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      Cuál es el origen del dedo que señala a las “buenas” y “malas” madres

      Las redes sociales se volvieron especialistas en condenar a mujeres que se salen de los mandatos o las expectativas patriarcales.

      Cuál es el origen del dedo que señala a las "buenas" y "malas" madresPampita, Nicole y Jimena.
      26/07/2018 09:18

      Nicole Neumann se va de viaje y las redes sociales muestran su odio desenfrenado. Jimena Barón exhibe su libertad con orgullo y varios usuarios le van a la yugular. Carolina "Pampita" Ardohain “osa” disfrutar de su vida post-divorcio y los comentarios en la web la señalan desde todos los ángulos. La sociedad machista divide así a las mujeres en “buenas” y “malas” madres basándose en prejuicios, mandatos y directrices que parecen no alinearse con los tiempos que vivimos. Esta categorización no solo rige entre celebrities, sino que es entre ellas que se hace visible.

      La licenciada Antonella D'Alessio, coordinadora y cofundadora de la Red de Psicólogxs Feministas y docente de Introducción a los Estudios de Género de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, sostuvo que “esto tiene que ver con una cuestión del imaginario social”.

      La especialista fue hacia atrás en el tiempo y mencionó que “a partir de la modernidad se empieza a instituir la figura de la infancia, de la madre y la sacralización de la maternidad”. Experta en el tema, desarrolló basándose en estudios teóricos: “Esto es lo que Ana María Fernández llama ‘el mito mujer igual madre’ que significa que, si sos mujer sos madre, y si no sos madre, no sos mujer. Este es un mito que se alimenta de la falacia naturalista, biologicista, esencialista y del mito del instinto materno”.

      Antonella D'Alessio, coordinadora y cofundadora de la Red de Psicólogxs Feministas y docente de Introducción a los Estudios de Género de la Facultad de Psicología de la UBAAntonella D'Alessio, coordinadora y cofundadora de la Red de Psicólogxs Feministas y docente de Introducción a los Estudios de Género de la Facultad de Psicología de la UBA

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      Teniendo en cuenta estos aportes, no es difícil comprender en qué se basan tantas críticas despiadadas, tanto dedo que señala la maternidad ajena. “A partir de la construcción de sentido en el imaginario social moderno del ‘mito mujer igual madre’ es que se empieza a pensar que la maternidad y el matrimonio son para las mujeres la máxima realización personal. Entonces, empieza a haber una división entre buenas mujeres y malas mujeres; siendo las buenas la que aceptan el contrato matrimonial, la maternidad como meta en la vida; y las malas, todas aquellas que quedan del otro lado”.

      Entonces, el deseo, la realización personal, la satisfacción de determinadas necesidades, vivir una sexualidad plena o decidir no tener hijos -entre muchas otras cosas- son blanco de condena para las mujeres. “Si una mujer no es madre y expresa que no quiere maternar; o que su maternidad no va a ser de tal modo; o quiere seguir trabajando, estas mujeres son puestas del lado de lo abyecto, esto que para la sociedad son vidas que no merecen ser vividas y que sufren el disciplinamiento social”, aseguró la psicóloga.

      ¿Qué es lo que sucede? “Como el patriarcado tiene a su cargo el poder de generar consensos que legitiman todas las desigualdades basadas en los géneros, hay toda una máquina institucional, ideológica, política, religiosa, social y cultural que aboga para esta idea. Si lo pensamos desde esta perspectiva, podemos entender la crueldad con la que muchas veces se habla hacia mujeres que tienen una maternidad diferente a la tradicional o hacia las que deciden no maternar”, afirmó D'Alessio.

      Aunque suene ilógico en medio del auge feminista que vive nuestro país, a días, por ejemplo del debate por la despenalización del aborto en el Senado, “las necesidades y los placeres femeninos estarían del lado de las ‘malas mujeres’”. La explicación de la especialista es simple: “Si nosotras somos subjetivadas y socializadas para otros, para nuestra familia, para servirle hasta que ya no necesiten nuestros servicios, entonces podemos entender que cualquier expresión de deseo y cualquier necesidad que una mujer tenga y esté por fuera de esta propuesta patriarcal va a ser expresada en términos negativos”.

      El prejuicio de señalar a las "malas" madres y sus comportamientos. Foto: iStockPhotos.El prejuicio de señalar a las "malas" madres y sus comportamientos. Foto: iStockPhotos.

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      ¿Cómo descifrar, en medio de este caos prejuicioso, desde qué lugar habla cada uno sobre el modo de maternar de las demás? La docente de la UBA apuntó sin filtros: “Está lleno de opinólogos, de gente que piensa que tiene derecho a opinar sobre la vida de otras personas en relación a muchísimos temas, no solo sobre la maternidad. En maternidad lo que sucede es que, en general, todo lo que son opiniones, consejos y sugerencias de otras personas, son muy normativizantes, ya que la maternidad es un lugar que el patriarcado ha contribuido a crear históricamente como algo muy fijo y muy estático”.

      El prejuicio de señalar a las "malas" madres y sus comportamientos. Foto: iStockPhotos.El prejuicio de señalar a las "malas" madres y sus comportamientos. Foto: iStockPhotos.

      En este contexto, se supone que las madres tienen que ser devotas, tienen que desear ser madres antes de serlo y no tienen impulsos hostiles hacia sus hijos. Se juega mucho esto de la ‘mala madre’ o la ‘buena madre’”. Por eso, la psicóloga sostuvo que “antes de tomar un consejo u opinión sobre cualquier problemática que tenga que ver con la maternidad, lo más importante es que podamos pensar en cuál es la razón por la cual esa persona nos da esa sugerencia, porque lo que pasa muchas veces es que los consejos tienden a meter dentro de una norma, de la normalidad a todas las madres sin dejar opción ni lugar a la libertad de elección”.

      En este sentido, la especialista concluyó: “Ser madre no es fácil, mucha gente va a pensar que va a saber más que nosotras qué es lo mejor para nuestra familia y nuestros hijos pero la realidad es que nosotras deberíamos poder escuchar dentro nuestro qué es lo que sentimos y qué es lo que nuestros hijos están pidiendo, exigiendo o reclamando”.


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      Guadalupe Rivero