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      “El cine es una oportunidad para chusmear”

      Entrevista Peter Greenaway. El director galés vino por primera vez a la Argentina a presentar “Rembrandt’s J’Accuse”.

      Redacción Clarín

      El cine no se creó para ser el parque de diversiones de Sharon Stone”, dice Peter Greenaway, el director de El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante . Nacido en Gales, formado en Londres y radicado en Holanda, llegó a la Argentina para presentar su filme Rembrandt’s J’Accuse , mezcla de documental y dramatización, donde plantea su hipótesis sobre el asesinato que esconde el cuadro La ronda de noche, de Rembrandt, pintado en 1642.

      Sus películas producen cierto efecto hipnótico en el espectador. ¿Trabaja para lograrlo o es algo que simplemente ocurre? Es difícil de contestar. Cada artista desarrolla su estilo en base a lo que tiene para decir y la forma en que lo comunica. Tal vez, lo que a mí me distingue es el gran cuidado que pongo en la composición de la imagen. Cada detalle del cuadro tiene estar como yo quiero. Y una clave en mi estilo es que ahora que todos están obsesionados con las tres dimensiones, mi cine es plano. Soy muy consicentes de que trabajo en un formato de dos dimensiones, y trabajo dentro de ese marco; es algo que tomo de la pintura.

      En “ Rembrandt’s...” usted dice que “en el arte, la moda cambia en cada generación”. ¿Qué es lo que permanece, para que usted pueda crear a partir de un cuadro hecho hace 350 años? Rembrandt tiene vigencia porque por cinco razones. La primera es que hoy valoramos la democracia, y él fue un pintor democrático: no se limitó a pintar a los ricos sino que pintó a toda la gente: desde un viejo con la barba sucia de sopa hasta una mamá cambiándole el pañal a su bebé. La segunda, fue un protofeminista: en su obra no hay una sola pintura fea de una mujer; aunque hay pinturas de mujeres feas, que no es lo mismo. La tercera, fue postfreudiano, porque pintó las emociones de las personas. La cuarta, fue posmoderno, en el sentido de que no juzgó a sus personajes, sólo los presentó. La quinta, todos podemos entender su obra, miramos sus cuadros y entendemos qué están diciendo. Pero le confieso que a mí, personalmente, no me gusta Rembrandt, porque es demasiado Hollywood: es sensacionalista, busca la acción fácil, y se repite mucho.

      Según declaraciones suyas, Hollywood está muerto. ¿Quién lo mató y cuando? En un sentido, Hollywood nunca estuvo vivo, porque Hollywood no tiene nada que ver con el cine; Hollywood tiene que ver con el dinero.

      ¿Se puede hacer cine sin dinero? Si nos sentamos a escribir una lista con las cien mejores películas de la historia del cine, le apuesto que ninguna de ellas tiene un costo de más de 3 millones de dólares. Entre las películas muy buenas, las únicas con altos presupuestos que se me ocurre citar son la primera parte de El Padrino y 2001 , Odisea del espacio .

      ¿Está vivo el star system? Sí, pero trae serios problemas. Nunca creí que el cine se hubiera inventado para ser el parque de diversiones de Sharon Stone. Pero estamos tan fascinados por el chisme, que el cine se transforma en una excelente oportunidad para chusmear. Nos encanta chusmear; la humanidad ama el chisme. Ahora se podría reformular la teoría de la evolución: el hombre no empezó a ser hombre cuando bajó de los árboles sino cuando empezó a contar chismes.

      En “Rembrandt’s...”, usted se queja de que nos eduquen para leer textos, pero no para leer imágenes. Con el auge de Internet, ¿las nuevas generaciones conservarán la capacidad de leer textos? El gurú italiano Umberto Eco lo pone en estos términos: durante 8.000 años de civilización, la cultura ha estado gobernada por el texto. Es decir, aquel -nunca “aquella”- que puede controlar y organizar el texto, es quien brilla y tiene el poder. Ahora se está abriendo la puerta para que las nuevas autoridades del mundo sean ellos y ellas, y en ambos casos, los que controlan las imágenes y no los textos. Yo me pregunto por qué el cine está tan basado en los textos. Casi todas las películas empiezan con un texto, hablado o escrito. Nuestro modo primario de comunicarnos está en los textos y no en las imágenes.

      ¿Estaremos perdiendo las palabras con las nuevas tecnologías? No creo. Cuando yo era chico mi madre me reclamaba: “Dejá el televisor y andá a leer un libro”. La relación de un chico con Internet no es equivalente a la que tenía mi generación con la TV, porque la web requiere interactividad. Ahora tenés que manejar el texto para poder manejar la comunicación en una computadora. Tengo cuatro hijos, y sé que desde muy temprana edad desarrollan una gran habilidad para manejar los teclados. Mi padre nunca tocó una máquina de escribir, porque pensaba que estaban hechas para las secretarias. Hoy, no podríamos concebir nuestras vidas sin tipear.

      Ante los problemas del mundo contemporáneo, si usted tuviera que decir “J’accuse”, ¿a quién acusaría? Señalaría con el dedo a los Estados Unidos, porque a ellos los puedo acusar de casi todo.

      ¿Le da alguna esperanza de cambio Barack Obama? Obama está apareciendo como el hombre negro de los blancos; o, tal vez, el hombre blanco de los negros. Esperábamos tanto de él... Y ahora está mostrándose como un político más. Es triste, pero imagino que Obama no durará más de un mandato, y hasta puede ser que dentro de 40 años hayamos olvidado quién era. El presidente de los Estados Unidos, según parece, tiene que ser un hombre mediocre; se diría que la mediocridad es parte de su trabajo. De todos los presidentes estadounidenses sólo tres fueron grandes hombres: Washington, Lincoln, Franklin D. Roosevelt.


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