Meg Ryan, la reina de las comedias románticas de Hollywood, está de regreso y fiel a su estilo

Rubia, de ojos azules y personalidad efervescente, Meg Ryan se ganó en los años '90 el título de reina de la rom-com, es decir comedia romántica. Su liderazgo en el género es indiscutible, aunque hubo otras antes (Doris Day, Audrey Hepburn) y después (Jennifer Lopez, Julia Roberts, Kate Hudson, Emma Stone).

Tres décadas más tarde todavía se sigue hablando de aquella famosa escena donde Meg Ryan finge un orgasmo a voz en cuello en un restaurante en Cuando Harry conoció a Sally, ante un azorado Billy Crystal.

En rigor, estuvo alejada de la industria solo los últimos 8 años, desde que debutó como directora en un drama de guerra, Ithaca, donde actuó otra vez vez junto a Tom Hanks. La dupla conformó la pareja perfecta en Sintonía de amor (1993) y Tienes un e-mail (1998), dos comedias románticas dirigidas por Nora Ephron, gran narradora y su gran musa.

Ahora Ryan se animó a co escribir el guión, dirigir, producir y protagonizar una comedia romántica junto a David Duchovny, el oscuro y fascinante galán de la icónica serie Los expedientes secretos X.

Estuvo tres años preparando el proyecto, Covid mediante, al que se agregó como actriz sobre el final para conseguir mayores inversiones al ser una producción independiente, y también porque le empezó a gustar el personaje que terminó de delinear después de haberse inspirado en un libro.

En What Happens Later, que estrena a principios de noviembre, Meg Ryan es Willa, una mujer que se reencuentra con un ex de los '90, Bill, cuando ambos quedan varados en un aeropuerto durante una tormenta de nieve. Porque puede haber segundas chances y se puede ser romántico a cualquier edad.

“Es divertido, inteligente, irresistible” elogia Meg a David Duchovny y su forma de encarar un personaje que no tiene nada que ver con él. “Sus diálogos tienen un ritmo perfecto. Ahora entiendo por qué la llaman la campeona del género”, retribuye el actor.

Mamá tiempo completo

Porque la suya es una película indie, el sindicato de actores que está en huelga le permitió promocionarla. Y con eso llegó la oportunidad de conocerla un poco más.

Dice Meg Ryan que se tomó esa pausa porque había otra partes de su desarrollo personal en los que se quería concentrar. El rol de mamá de sus dos hijos, por ejemplo.

“La maternidad me ha cambiado fundamentalmente, para bien”, asegura. Encuentra que sus hijos le han dado dirección a su vida.

Su hija adoptiva, DaisyTrue Ryan (18), recién este año va a la Universidad, pudo estar con ella los últimos años del secundario. Después de todo es mamá soltera después de su divorcio de Dennis Quaid y su separación del músico John Mellencamp.

Meg está muy orgullosa de sus dos hijos, Daisy y Jack Quaid (31), que se convirtió en actor como sus padres y se luce en la serie The Boys.

Cuando terminó el secundario en Los Ángeles, Jack se inscribió para estudiar teatro en la Universidad de Nueva York, la prestigiosa NYU donde se formó Meg, y ella hizo lo propio mudándose con Daisy para seguir estando todos juntos. Ahí madre e hija realizan maratónicas sesiones de comedias románticas.

Cómo escapar de la burbuja

Muy juvenil a sus 61, con todos esos tics que enamoraron a sus fans, como sacarse y ponerse los anillos constantemente, Ryan asegura que no lee nada de lo que se escribe de ella. “Soy demasiado vulnerable”, confiesa.

Con esa disciplina se ahorró un par de malos momentos. En la última década se la maltrató bastante en redes por el uso de botox y otros tratamientos cosméticos. Es como un círculo vicioso difícil de escapar.

Muchas actrices pueden pensar que es mejor ser natural, pero saben que los que las contratan piensan que siempre es mejor ser joven.

Ella pondera la belleza de algunos gestos. “La amabilidad es hermosa”. Y se queda con la sonrisa de la gente que se le acerca en la calle porque la reconoce de alguna de sus películas favoritas.

Reporta que la pausa de tantos años la hizo también para escapar de la burbuja que siente que envuelve a los artistas cuando son famosos. “Es ese momento cuando cerrás la puerta del auto caro y todo queda del otro lado”.

Agradece ser mamá, agradece tener amigos, haber viajado mucho. Ahora siente que tenía algo para decir, que tiene ver con el destino, y por eso volvió por un rato a Hollywood.