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      Lola Arias

      El teatro en cuestión Escribe, interpreta, dirige, hace música. El 25 de julio vuelve “Mi vida después”, una obra de arte.

      Redacción Clarín

      Me gusta el teatro íntimo, portátil, impredecible, vivo.

      Supongo que tengo una doble vida. Una vida solitaria donde escribo y otra vida repleta de personas con las que ensayo, armo proyectos, hago música.

      Necesito mucho tiempo vacío. La verdad es que necesito espacio, sin nadie alrededor, para poder pensar, escribir o hacer canciones. Y al mismo tiempo, necesito de los otros para hacer el resto del trabajo. Para mí, no hay una contradicción entre ambos estados. Es como vivir entre dos hemisferios.

      En el teatro que me interesa, los límites entre lo real y la ficción se borran, donde los espectadores y los actores corren un riesgo, donde tengo la sensación de que estoy asistiendo a algo irrepetible.

      Hice una obra con un bebé y su madre en escena. Se tituló Striptease y me di cuenta de una cosa: era increíble observar esa relación real madre-bebé mientras escuchaba un texto totalmente ficcional que no tenía nada que ver con los actores.
      Cuando empecé a pensar Mi vida después quería que los actores mostraran el proceso de reconstrucción de la vida de sus propios padres a través de documentos: fotos, cartas, objetos. Quería partir de lo más real para llegar a la representación, a la ficción.
      La última obra que hice en Alemania That Enemy Within está inspirada en entrevistas con unas gemelas alemanas. Anna y Esther nacieron del mismo óvulo y al mismo tiempo, se criaron juntas, hicieron teatro juntas, toda su vida estuvieron en dos lados de un espejo. En su historia se hace visible lo que significa tener un doble.

      Yo creo que tuve mucha suerte, porque encontré varias personas en mi vida que fueron muy inspiradoras y que torcieron el rumbo de mi trabajo. Son artistas increíbles y además son mis amigos, mis amigas, mis ex novios. Para mí el arte y la vida son de verdad la misma cosa.
      Mariana Chaud y Laura López Moyano hicieron La escuálida familia conmigo cuando nadie creía que una chiquilla de 23 años podía dirigir una obra. Pablo Dacal me invitó a cantar en un concierto y Ulises Conti me vio y dijo que tenía que hacer mis propias canciones. Alejo Moguillansky dirigió conmigo El amor es un francotirador y fue parte de muchos otros proyectos. Luciana Acuña me mostró que existía una danza más conceptual que yo desconocía y fue la coreógrafa de muchas de mis obras. A Sofía Medici la conocí en una beca y se convirtió en el sostén intelectual y práctico de varios proyectos. A ellos son a quienes tengo que agradecer por lo que pude hacer hasta ahora.

      La primer cosa parecida al ¨arte¨ que hice en mi vida fue escribir. Por eso me considero escritora antes que ninguna otra cosa. Escribo poesía, narrativa, letras de canciones, teatro. No creo mucho en los géneros. Creo que todo lo que escribo es un solo libro que a veces toma una forma poética o de diálogo o de narración o de canción. Supongo que escribir es mi manera de entender el mundo.

      Mi trabajo se mueve entre el teatro, la música, el video, la performance. Actualmente estoy curando con Stefan Kaegi un Festival llamado“Ciudades Paralelas” que se hace en Septiembre en Berlín, en noviembre en Buenos Aires y el año próximo en Zurich. Es un pequeño festival de obras que no suceden en el teatro sino en cuartos de hotel, bibliotecas, centros comerciales, estaciones de trenes, fábricas … Convocamos a artistas argentinos, alemanes y suizos para realizar obras. La mía se llamará Mucamas y transcurre en un hotel. Para ese proyecto, estoy filmando mucamas de hotel que me cuentan cómo es su vida y lo que espían de la vida de los otros.

      En 33 años algunos ya hicieron todo lo que tenían que hacer. Cristo murió y resucitó a los 33. Yo recién empiezo.

      ¿QUIEN ES?

      En teatro escribió y dirigió: La escuálida familia, Estudios de la memoria amorosa, Poses para dormir y la trilogía: Striptease, Sueño con revólver y El amor es un francotirador. En colaboración con el artista suizo Stefan Kaegi, dirigió Chácara Paraíso (una instalación biográfica con policías brasileños). Además, junto con Ulises Conti, compone música y toca en vivo. Sus textos fueron traducidos al inglés, francés y alemán. Sus obras se presentaron en los festivales más importantes del mundo. Mi vida después, tras presentarse en varias cuidades europeas, vuelve el 25 al teatro La carpintería.


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