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      “Solidaridad es ver lo que otros no ven”

      Liliana Pagnotta trabaja en distintos ámbitos por y para los que lo necesitan. Un compromiso que se replica en diferentes sectores sociales y rescata lo mejor de la condición humana.

      “Solidaridad es ver lo que otros no ven”CLAIMA20150323_3618 Germán Garcia Adrasti / Clarín Liliana Pagnotta
      Redacción Clarín

      Liliana Pagnotta (56) busca en su infancia el origen de lo que es: una mujer solidaria. “Era una nena -un piojo de cuatro ó cinco años- y ya recogía perros, gatos, gallinas y otros bichos callejeros que encontraba abandonados. Mi primer piquete revolucionario fue en el colegio San Antonio, de San Antonio de Padua; intenté que mis compañeros se plegaran a mi causa pero fracasé y casi me cuesta la expulsión. La profesora de biología exigía diseccionar un canario, una rana y un pescado, y me indigné… En esa época del secundario también me llevaba a almorzar a mi casa a un viejito que pedía limosna cerca de la estación o le alcanzaba una manta a un muchacho que dormía a la intemperie. Padua era medio campo entonces… Ahora las cosas cambiaron”. Y vaya si cambiaron. Aquel mundo de su infancia hoy es otro. Sin embargo, ella, como se verá, perfeccionó su vocación.

      Vale preguntarse: ¿Somos solidarios por naturaleza o la solidaridad es un valor que se aprende? Sin duda, es un aprendizaje. Aprenderán mejor aquéllos que tengan un corazón sensible y una disposición esencial: la de poder sentir compasión, lo que significa “sentir con el otro” para entender lo que le pasa. No toda la gente está habilitada en este sentido; el psicópata sólo siente el propio dolor, no se compadece del prójimo. Otro aspecto que invalida la actitud solidaria es el prejuicio: “Los que piden son unos vagos y lo que juntan se lo gastan en vino”.

      Pero volvamos al punto: la solidaridad se puede aprender; hay muy buenos alumnos con una gran vocación de servicio y otros que hacen trabajo solidario, son de acción, pragmáticos o “de trinchera”. Esto se comprende si vemos el proceso solidario como un engranaje donde intervienen varias personas con distintos roles, aunque todos alineados en un objetivo común: ayudar. Redes -como la Red Solidaria, de Juan Carr- o proyectos para multiplicar asistencia al necesitado, como en Cadena de favores -la película protagonizada por Haley Joel Osment, Kevin Spacey, Helen Hunt y Jon Bon Jovi- crecen en progresión geométrica a pesar del individualismo imperante. Voluntarios y tareas surgen a diario para socorrer a nuestro mundo “en emergencia”, mientras aparecen nuevas necesidades. La solidaridad tiene múltiples facetas; aun el gesto más “insignificante” -ayudar a cruzar la calle- tiene un significado profundo en el entramado de una sociedad.

      Ayudar por vocación

      Ahora, la adulta a la que casi echan del colegio por querer impedir la disección de una rana, colabora con grupos de las comunidades toba y mapuche y es voluntaria de El Campito, una entidad que rescata animales de las calles. En diálogo con Mujer, explica: “Cuando me pregunto por qué hago filantropía, la respuesta, en cierta forma, empieza cuando soy consciente de que la vida me hizo millonaria; millonaria en aquellas cosas que el dinero no puede comprar: tengo un buen físico que me permite caminar por este mundo visual; salud -un verdadero premio-; inteligencia, un don para moverme por caminos rectos y de cornisa, y la habilidad para ser resiliente, con mucha fuerza espiritual para levantarme cuando algo me voltea. Si la vida me premió con todo esto, tengo la obligación moral de dedicar parte de mi tiempo a asistir a aquéllos que estén en inferioridad de condiciones, por la razón que sea, y sea quién sea: otro ser humano, un animal o una planta. Si tengo ojos para ver lo que otros no ven y pasan de largo, me siento urgida a actuar, agradecida por lo que recibí”.

      Liliana Pagnotta es perfumista: diseña fragancias a pedido en su atelier del barrio de Balvanera donde crea fórmulas exclusivas que le darán identidad aromática a sus diferentes clientes. También es especialista en té y hierbas; y fue Reina de la Flor -una de las primeras, con 18 años- en el concurso que organiza la Fiesta Nacional en Escobar. Haciendo introspección -sin que medie pregunta- continúa diciendo que “en casa me enseñaron que la superioridad del ser humano se manifiesta en la humildad, no abusando de esa pseudo asimetría; se demuestra cuando das una mano a un semejante, a un animalito desvalido o a un vegetal, que es algo vivo y merece nuestro respeto”.

      El Campito, un refugio no eutanásico que está en Longchamps, en el sur bonaerense, alberga 700 perros recogidos en la calle. Cien están lisiados y 200 son muy viejitos. Es un centro privado, no cuenta con ninguna subvención, pero trabajan 150 voluntarios -que apadrinan un animal y ayudan con aportes- y dos veterinarios ad honorem. “Últimamente estoy híper sensible, no puedo ir y ser útil. Porque si me duele tanto lo que veo, no voy a rendir como antes. Entonces ayudo desde otro lugar, cuando se hacen colectas, selección de alimentos, pedido de donaciones… Si no hay nadie para hacer lo más duro, me hago cargo y estoy. También ayudo a Mónica Pavesio, una rescatista privada de perros que trabaja en barrios carenciados, donde castra a las hembras y educa al grupo poblacional. Cura a los animalitos que encuentra, especialmente a los más viejos y ciegos tirados por ahí… Así me lo encontré a Giussepe, un gatito de pocos días, que sumé a mi familia gatuna, integrada también por Otello y Rigoletta. Además soy activista en la campaña antitaurina, difundiendo las atrocidades de la tauromaquia o lo que hacen en Tordesillas -España- en el Torneo del toro de la Vega, al que sueltan y un pueblo entero le tira con lo que tiene hasta matarlo ¿A esto se le puede llamar una fiesta popular?”

      Tobas y mapuches

      “Estuve años queriendo contactarme con algún pueblo originario -continúa Liliana-. Fue difícil, desconfían del ‘hombre blanco’. Pero al final lo logré y conocí a un grupo de tobas oriundos de El Impenetrable -Chaco- que estaba en Derqui, en la provincia de Buenos Aires. En ese momento tenían un cacique, Clemente López, una persona entrañable. Después de tratarlo llegamos a un acuerdo: yo les compraría artesanías en cerámica y tejidos, si ellos las fabricaban según el modo ancestral, anterior a los españoles. Y así fue. Además de colaborar y buscar donativos, les di una vidriera de mi atelier para que exhibieran y vendieran sus piezas. Ahora estoy rearmando unos textos que escribió uno de ellos, con la idea de publicarlo. A Clemente le pedí que me presentara a un lonko (jefe) mapuche cuando uno de mis clientes -una cadena internacional- me pidió que armara amenities con sesgo nativo del sur, para un spa de su hotel 5 estrellas. Así conocí a don Máximo Coñequir, un mapuche afincado en un campo de la provincia de Buenos Aires. Él me contó algunas leyendas y me mostró las hierbas que emplean para diferentes tratamientos. Y así trabajamos juntos. Al tiempo conocí a otro grupo mapuche y le enseñé a secar hierbas y recolectar frutos como calafates, de un modo particular. Los convertí en excelentes proveedores de la materia prima con la que fabrico tés y fragancias. Les pasé la técnica; les enseñé a pescar y no les di pescado. Creo que cuando hacés trabajo solidario, la mínima acción de ayuda tiene un sentido, aunque nadie se entere”.

      Anonimato, voluntariado, disposición para dar sin recibir. Cada vez hay más gente solidaria, a pesar de todo. Recordemos a Ernesto Sábato. En su obra “La resistencia” dice que la salvación del hombre está en el amor y que los focos solidarios se irán acrecentando hasta formar un verdadero ejército, una legión: “el ser humano... sólo se salvará si pone su vida en riesgo por el otro hombre, por su prójimo, o su vecino, o el chico abandonado en el frío de la calle. Un acto de arrojo como saltar de la casa en llamas no es un hecho racional, pero no es importante que lo sea, nos salvaremos por los afectos”.


      Otras experiencias: dar paz y dar pan

      En la Iglesia. De rasgos refinados -es una linda señora y debe haber sido una joven hermosa- Milda Maseras de Benedetto (81), viuda, es voluntaria del Comedor de la Iglesia de Caacupé, frente al Parque Rivadavia. Vive en el barrio de Caballito y, cada lunes, desde hace 14 años, va de 10.30 a 14, a atender el almuerzo de unas 100 personas, mayores de 45 años, que van por un plato de comida. Con su impecable delantal floreado sobre una falda azul y una camisa celeste, Milda está apenas maquillada con una leve sombra. “Quedé viuda hace 14 años y un día que vine a misa, el padre que estaba entonces pedía voluntarios para tareas dentro del comedor que por entonces era chiquito… Ahora estamos más organizadas, los que vienen a comer tienen una tarjeta y el cocinero calcula qué cantidad debe preparar. Las voluntarias somos todas mujeres mayores, de sesenta y pico para arriba. No hay jóvenes. Y entre los comensales, la mayoría son hombres: para mujeres armamos sólo una mesa para ocho”. Sobre las mesas están los platos, vasos y saleros. Cuando van entrando se les da una cuchara; “evitamos cuchillos y tenedores porque no nos han faltado sustos con algunos que vienen medio tomados o agresivos… Acomodamos las paneras y siempre arrancamos con sopa de verduras: al cocinero lo ayuda una de nosotras porque hay que picar tanta cantidad… Después viene un plato fuerte que en invierno es guiso de arroz o de fideos, con poquita carne porque está muy cara, o polenta. De postre comen una factura que nos dan las panaderías de la zona. Antes de empezar, viene casi siempre el padre Eduardo y hacemos una oración para agradecer”. Los lunes a la noche preparan la Noche de la Caridad, donde varios hombres y mujeres con los chicos boy-scouts reparten sándwiches de milanesa a los que viven y duermen en la calle. Básicamente, visitan Once y Primera Junta. “A mí me hace bien ayudar, me pone feliz. Yo no vengo para entretenerme porque estoy aburrida… Tengo seis hijos, un montón de nietos. Tengo una vida; pero esto me la completa todavía más”.

      En la cárcel. Ismael Mastrini (63) es el responsable de la versión argentina de El Arte de Vivir, organización que funciona en las cárceles del país. “Me recibí de abogado a los 21; en aquel entonces nos llevaron a conocer la morgue y la cárcel; más que los muertos me impactaron los vivos allí encerrados. Ejercí la profesión por 40 años y la estoy dejando por esta tarea”, dice Mastrini. La tarea es dar paz a quienes tienen una vida atribulada, en penales de máxima seguridad. Los instructores de la Fundación trabajan con los presos con técnicas de respiración, yoga y meditación para la búsqueda de bienestar. Y los reclusos dan testimonio de su alivio: se sienten más libres a pesar de sus circunstancias.


      ¿Grandeza o tontería?

      “Cada época está atravesada por una pasión. La nuestra, sin duda, padece de individualismo: es nuestro culto y nuestra ceguera. Nos hace cínicos y si no lo somos, parece que somos tontos, difícil encerrona subjetiva. ¿Cómo va a importarme el semejante, próximo o lejano, si a él no le importo?

      En esta atmósfera, reflexionar sobre la vocación de servicio antepone siempre una pregunta silenciada: ¿Tontería o grandeza? Y nos la respondemos, a veces según las circunstancias y otras según con quién hablamos. Algunos en nombre de la solidaridad lavan sus culpas, fritan su ego, transforman el destino de alguna pulsión o, simplemente, desgravan impuestos mientras acumulan riqueza. Pero hay algunos otros a los que no les importa pasar por tontos, les gana una profunda indignación ante la injusticia y saben que es ella, justamente, la que profundiza la vulnerabilidad humana que nos habita. A veces ambas cuestiones habitan en un mismo sujeto. Me pregunto: ¿qué tipo de sociedad podríamos construir si de golpe, todos nos volvemos tontos?”

      Por Haydée Copolechio, psicoanalista.


      Algunos sitios solidarios

      www.elcampitorefugio.org || www.elartedevivir.org || www.caritas.org.ar || www.concaritas.org || www.sersolidario.org.ar || www.servoluntario.org.ar || www.risolidaria.org.ar || colabore/campanias.html || www.evoluntarios.net || www.cruzroja.org.ar || www.bancodealimentos.org.ar || www.tercersector.org.ar || www.piketes.com.ar ||www.voluntarios.org.ar || www.advalens.com.ar || www.humano.ya.com || hogaramanecer/entrada2/donaciones.htm || www.chaco.gov.ar/emergencia || www.mujerynegocios.com.ar/donaciones.htm || www.guiasolidaria.pccp.net.ar || www.porloschicos.com || www.fundamind.org.ar || www.mdm.org.ar || www.gdf.org.ar || www.cagm.org.ar