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      Cosquín Rock, Día 2: Fito Páez para muchos, trap del bueno y cierre con Las Pelotas

      El festival cordobés tuvo su año de mayor concurrencia, con shows de alta calidad.

      Fito Páez cumple 60 años: sus mejores canciones

      Cosquín Rock, Día 2: Fito Páez para muchos, trap del bueno y cierre con Las PelotasFito Páez,. de amarillo fluo, tuvo alguna queja indirecta para la organización. Foto Emmanuel Fernández

      En su segunda jornada, El Cosquín Rock convocó a 120 mil personas para disfrutar de una gran cantidad de artistas en un domingo soleado, superando así su capacidad en comparación con la jornada del sábado.

      Otra diferencia con el día anterior tuvo que ver con que los artistas “peso pesados” del rock arrancaron sus sets muchos más temprano: frente al escenario Sur había una multitud a la espera de que aparezca Fito Páez en escena.

      Cuando eso sucedió, a través de las cámaras de pantallas se pudo observar que la mayor parte del público superaba la mitad del aeródromo para no perderse ningún detalle de la performance del rosarino, quien realizó un concierto memorable en Santa María de Punilla.

      Fito Páez arrancó con "El amor después del amor" y dio un show de alto nivel. Foto Emmanuel FernándezFito Páez arrancó con "El amor después del amor" y dio un show de alto nivel. Foto Emmanuel Fernández

      Fito quería más tiempo

      Vestido de manera deportiva, apostando al color amarillo fluor, Fito Páez irrumpió con El amor después del amor. Su concierto no desentonó por completo con el que viene ofreciendo desde 2022, aunque a su lista agregó hitos musicales como 11 y 6, Tráfico por Katmandú y Ciudad de pobres corazones, entre otros.

      La sorpresa fue su corista actual. Emme, hija de Lito Vitale y Verónica Condomí, cumplió un rol ponderable, acompañando con certeza a Páez en los coros, incluso hasta oficiando de sostén vocal en diferentes tramos del concierto.

      Al principio Fito se mostró de buen semblante, pero con el correr de las canciones denotó malhumor. Primeramente, planteó lo siguiente: “Es nuestro primer concierto del año. ¡Venimos con unas ganas de comerlos! Pero tenemos sólo una hora y pico de concierto”.

      Después, supuestamente molestado por el resonar del escenario Norte, expresó públicamente su descontento. “Quiero pedir disculpas a los colegas de allá. Porque si sabía que tocaban, esperaba. No queremos interrumpir la hermosa música de allá”, ironizó.

      Sin embargo, con el correr de los temas cambió de humor e incluso dedicó Pétalo de sal al recordado Luis Alberto Spinetta.

      Respecto a 11 y 6 analizó algo importante que no pasó inadvertido: “Esta música se contagia con la genética del rap y del trap. Es una canción elegante que forma parte de una cultura general y de la vida real”.

      A la par, del otro lado del recinto los protagonistas eran los integrantes Las Pastillas del Abuelo. Públicos antagónicos, aún cuando el sol iluminaba todo el enorme espacio donde se desarrolló el festival. Precisamente a esa banda “pastillera”, tal como la denomina su propio público, hizo alusión Páez cuando se quejó, aunque indirectamente su molestia fue dirigida hacia los organizadores del festival.

      Del lado de Las Pastillas había un público un poco más joven al de Fito. Sin embargo, Fito fue quien generó la mayor atracción de la jornada, dominguera, aunque aún fuera temprano.

      Adrián Dárgelos, de Babasónicos, aportaron cuota de modernidad al Cosquín Rock. Foto Emmanuel FernándezAdrián Dárgelos, de Babasónicos, aportaron cuota de modernidad al Cosquín Rock. Foto Emmanuel Fernández

      Swing garantizado

      Pese a una lista interminable de artistas emergentes que apuestan al pop, los mayores referentes de la fecha fueron Emmanuel Horvilleur y Babasónicos. Cada uno con su propia característica, aunque el público contaba con similitudes tanto en el furor por el swing sonoro como en sus maneras de vestirse: lucían modernos y finos.

      Emmanuel y su glamour no fue la novedad, pese a ser vistoso: llevaba puesto un sombrero claro y chaqueta con pantalón en sintonía: negros con rayas blancas. Aunque sí fueron noticia las reversiones de sus hits radiales como Tu hermana, Amor loco o Radio.

      A diferencia del ex Illya Kuryaki que tocó en el escenario Boomerang, Babasónicos congregó a una notable cantidad de público que casi deja sin espacio alguno para poder disfrutar con comodidad de su aceitadísimo concierto.

      La banda de Dárgelos y compañía se presentó en el escenario Montaña, cuya capacidad para el público no era tan amplia con la de los escenarios Norte o Sur, cuya congregación era a lo largo del predio.

      El vocalista, extravagante como de costumbre, apareció en escena con una soga atada a modo de pañuelo en su frente. Luego fue una catarata de hits que forman parte de discos exitosos de Babasónicos como Jessico, Infame, Romantisísmico o su último trabajo titulado Trinchera, que presentaron hace algunos meses en el Movistar Arena de Buenos Aires.

      Dillom, trap con acento rockero, en Cosquín. 
Foto Emmanuel FernándezDillom, trap con acento rockero, en Cosquín. Foto Emmanuel Fernández

      Adrián Dárgelos, de pocas palabras, solamente atinó a la formalidad cuando se dirigió a su gente. “Buenas noches, Cosquín, muchas gracias. Qué lindo es verlos de cerca”, expresó con una marcada sonrisa en su rostro.

      El trap llegó para quedarse

      Ca7riel y Paco Amoroso, una de las apuestas más interesantes de la actualidad juvenil, contaron con una similitud a la de los Illya Kuryaki. Esa ida y vuelta entre los dos cantantes cuenta con influencias notables de otra época, pero con los guiños del hoy. Lo cierto es que estos cantantes que marcan el pulso de la juventud hoy están en su apogeo.

      Por otra parte, el trap más rockero del festival lo otorgó Dillom, un chico nacido en el barrio porteño de Colegiales que hoy por hoy es el eslabón fundamental de toda una movida que se emparenta con la más crudo y visceral de la sociedad marginada.

      Sus letras son el fiel retrato de historias callejeras de alto voltaje. A su vez cuenta con una banda de rock que toca trap, pero con una cadencia distinta al del resto de la escena local. Quizás lo más cercano al trap gangster, el de los barrios negros de los Estados Unidos.

      Según se sabe, Dillom cuenta con una historia de sabor amargo dentro de su entorno familiar: cuando el chico tenía apenas quince años, su madre tuvo inconveniente complicados con la policía.

      Más allá de eso, el jovencito tiene un carácter particular sobre el escenario. Es imposible no prestar atención a su música: guitarras precisas, bajo que serrucha sus cuerdas con potencia y precisión, y arreglos alucinantes ayudan a que lo suyo no pase inadvertido.

      Dillom es un trapero, pero el rock que mamó de sus antecesores se trasluce hasta en su ropa: llevaba puesto una campera sin mangas con el logo de la recordada banda de punk rock Los Ramones sobre su espalda.

      Ciro Martínez se presentó en Cosquín junto a Los Persas y también con la Orquesta Sinfónica de Mendoza. Foto Emmanuel FernándezCiro Martínez se presentó en Cosquín junto a Los Persas y también con la Orquesta Sinfónica de Mendoza. Foto Emmanuel Fernández

      Ciro y una propuesta que no cuajó del todo

      En el otro frente del aeródromo, la gente se impacientaba por ver a Ciro y los Persas. Sin embargo, el show que ofreció el ex Los Piojos desentonó bastante con las tantas propuestas que ofreció este festival variopinto durante el domingo.

      Ciro apostó a la presentación de sus canciones acompañado con una filarmónica de la ciudad cordobesa de Villa María. O sea, se encargó de presentar la última placa suya, que grabó junto a la sinfónica de Mendoza.

      Por momentos, tanta solemnidad impacientó a parte de su propio público. Pese a eso, los clásicos de Los Piojos no faltaron y más o menos se acomodó la cosa, aunque no estuvo a la altura de las apuestas musicales en lo general. Por otro lado, contó solo con una invitada: la anunció como La José. Se trataba de una cantante oriunda de Mendoza, quien hizo dueto con el vocalista de El Palomar.

      A altas horas de la noche resultaba dificultoso atravesar todo el predio para anoticiarse de manera veloz con la música que se difundía desde los diferentes escenarios.

      Del lado norte, la experimentada banda Airbag ofreció un recital que fue muy aplaudido por sus fanáticos. Incluso la banda se atrevió a versionar Beso a beso, del rey del cuarteto, la Mona Jiménez. Fueron bien recibidos por los locales cordobeses. “Esta noche asadito, corderito, todo…”, dijo Patricio Sardelli, en su afán de meterse a la gente de la Docta en su bolsillo. Y lo logró.

      Entre tanta música y tanto público en constante movimiento de un lado al otro como si fuera manada, transcurrió el recital de los uruguayos de La Vela Puerca, apelando a sus canciones emblemas, tales como Zafar, Clarobscuro, El Viejo y Va a escampar. Imposible que falle esa expresión sonora. Aplausos al unísono del lado del escenario Norte.

      Germán Daffunchio, líder de Las Pelotas, en Cosquin Rock. Foto Emmanuel FernándezGermán Daffunchio, líder de Las Pelotas, en Cosquin Rock. Foto Emmanuel Fernández

      Las Pelotas y la seguridad de Daffunchio

      Casi como un abrir y cerrar de ojos pasaron cuarenta minutos de la medianoche. El broche final rockero quedó en manos de Las Pelotas, quienes desde hace años juegan con localía, pues en Córdoba son amados.

      Germán Daffunchio lo sabe, incluso se lo expresó a su público: “Nadie quiere tocar al final del festival. Nadie quiere cerrar. Pero Las Pelotas sí, porque sabe que ustedes están”, remarcó con seguridad.

      La banda del ex Sumo se mostró distinta a la que todos conocían.

      La incorporación de Gaspar, hijo del vocalista, como guitarrista estable, cambió un rol importante en la maquinaria pelotera.

      Hoy por hoy, Germán ya no se ocupa por completo de la guitarra rítmica, tal como marcó la larga historia de su banda de rock.

      En la actualidad existe un Daffunchio diferente, que larga la guitarra y se muestra como cantante. En el cierre del festival se soltó de tal manera que incluso se atrevió a caminar por una pasarela entre el público, se sentó en una grada, le cantó al público mirándolo a los ojos y hasta se permitió simular entonar las canciones más vinculadas al corazón a la excelente bajista Gabriela Martínez.

      Gabriela Martínez, la excelente bajista de Las Pelotas, en Cosquin Rock. Foto Emmanuel FernándezGabriela Martínez, la excelente bajista de Las Pelotas, en Cosquin Rock. Foto Emmanuel Fernández

      Tras una catarata de canciones conocidas por todos, dieciséis en total, el broche de oro fue un triplete con Movete, Días felices y Capitán América. El show de Las Pelotas estuvo a la altura de la circunstancia y el público se mostró contento.

      Tras su precisa performance, todos se retiraron sonrientes del Cosquín Rock 2023, que resultó ser un rotundo éxito. Probablemente el más exitoso dentro de su larga historia. Y no sólo en cuanto a concurrencia: el streaming que pudo verse por la plataforma Flow tuvo más de 150 mil vistas durante el fin de semana.

      WD


      Sobre la firma

      Sebastián Duarte

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