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      “Un año para recordar”. Protagonizada por Carla Peterson, Gastón Pauls y Rafael Ferro, la comedia romántica de Sebastián Ortega se estrena hoy Telefe, a las 21.30. Aquí, la intimidad de las grabaciones, que transcurren en un supermercado construido en estudios, de un modo que parece verdadero.

      Volver al pasadoCLAIMA20110213_0178 CARLA PETERSON Y GASTON PAULS. SON AMANTES EN LA FICCIÓN PRODUCIDA POR UNDERGROUND Y ENDEMOL, Y QUE DESDE HOY EMITE TELEFE.
      Redacción Clarín

      Extras y más extras recorriendo góndolas que rebalsan de productos. Sandías carnosas, de ésas que tientan a llevarlas al carrito enseguida, sólo que al tocarlas, acá son de telgopor. Lo mismo que los distintos tipos de quesos, o el membrillo. ¿Los limones? Una tentación: acá no llegó la inflación, los venden a $ 8 el kilo. Claro que son de plástico, lo mismo que las uvas, los duraznos peluditos y las bananas… Este es el Supermercado Grande, donde se desarrolla buena parte de Un año para recordar , la nueva comedia romántica que produce Underground y que esta noche, a las 21.30, debuta en la pantalla de Telefe. Ahí pasa la protagonista Ana, Carla Peterson, que se mueve como pez en el agua. Mira a Tomás, el apuntador, y lo carga. “¿Seguís acá?”, le dice, entre risas. Es que se conocen no sólo de los programas anteriores de la productora de Sebastián Ortega: Lalola y Los exitosos Pells (que ella protagonizó), sino hasta de Montaña rusa , donde ella y Gastón Pauls daban sus primeros pasos en la TV.

      Es increíble la ambientación del supermercado. No le falta nada: tiene electrodomésticos, un sector de revistas, un barcito y una panadería con baguettes y medialunas de verdad, aunque duras como una piedra, ya que empezaron a grabar hace tres meses. Y ahora, que ya no se pueden mostrar marcas en los productos, todo está meticulosamente rotulado con marcas “propias”.

      Cambio de escenario. En otro estudio, el 2, está la casa que comparten los personajes de Peterson y Ferro. Entra en escena Jaime. ¿Nuevo actor? No, es el perro que hace de mascota de la dupla. Y de alguna manera ya es la mascota del elenco: empezó a grabar cuando apenas era un cachorrito. Eso sí, habrá que retomar la escena unas cuantas veces para sumar bocadillos que lo incluyan. Es que en la escena hay comida de verdad, carne con papas finitas y doraditas. ¡Y no se la quiere perder! ¡Corten! Ignacio Brusco, el productor, avisa que la próxima escena será en el montacargas verdadero de Endemol, que usan como montacargas de la ficción. Los pasillos de la productora, además, se llenaron de estanterías metálicas con cajas. Sí, se aprovechó uno de los pasillos larguísimos para hacer de depósito. Sale del estudio Rafael Ferro, y le preguntamos sobre el personaje. “Soy Víctor Grande, un tipo que está siempre malhumorado, es la queja argentina personificada. Estoy casado con Ana, y con mi papá somos los dueños del supermercado. Yo lo padezco, porque detesto el supermercado; creo que estoy para negocios más importantes. Quiero vender todo, comprarme un Audi, e irme a vivir al Caribe. No soy malo, pero no estoy bien”.

      En la ficción, su padre es Francisco (Osvaldo Santoro), un hombre de negocios arraigado a las tradiciones y a la herencia familiar. Este desconfía de la capacidad de su hijo Víctor para los negocios, lo subestima y no cree que pueda entregarle el mando completo del negocio a pesar de que su salud ya comienza a resentirse. Ahora, fuera de la ficción, Ferro está radiante: “Es que con Carla ya trabajé en Lalola , y hay otros actores, como Cacho Santoro, con los que estuve en Ciega a citas . Creemos que éste va a ser un programa distinto, como fueron Lalola y Los Pells , programas con sello propio”, asegura el actor.

      En un rato saldrán a exteriores. Pero antes de la escena en el montacargas, Carla deberá cambiar el pijama rayado por el traje de cajera de supermercado. Hay poco tiempo, pero ella, amable, aprovecha una pausa para pasar letra e invita a su camarín, que está decorado en blanco y naranja. Es un oasis. Apenas se traspasa la puerta, suena desde su computadora portátil, también blanca, Ella Fitzgerald.

      “Estoy feliz. Conozco a todos los técnicos, así que eso me da una gran seguridad, hasta sé qué tipo de luz me van a poner en tal o cual plano. Cada vez que terminamos una escena, salgo corriendo a verla al control. Pero no es por miedo a que algo no esté bien. Al contrario, es porque me divierto como loca con todas las cosas que agregan y hacen después con lo que grabamos”.

      Julieta Ortega está charlando con Eleonora Wexler: repasan, concentradas, la letra. No vamos a interrumpir. Ortega es Isabel, la ahijada de Francisco y enemiga personal de Ana. Está enamorada de Víctor, con quien tienen una relación de encuentros sexuales clandestinos. Su intención es convertirse en la mujer del dueño del supermercado. ¿La Wexler? Es la íntima amiga de Ana, la única que sabe su secreto (ver Quién es...

      ) “En cinco paramos a almorzar”, avisan desde el control central. Buscamos a Pauls, que acaba de simular quedarse encerrado en el bendito montacarga. ¿Cómo le habrá llegado la propuesta? “Yo con Sebas había hecho Ser urbano , una buena experiencia. Hace ocho meses, Pablo (Cullel, director de producción y contenidos de Underground) me convocó. Yo no podía, porque estaba en pleno quilombo de todo lo que me pasó (quebró su productora), pero me volvieron a llamar. Estaba triste y me hizo bien el llamado. Dije: ‘Saben quién soy, qué hice y qué no’ . Tengo un gran agradecimiento. En cuanto a mi personaje, Dante aparece accidentalmente en la vida de Ana, y se la cambia. Pero al tener la oportunidad de volver el tiempo atrás, intenta evitarme. El programa plantea eso: si se puede evitar lo que aparentemente está predeterminado. Pero además, Dante tiene una doble vida: es un agente secreto que va cambiando de personalidad según el caso que le toque investigar. Ella se enamora de alguien que no soy”.

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