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      Helmut Ditsch: “hice mi traje con un sofá”

      Así se presenta el artista argentino más cotizado del mundo. Además de su original atuendo, mostró sus obras y sus vinos a Entremujeres. Nos deslumbró el cocktail de su vida. Moda, arte, gastronomía, tragedias y cualquier cosa que lo defina como lo que es: un verdadero excéntrico.

      Helmut Ditsch: “hice mi traje con un sofá”CLAIMA20150324_5103 Helmut Ditsch. Foto: Melani Noguer Helmut Ditsch
      Redacción Clarín

      “Hice mi traje con un sofá”, lanza y explica el proceso con naturalidad: “ves un sofá y agarrás una tijera. Eso sí: antes necesitás tener alguna idea de moda”. Y lo describe mejor que nadie: “hoy es un traje, una mezcla de hippie-chic con… ¡Un sofá!”.  Pero no termina ahí: “me sienta bien porque vos en un sofá te sentás bien”.

      Parece que lo dijera un diseñador de moda o un asesor de imagen. Pero, no. Helmut Ditsch es un reconocido artista plástico que nació en Buenos Aires y vive hace años en Austria. Y no le va nada mal. Batió el récord nacional con “Mar II”, vendido en 865 mil dólares.

      “Creo que hay un lenguaje universal en mi obra”, dice sobre sus imágenes de hasta 12 metros, que recrean paisajes muy nuestros, como los de Mendoza y la Patagonia. Algunos decoraron las paredes del restaurant El Faro, del hotel Hilton, donde nos juntamos a charlar con él.

      ¿Qué relaciona al arte, el vino y la moda?

      “La misma relación que encuentro con un sofá”, insiste Helmut. “La creación está en todas partes y, especialmente, en las cosas básicas”, nos cuenta. “Son aquellas que nos permiten vivir, como el aire puro, el agua pura y un vino puro”, dice mientras nos da a probar su bebida: Cuyucha Mansa.

      Define a la gastronomía como “un arte más”. Para Helmut, “evolucionó tanto la pasión y el conocimiento estético y funcional, además de la multiplicación del sabor en las últimas décadas, que hoy se podría decir que la comida es un arte, el arte culinario”.

      Volviendo a casa

      ¿De dónde surge tanta creatividad? Ni de la comida ni de la naturaleza. “Me inspiro en el amor. Creo en el discurso del amor. El mensaje es una excusa”, dice el hombre de 48 años que se siente fortalecido por las tragedias, como la reciente muerte de su esposa, que lo ha “marcado mucho”.

      Tal vez por eso, después de vivir durante años en Europa, escucha el llamado de su tierra natal. “Seguiré siendo argentino siempre. Estoy volviendo casi todos los meses, así que ya son indicios de que voy a volver en un futuro muy cercano”.