El inicio del 2018 llegó con un clima de tensión en los yacimientos petroleros de Santa Cruz. En las últimas horas se registraron protestas en el norte de la provincia y hubo reuniones en el Ministerio de Trabajo de la Nación por la ola de despidos que se vive en la industria.
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Unos 45 trabajadores despedidos de la contratista Lufkin se encadenaron el jueves en los portones de la petrolera china Sinopec en Cañadón Seco, mientras que otros 25 de la firma Vientos del Sur marcharon a la secretaría de Trabajo provincial en Caleta Olivia.
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El conflicto comenzó a principios de enero, cuando las contratistas de la zona enviaron 800 telegramas de despido por la reducción de gastos de YPF y Sinopec. En respuesta, el sindicato de petroleros decretó un paro masivo con piquetes en las rutas, que finalizó una vez que la cartera laboral decretó la conciliación obligatoria y suspendió las cesantías.
En ese marco, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, acordó la semana pasada con el titular del gremio de petroleros privados de Santa Cruz, Claudio Vidal, la entrega de subsidios para los operarios que aceptaran retiros voluntarios. Se trata del programa de transformación productiva, que contempla el pago de $21.000 durante seis meses, con la posibilidad de renovarlo por otros seis.
En medio del conflicto, el intendente de Las Heras, en Santa Cruz, le escribió una carta a Mauricio Macri pidiéndole que "ponga fin a la ola de despidos". A su vez, el sindicato le reclamó a la gobernadora Alicia Kirchner que se comprometiera con la defensa del empleo. Pero la paz no duró demasiado y llegaron más telegramas.
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