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      El otro yo de Cristian Castro: también es un músico de heavy metal que confiesa ser “un hombre triste”

      • El famoso cantante de baladas románticas y canciones pop tiene un proyecto paralelo
      • Se llama La Esfinge y está por sacar un nuevo disco

      El otro yo de Cristian Castro: también es un músico de heavy metal que confiesa ser "un hombre triste"Cristian Castro, el astro de la canción romántica, también ama el heavy metal y volvió con su proyecto La Esfinge. Foto: IG

      Que Cristian Castro es un experto en canciones románticas no es novedad, pero que en la actualidad su apuesta fuerte sea el heavy metal es todo un acontecimiento.

      El proyecto musical power del músico mexicano se llama La Esfinge y pese a que ya haya mostrado algunos pocos temas en vivo (por ejemplo, Gran Prix Fórmula 1 -se adjudica fanático de las carreras de autos), Clarín tuvo acceso a una escucha exclusiva de varias de sus canciones: el álbum consta de 12 en total y su nombre es El Poder de la Bestia.

      Este nuevo trabajo discográfico estará disponible en tiendas digitales el 15 de octubre y su presentación en vivo contará, en principio, con tres presentaciones para los fanáticos y curiosos: los días 27 y 28 de octubre en el Teatro Vorterix, en el barrio de Colegiales, Ciudad de Buenos Aires. Y el 4 de noviembre en el Espacio Quality de Córdoba.

      Cristian Castro, ahora apuesta de lleno a su pasión por el heavy metal con La Esfinge. Foto: IGCristian Castro, ahora apuesta de lleno a su pasión por el heavy metal con La Esfinge. Foto: IG

      ¿Un detalle importante? Su banda argentina está conformada por hombres y mujeres: Ignacio José "Chowi" Fernández De Bella y Alejandro Javier Graf (guitarras), Guido Ezequiel Barilari (teclado -hijo de Adrián Barilari, cantante de Rata Blanca-), Alan Fritzler (bajo), Julieta Cáceres González (batería) y Florencia Victoria Alba Juri (coros). Chowi y Fritzler integran Barro, el grupo de Ca7riel.

      Encuentro en el estudio

      Es un día de semana como cualquiera en la noche porteña, cerca del centro, sobre la calle Ayacucho al 400.

      Frente a una reconocida parrilla de la zona se encuentra el estudio de grabación La Nave de Oseberg, por donde pasaron popes del metal argentino, tales como Rata Blanca entre otros tantos consagrados, acostumbrados a grandes estadios en cualquier ciudad de Latinoamérica.

      Aunque a diferencia de lo habitual dentro de la movida metalera local, para la ocasión el visitante que hace uso del espacio es nada más y nada menos que el cantante y actor mexicano Cristian Castro.

      La tapa del single de Cristian Castro en plan heavy metal, consu grupo La Esfinge. Foto: IGLa tapa del single de Cristian Castro en plan heavy metal, consu grupo La Esfinge. Foto: IG

      Son pasadas las ocho de la noche y hay mucho movimiento juvenil en los pasillos del reconocido reducto de grabación, algunos de ellos son músicos de la estrella azteca, quien actualmente decidió afincarse por completo en Buenos Aires para, desde aquí, emprender su camino discográfico y revelador ante el mundo entero: su faceta como heavy metal.

      Se trata de la otra cara del músico, de quien siempre se supo que el metal era su gusto predilecto desde muy jovencito, pese a que su carrera consagratoria haya sido la balada latina y la conquista de corazones femeninos.

      El Cristian Castro actual luce diferente al que convencionalmente estamos acostumbrado a ver en televisión o sobre escenarios del mundo.

      Vestido de riguroso negro, con pantalones anchos, botas de cuero acordonadas, un buzo de talle grande y una gorra, el autor del exitazo Azul casi logra que nadie nos diéramos cuenta que se trata de él en vivo y en directo.

      Tras un saludo rápido y cordial, invita a pasar a la pecera donde yacen las mesas con consolas de mezclas de audio. Es allí donde sucede la escucha de su inminente nuevo álbum, absolutamente focalizado en la crudeza sonora.

      No solo Cristian es el anfitrión, sino que Martín Toledo, ingeniero y responsable de los tañidos finales de los instrumentos, es quien está sentado a su diestra, en el centro del espacio.

      El flyer del show de Cristian Castro, donde presentará en vivo a su banda de heavy metal La Esfinge. Foto: IGEl flyer del show de Cristian Castro, donde presentará en vivo a su banda de heavy metal La Esfinge. Foto: IG

      Desde allí y frente a una pantalla grande de computadora, el responsable final de lo que todos escucharán cuando salga el álbum toma nota de la elección de las canciones que propone el músico, quien se muestra distendido y con un visible rostro de agrado por lo que está sucediendo en este presente suyo.

      Las canciones

      Al principio, las canciones que elige para difundir constan de un listado que luego no será respetado por completo.

      Sin embargo, las primeras en sonar marcan el carácter de un álbum ambicioso en el que Cristian trasluce todo su potencial variopinto dentro del heavy metal: desde el clásico hasta el moderno, pasando por subgéneros como trash, doom, death, black y melódico.

      Por lo tanto, canciones como Moiras, La cuarta dimensión o Lobos son las que marcan el pulso inicial de un disco de carácter fuerte y con letras específicas, cuyos mensajes los delinea el propio cantautor, en vivo y en directo.

      Moiras fue una de las primeras letras que se me ocurrió con respecto a la brujería, son las tres Moiras de la mitología griega, el misterio de la literatura con el misticismo a la par. Es que me gusta mucho lo macabro”, describe Castro, moviendo sus manos de un lado al otro.

      Sobre la segunda canción, el cantante suma lo siguiente: “Creo que la vida es una estafa, en la que existe pesimismo y soluciones románticas”.

      Luego, el camino sonoro sigue su andar.

      Cristian Castro en una foto que subió en diciembre de 2022.Cristian Castro en una foto que subió en diciembre de 2022.

      "Y mientras todos duermen si te atreves ven a verme, te daré mi beso negro y cambiara tu suerte... Y si tu alma está perdida, yo te haré inmortal, me llevaré tu mal... Será el dolor que va creciendo en mi interior por eso tengo lo mejor para curarme las heridas. Toma, yo te doy la solución: mi beso es una bendición para borrar tus pesadillas", reza la letra de Beso Negro.

      Y en consonancia, llega un argumento suyo sobre Hedonismo Evolución, cuya letra expresa esto en una parte textual: “el poder depende del cuerpo”.

      A lo que enseguida Castro revela cuestiones personales que forman parte de su significado: “Soy una persona a la que le gusta el hedonismo. Me considero una persona muy corporal. Pienso que hay que darle más importancia al cuerpo, hacerle un tributo al mismo”.

      Cristian se muestra desinhibido al confiar cada una de sus letras, aunque principalmente pone énfasis en el asunto suyo como cantautor, apelando a que, a diferencia de su larga trayectoria como cantante romántico, esta vez no se trata de interpretaciones de otros autores, sino de sí mismo.

      Una bocanada de aire entre canción y canción, pensamientos suyos expresados y retoma las explicaciones.

      “Sobre la canción Lobos, puedo agregar que el carácter de esos animales son los que tanto nos gusta a los seres humanos. La idea era definir lo estimulante de la canción”.

      Entre tema y tema que se suceden a la largo de los minutos, Cristian no pasa inadvertido algo que cree trascendental del disco y que, segú devela, es fruto de tiempos de pandemia. Esta vez hace foco sobre El brutal Caín, que arranca con parte de un discurso de Donald Trump.

      “Es un mensaje directo contra el ex presidente de Estados Unidos. Es decirle a gente como Trump lo mal que nos hace por su posición a favor del racismo. Por otra parte, a su vez creo que es importante planificar más nuestras familias ante semejantes acontecimientos. Porque la letra habla también sobre fenómenos de crecimientos de integrantes en familias”.

      El look habitual de Cristian Castro, de frac y cantando temas románticos y pop. Ahora dio rienda suelta a su amor por el heavy metal. Foto de prensa.El look habitual de Cristian Castro, de frac y cantando temas románticos y pop. Ahora dio rienda suelta a su amor por el heavy metal. Foto de prensa.

      Cristian piensa mirando hacia un foco del techo y prosigue: “A ver, tener tantos hijos con una realidad tan compleja en estos tiempos quizás no es tan atinado. ¡La otra vez me contaba el amigo Silvio Rodríguez que tiene siete hijos! ¡Siete hijos con siete madres distintas!”, confía antes de largar una carcajada, acompañado de una gesticulación de asombro.

      Luego llega el turno de La Esfinge y el Faraón, cuya música épica probablemente sea más definida en comparación a las anteriores canciones en las que existe de todo un poco dentro del metal.

      Sobre la canción, Castro hace referencias fílmicas y de culto.

      “El asunto de la Esfinge de la muerte es el punto de partida. Esto se traslució solamente en dos películas: El show de los muertos y en El Exorcista II. El asunto del insecto, una media mujer con alas, y Tebas como esfinge griega”, agrega.

      Su método de composición

      En un breve impasse de la escucha, casi hacia el final de la misma, Cristian aprovecha para contar su método a la hora de la composición.

      “Yo soy de componer ensayando, porque creo que ese es el método más eficaz a la hora de luego compartir y dar el golpe a la gente con la música de uno. Lo mío es primero hacer un riff con la guitarra y después ir detrás del verso”, señala.

      Después apunta directo hacia sus sentires en el proceso de creación.

      Marcelo Tinelli y Cristian Castro, el año pasado. Foto de prensaMarcelo Tinelli y Cristian Castro, el año pasado. Foto de prensa

      “Suelo hacer una sección musical y cuando me aburro paso a otra de inmediato”, asume.

      Luego cuenta que el trabajo discográfico fue grabado en varios sitios antes de tráelo a Buenos Aires para su ajuste final.

      “Estuvimos en Londres, en dos salas de grabaciones: Abbey Road y Metrópolis. Otra parte la hicimos en Sound Factory, en Los Ángeles, y el final aquí en Argentina”, resume.

      Asimismo, apuntala un aspecto sustancial en paralelo a todo este camino recorrido en estos últimos años para aterrizar en el presente suyo como metalero.

      “Aquí soy un compositor, soy más yo, me pertenecen las canciones y son el reflejo de lo que siento. Por momentos ya siento viejo al disco, porque tardé mucho en terminarlo, incluso ahora estamos ajustando algunas cositas”, asevera.

      Sobre sus expectativas y antes de despedirse, Cristian Castro apela a la sinceridad brutal:

      Quiero que sea el disco más triste de la historia, pues me considero un hombre triste”.


      Sobre la firma

      Sebastián Duarte

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