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      Para escuchar: Robbie Williams juega a dos puntas y lo hace de maravillas

      En Swings Both Ways el cantante adopta el carácter de crooner que tan bien le queda y hace honor a un repertorio propio y ajeno con ilustres invitados.

      Para escuchar: Robbie Williams juega a dos puntas y lo hace de maravillasRobbie Williams, modelo 2013, crooner con swing, y un discazo bajo el brazo. (REUTERS/Tobias Schwarz)

      Por qué te lo recomendamos La versión de Dream a Little Dream que Robbie Williams comparte con Lily Allen en Swing Both Ways es tan buena, que si se repitiera como única canción del disco en una suerte de pista sinfín, ya justificaría la presencia del álbum en esta sección.

      Pero no es lo único que justifica la recomendación, el tema grabado por primera vez en 1931, interpretado en los ’50 por Doris Day, y también por Louis Amstrong y Ella Fitzgerald, sino apenas una de las razones por las cuales Swing Both Ways debe ser escuchado, disfrutado y paladeado como se hace con las muy buenas bebidas.

      Enseguida después de Dream a Little Dream, Williams suma a Michael Bublé para un tema de su autoría, Soda Pop, y esa secuencia deja en claro que el nivel de composición del crooner británico resiste sin problemas la comparación con los incunables. Sobre todo si, como en este caso, tiene como aliado al esposo de nuestra Luisana Lopilato: juntos son dinamita.

      No son esas dos las únicas alianzas que Williams selló en su décimo álbum, publicado en noviembre de 2013. También participan en el disco Kelly Clarkson, Rufus Wainwright y Olly Murs. La primera lo hace en Little Green Apples, otro clásico, pero de los ’60, que entre ambos lo juegan al borde del country, con un nivel de refinamiento y simpleza que conmueve.

      Así es la tapa de "Swing Both Ways", el disco publicado por Robbie Williams en 2013.Así es la tapa de "Swing Both Ways", el disco publicado por Robbie Williams en 2013.

      Lo mismo pasa, en eso de conmover, cuando Williams hace a solas If I Only Had a Brain, del increíble Harold Arlen, y la bella Snowbllind, la que más pop lo muestra a lo largo de los 56 minutos que dura la función. En cambio, piezas como Puttin’ On the Ritz, a solas; o I Wan’na Be Like You, con Murs, aportan a la cuota de divertimento que ofrece el disco. Da ganas de bailar, aunque uno no sepa muy bien cómo hacerlo.

      Shine My Shoes, que es la canción que abre la lista, y So Gentle, que le sigue, son de esas que te pasan por arriba y te hacen pensar que si alguna vez Williams se pega otra vuelta por acá, vas a estar ahí. En tanto, la canción que le da título al álbum, que Williams canta junto a Rufus, merece que se busquen la letra, para disfrutarla con todos los sentidos, y con ambas caras de nuestra sensibilidad, y nuestra sexualidad. Que como ellos bien cantan, ocultas o no tanto, todos las tenemos.


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      Dos más, No One Likes A Fat Pop Star, un pase de carácter tragicómico con estilo de musical, que Williams actúa de manera notable, y la provocativa Where There’s Muck, suman puntos adicionales a la propuesta, que completa con las tradicionales 16 Tons y Minnie the Moocher un combo irresistible.


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      E.S.


      Sobre la firma

      Eduardo Slusarczuk
      Eduardo Slusarczuk

      eslusarczuk@clarin.com

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