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      Gobierno sin autoridad moral para cuestionar a la Justicia

      El Poder Ejecutivo presiona, entorpece y molesta para imponer sus criterios, que están siempre vinculados a factores de conveniencia propia.

      Redacción Clarín
      02/01/2013 01:17

      El Gobierno, en una actitud absolutamente incompatible con los principios de la división de poderes establecido por el sistema republicano que rige nuestra vida institucional, pretende instalar un desgaste del Poder Judicial que le sirva después para explicar sus propios atropellos sobre las distintas instancias de la Justicia orientados a lograr fallos favorables sobre temas como la Ley de Medios o para impedir el esclarecimiento de trascendentes hechos de corrupción que involucran a conocidos funcionarios y amigos del kirchnerismo.

      A simple vista se puede reconocer que ninguna de las instituciones del sistema de poderes de la República se desempeña adecuadamente , o por lo menos con la calidad que a treinta años de democracia hubiera podido esperar la sociedad. No lo hace, por supuesto, el Congreso, porque en ese ámbito está clausurado el debate importante y es imposible impulsar cualquier proyecto desde la oposición o reformar los que provienen del Ejecutivo porque el oficialismo, por orden del gobierno central, se opone sistemáticamente.

      El Poder Judicial tampoco funciona adecuadamente , seguramente por un sin número de razones, algunas vinculadas a la falta de estructura necesaria y al escaso presupuesto, y seguramente también, en algunos casos, a la falta de capacidad o de solvencia de quienes deben realizar esta importante tarea. Pero sin lugar dudas, una de las trabas principales que tiene este poder para funcionar como corresponde es la que surge del propio Poder Ejecutivo que presiona, entorpece y molesta permanentemente el trabajo de las distintas instancias de la Justicia, tratando de imponer sus criterios que están siempre vinculados a factores de conveniencia.

      Este Gobierno no tiene autoridad moral para cuestionar a la Justicia.

      En todo caso, lo que peor funciona de la Justicia es lo más vinculado con el Gobierno.

      El Poder Ejecutivo tampoco funciona como corresponde.

      En realidad, desde el punto de vista de la situación institucional es el que peor lo hace, porque no sólo no cumple con su responsabilidad sino que además entorpece la actividad de los otros dos.

      La impresionante soberbia que lo caracteriza hace que el Gobierno actúe atropellando permanentemente, apropiándose de fondos que por coparticipación corresponden a las provincias, pretendiendo negar muchos derechos ciudadanos inalienables, avasallando a los otros poderes, desconociendo su existencia, imaginando que en realidad son nada más que un obstáculo a sus desvaríos monárquicos expresados en frases como vamos por todo o reforma constitucional para lograr la Cristina eterna.


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