector.

      Elizondo distingue por un lado la oferta de economía digital, cuyos proveedores son los unicornios, consultoras y empresas de software, que ofrecen contenidos, aplicaciones y servicios virtuales de todo tipo. “Ahora, la segunda parte está más oculta, que es la economía digital dentro de las industrias tradicionales”.

      Sobre este segundo aspecto da varios ejemplos. “Autos que están conectados con las casas matrices de las terminales. O laboratorios que comparten fórmulas y procedimientos y ajustes de procesos para elaborar medicamentos.Todo eso es información. Es capital intelectual”, dice.

      Se trata de la creciente incorporación tecnológica en la producción de bienes físicos, lo que modifica totalmente el escenario. Una forma de ver es el intercambio de productos tradicionales y los contenedores viajando de un lado a otro. “Hoy asistimos a un cambio sustancial: cada vez hay más valor intangible formado a través de interacciones complejas por sobre las fronteras”, remata.

      Luis Galeazzi, titular de la Argencon, señala que las exportaciones de servicios se viene incrementando. Pero aclara que “ese incremento está más influido por los precios más que por el volumen, y esto tiene que ver con que el dólar se sigue atrasando. Y eso hace que el mismo servicio cueste más medido en dólares”, dice.

      Este cambio de enfoque atraviesa a las grandes consultoras (Accenture,IBM, PwC) y también a los grandes colosos de la industria del software, que incorporan nuevos perfiles en función de la nueva demanda.

      Claudia Boeri, presidente para la región sur de la alemana SAP, dice: “Mientras que en 2015 los profesionales más demandados eran programadores o analistas funcionales, hoy tenemos abiertas varias búsquedas para los equipos de servicios de facturación, cobranzas, finanzas, consultores de soluciones cloud y gerentes de proyectos”. Esto tiene que ver con que SAP privilegia los servicios en la nube dentro de su portfolio de productos.

      La alta ejecutiva agregó que “son todas posiciones donde es importante entender procesos de negocio y la tecnología es una herramienta transparente para la gestión del negocio. Esto permite sumar más personas de distintas carreras y explica, por ejemplo, por qué en la ciudad de Buenos Aires el 6% del empleo lo genera la industria TI”.

      Según la CESSI (la cámara del software), la industria es parte central en la Economía del Conocimiento, uno de los pilares de la Argentina del futuro por su capacidad para generar empleo de alto valor agregado, e ingresar divisas gracias a su consolidación como tercer sector exportador”. Al respecto, la entidad agrega que las exportaciones de software “en 2022 alcanzaron el récord de US$2.500 millones”.


      Sobre la firma

      Damián Kantor
      Damián Kantor

      Periodista especializado en Economía, empresas y negocios en Clarín y el Suplemento Económico. Estudié periodismo en el Círculo de la Prensa y cursé la carrera de Historia en la UBA. Colaboré en medios como La Razón, BAE y América Economía. Conduzco desde hace 11 años "Te Kantor la justa" en Radio Cultura. dkantor@clarin.com

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