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      Jairo y la intimidad de sus historias con Maradona, Alfonsín, Perón y Piazzolla

      El gran cantante argentino está realizando una gira maratónica celebrando su 50 años con la música, cuyo tour coronará el próximo 1° de octubre en el Luna Park.

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      El gran cantante argentino está realizando una gira maratónica celebrando su 50 años con la música, cuyo tour coronará el próximo 1° de octubre en el Luna Park. Jairo habló con Clarín desde la intimidad de su casa.

      Apenas uno conoce personalmente a Jairo, la primera impresión es la de alguien de semblante serio. Sin embargo, al entrar en confianza, la pizca de humor que irradia enseguida comienza a ser una constante ante cualquier hecho, por ejemplo cuando posa para las fotos: habla, sonríe, lanza chistes cortos, es ameno y gentil.

      Su casa de dos plantas en Vicente López es preciosa. Muebles antiguos, portarretratos con fotos de sus seres queridos, bibliotecas con libros que son reliquias, aunque lo que más resalta son las decenas de cuadros que embellecen absolutamente todas las paredes del hogar.

      Jairo, en su casa. Foto Lucía MerleJairo, en su casa. Foto Lucía Merle

      Hay originales de Salvador Dalí, Joan Miró, Carlos Alonso, Benito Quinquela Martín, Antonio Seguí, entre otros destacados artistas plásticos, pintores y grabadores. Sin duda, la casa de Jairo es similar a una galería de arte.

      Pinturas propias y un libro en camino

      Vale recordar la afición de Jairo por la pintura. De hecho llaman poderosamente la atención dos cuadros pintados por él dentro del living. Uno es un enorme y colorido retrato de su nieto Francisco y otro de un bote en el centro de un lago, inspirado en su Cruz del Eje natal, en Córdoba.

      Jairo. Foto Lucía MerleJairo. Foto Lucía Merle

      “Me encargan cuadros y yo nunca vendí, pero me piden todo el tiempo, no sé…”, señala con asombro y con el complejo dilema de comercializarlos o no.

      “Tengo un espacio en el balneario Santa Ana, en Uruguay, a unos 30 kilómetros de Colonia. Allí suelo refugiarme hace muchos años para pintar y también para el libro autobiográfico que vengo escribiendo hace bastante tiempo, que abarcará todo lo sucedida en los 50 años con la música”, revela.

      De pronto hace un silencio y se le viene a la memoria una imagen de ese lugar en su mundo a orillas del río en tierras charrúas: “Una vez estaba pintando en una callecita de tierra, tenía el atril perfecto. De pronto un hombre se bajó de su caballo, se acercó y me dijo: ‘Usted va a ser recordado como cantante argentino y pintor uruguayo”.

      Rumbo al Luna Park

      Por estos días, el gran cantante argentino está realizando una gira maratónica celebrando sus 50 años con la música, cuyo tour coronará el próximo 1° de octubre en el Luna Park.

      Acaba de llegar de la Patagonia. Dice que está cansado, que le cuesta recuperarse como en otros tiempos, pero se lo nota feliz en el plano laboral. Y más aún con su nieto adolescente Francisco (16), que se inclina hacia la música y lo acompaña en un tramo del concierto celebrativo entonando una canción.

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      En familia, hicieron los temas “Me encanta esta hora del día” y “Podría bailar toda la noche contigo”.

      “Tiene inclinación desde pequeño. Tocaba la batería. Me sorprendió cómo canta, tiene un timbre de voz muy extenso y afinado. Me sorprende su seguridad y carisma. La gente encima lo recibe de mil maravillas. Tiene todas las posibilidades, cuenta con mi apoyo. Hay qué ver qué sucede después en sus elecciones de vida”, expresa rozando el baboseo por su nieto, que es hijo de Yaco (41), quien oficia de productor de sus discos y giras en Argentina.

      Jairo, cantando con su nieto Francisco González Posse, hijo de Yaco y de la fallecida actriz Agustina Posse.Jairo, cantando con su nieto Francisco González Posse, hijo de Yaco y de la fallecida actriz Agustina Posse.

      “Cuando era chico, Yaco también era como Francisco. Decenas de actuaciones, discos producidos, viajes juntos. Estamos muy unidos. Todo esto sumó en Francisco: cuando llega a casa, me doy cuenta que está porque se la pasa cantando todo el tiempo”, detalla con agrado.

      Pese a momentos mágicos como estos, el año pasado no fue fácil dentro de su entorno familia. Falleció su esposa tras una larga agonía y unos meses después la mujer de Yaco, Agustina Posse (46), debido a un ACV.

      El vacío de quienes ya no están

      Debido a las pérdidas, Jairo y Yaco tomaron la drástica decisión de que tanto Francisco como su hermana mayor Juana (21) se instalen en la casa de Vicente López. Una acertada manera de sobrellevar los tiempos de dolores como producto de las ausencias.

      Jairo. Foto Lucía MerleJairo. Foto Lucía Merle

      “Era lo mejor que vengan a vivir aquí. La relación que tengo con ellos es extraordinario desde lo humano. En los primeros tiempos fue el sostén anímico y amoroso por lo que acabábamos de vivir. Nos habituamos enseguida. Nos juntamos, nos contamos cosas, lo que estamos haciendo”, enuncia.

      Juana está modelando y estudia Imagen y Sonido en la UBA. De pronto irrumpe en el comedor donde se produce la entrevista y saluda desde lejos. Ella luce cabello corto. Saluda con un leve movimiento de su mano derecha y continúa en lo suyo.

      La fatalidad de los fallecimientos de la compañera de vida de Jairo y además de su nuera, inesperada la de ella, fueron mazazos difíciles de sobrellevar con entereza.

      Teresa estuvo nueve años y medio muy enferma, con distintas patologías. Los últimos seis, con internación domiciliaria y esporádicamente en la Fundación Favaloro. Ella sufría de un EPOC severo, tuvo cáncer de mamas y en la boca. Fumaba muchísimo; eso fue el desencadenante”, relata con su voz pausada.

      Luego hace un suspiro, posa su mirada sobre la mesa y retoma: “Lo de mi nuera Agustina fue sorprendente porque llevaba una vida sana. Apareció una aneurisma y no salió. Partió dos meses después que mi esposa. Imaginate, hizo todos los trámites del sepelio de mi mujer. Fue inesperado lo suyo, quedamos atónitos”.

      La noticia de lo de Agustina llegó justo en momento de trascendencia para Jairo tras recibir un reconocimiento.

      “Acababa de recibir el nombramiento de Doctor Honor y Causa en la Universidad de Rosario. Cuando terminó la ceremonia, lo busqué a Yaco y no estaba allí, sino en la oficina del rector. Recién se anoticiaba de la muerte de su pareja”.

      "Yo sigo aunque todo esté en contra"

      ¿Cómo seguir dándolo todo sobre un escenario con un panorama desalentador? “Yo sigo aunque todo esté en contra. Si parara de actuar no podría revertir la situación. Cuando murió mi padre hice una actividad en Córdoba para la Fundación Favaloro y justo murió mi padre, fui a Cruz del Eje a su entierro, volví a Córdoba y canté. Y cuando falleció mamá, la mujer que la crió, porque fue huérfana, me dijo: ‘Usted tiene que ir a cantar igual, porque ese sería el deseo de su madre’”.

      Jairo. Foto Lucía MerleJairo. Foto Lucía Merle

      A su vez, el cantante resume con una frase potente su salvación frente al dolor profundo que lo sacude por los que ya no están: “Cantar para mí es la vida misma, es como respirar para vivir”.

      Con Teresa, su mujer, estuvieron casados casi 50 años, casi el mismo tiempo de su vida profesional hasta la fecha “y si hubiera vivido cinco meses más, hubiéramos cumplido las Bodas de Oro”, resalta con cierta nostalgia.

      -¿Cómo suplís la ausencia física de tu compañera de vida?

      -El vacío es algo que queda y que está. Hay momentos en los que se siente profundamente, que la necesito, que pienso en ella porque fue con quien resolví todo en la vida; en todo estaba ella. Además de pintar y escribir, trato de leer, de mirar películas. Así sobrellevo los tiempos libres.

      -¿Proyectás a futuro?

      -Mi planteamiento de futuro es a corto plazo. Quiero hacer una exposición de pintura y grabar el segundo volumen por los 50 años de música. Luego grabaré un disco de canciones inéditas. Miro de aquí a dos años, no más que eso. Acompañar el crecimiento de mis nietos; tengo siete en total. Y estar con mis hijos.

      Fútbol y Maradona

      El artista cordobés cuenta que tiene muy pocos amigos debido a su profesión y viajes constantes, sin embargo ejemplifica el valor de la amistad en algo que le sucedió cuando ya vivía en España y fue de visita a su tierra natal.

      “Mis amigos del Cruz del Eje siempre están. Para ellos es como que no pasó el tiempo, me hablan como si todo hubiera sido ayer. Los sábados por la tarde jugábamos a la pelota en una canchita. Cuando volví de España, dos años después, un amigo entró a casa y me preguntó: ‘¿Vas a venir o no?’. O sea, ni me saludó. Yo lo tomé bien, me pareció atinado. Eso es querer, preservar tu pertenencia”.

      El fútbol es una pasión en la vida del músico. Es un confeso simpatizante de Boca Juniors a nivel nacional, pero también de Instituto de Córdoba a nivel provincia y de Central Norte de Cruz del Eje si de ciudad de origen se trata.

      “Canté el himno de Boca Juniors con la Orquesta Sinfónica. Soy muy amigo de Carlos Bianchi, fui a la Bombonera toda la etapa de las gloriosas Libertadores en la etapa de Carlos. Con él entablamos amistad cuando jugaba en el París Saint-Germain. Nos juntábamos a comer. Incluso solemos hacerlo en la actualidad”.

      Respecto a su relación con Diego Armando Maradona, rememora dos anécdotas fuera de serie.

      Piazzolla con Diego Maradona y Jairo en París, 1981Piazzolla con Diego Maradona y Jairo en París, 1981

      “Lo conocí en 1981, cuando Boca fue a jugar a París contra un combinado por el retiro de dos jugadores. Hice de puente entre Argentina y Francia para ese partido porque teníamos el mismo sponsor con el París Saint-Germain. Después ingresé el campo, le pasé la pelota a Diego y la recibió de pecho en el Campo de los Príncipes”.

      El último encuentro que tuvieron fue en la época del enfrentamiento del 10 con el periodismo, que tanto revuelto causó.

      “Fuimos a comer a la casa de una amiga en Parque Leloir y salimos con uno de mis hijos a caminar porque quería mostrarle una casa que en su momento casi compré cuando volvimos a Argentina. Y resulta que había un tumulto de reporteros gráficos. Fue el día que disparaba su rifle de aire comprimido.

      Me mandé a la casa y entré. A lo lejos, Diego me amenazó, dijo que era propiedad privada. Y yo le gritaba ‘¡Diego, soy Jairo!’. Claudia me escuchó y Diego se agarró al cabeza, se disculpó y nos tomamos unos mates al costado de la pileta”, narra sonriente.

      Luego, el recordado astro del fútbol mundial le insistió para que se sumara a jugar a la pelota con sus amistades, pero al final eso nunca sucedió.

      Tiempos gloriosos

      Jairo llegó a España en 1970, cuando aún era jovencito, tan solo con la idea de grabar un disco y regresar a Argentina, pero la fama llegó y se quedó 24 años en el viejo continente.

      Jairo en el Festival de Cosquin 1996. Foto archivo Clarín.Jairo en el Festival de Cosquin 1996. Foto archivo Clarín.

      Viviendo en España conoció a Teresa, que era madrileña, y juntos conformaron su familia: además de Yaco, sus otros hijos son Iván (49), Lucía (37) y Mario (44).

      En 1977 se trasladó a París para completar un espectáculo de la genial cantante argentina Susana Rinaldi. Fue tal el impacto que generó su performance que de inmediato le llovieron numerosas propuestas laborales, como por ejemplo cantar durante dos semanas en el afamado Olimpia de París.

      Por ese entonces, grandes artistas consagrados residían en tierra gala, tales como Atahualpa Yupanqui, Astor Piazzolla, Antonio Seguí y Julio Cortázar, entre otros, con quienes generó un vínculo cercano. Muchos de ellos estaban exiliados desde tiempos del gobierno de facto de Juan Carlos Onganía.

      “Yo ya tenía mi primer disco, a ellos les gustaba que fuera una figura joven argentina que brillaba en el exterior, lo festejaban. Todos los artistas argentinos solíamos juntarnos en la casa de la familia Pons o bien en un departamento chico donde nosotros vivíamos. Siempre alguno se la ingeniaba para conseguir algún corte de carne parecido a los que tenemos aquí para hacer el asado”, hace memoria.

      El primer encuentro con Yupanqui suena grandioso en las palabras de Jairo: “Me esperó a la salida del Olimpia. Me quería saludar porque yo era de Cruz del Eje y me dijo que quería mucho esa región de Córdoba, la del noroeste. De hecho sus restos descansan allí”.

      Otra de los íconos que siempre difundió la grandeza del vocalista fue la recordada Mercedes Sosa, con quien también coincidió cuando ella se exilió en los años de plomo.

      “Le gustaba mucho manejar, tenía un cochazo. Después del exilio antes de volver a Argentina, tenía nervios. Ni tenía miedo por ella, sino que les pasara algo a los que trabajaban con ella. Ella era respetuosa en la voluntad de la gente, por eso no criticaba a los Presidentes de turno, por más que no coincidiera ideológicamente”, recalca con su ceño fruncido.

      Respecto a Piazzolla, algo espeluznante sucedió entre ellos cuando aún no eran amigos.

      “En tiempos de dictadura, una vez nos trajeron a Astor y a mí al programa de Mirtha Legrand en la vieja ATC. Esa vez tuvo un maravilloso gesto. Como yo era tímido y me costaba el formato de comer y hablar al mismo tiempo, además de no querer quedar como un pedante hablando sobre mis logros. Él se dio cuenta y enseguida me relevó ante Mirta. ‘Yo te voy a contar. A él lo veo en televisión, lo escucho en las radios de Francia’, le dijo”.

      Un hombre politizado y radical

      Si de afinidad política se trata, Jairo se define como radical y gran admirador del ex presidente Arturo Illia. Durante su estancia en Europa solía hablar de política y criticar el accionar militar ante los medios de comunicación mundiales, razón por la cual le tocó atravesar algunas situaciones poco afortunadas y peligrosas.

      Jairo en 1998 con el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires,  Fernando de la Rúa, en los pasillos del teatro Colón. Foto: Ricardo FerrariJairo en 1998 con el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Fernando de la Rúa, en los pasillos del teatro Colón. Foto: Ricardo Ferrari

      -¿Pediste garantías la vez que viniste al programa televisivo de Mirtha?

      -Cuando vine a su programa, armaron una conferencia de prensa y se armó un lío bárbaro. Esa vez había periodistas y gente que no era periodista y simulaba serlo. Uno me pregunta: “¿Cómo puede vivir en un país que cuenta tantas mentiras sobre Argentina?”. Respondí que la información que se recibía allá era muy precisa sobre las dictaduras en América, que aquí había censura y que además había muchos exiliados.

      Luego un periodista lo replicó y se trenzaron a los gritos. Luego me fui a la suite donde se realizaron algunas entrevistas individuales. De pronto me encontré con dos cámaras. Empezó normal la charla y después se transformó en un interrogatorio. Al rato suena el teléfono, atiendo y eran de la compañía discográfica. Me dijeron que no les responda nada, que eran agentes de servicio de inteligencia, que no eran periodistas los que me entrevistaban.

      Cuando el cantante retornó a Argentina en 1994, recibió una visita del ex presidente Ricardo Alfonsín en su casa, quien le develó algo importante que trae a colación de lo que le sucedió.

      Alfonsín era muy amigo de la familia. Solía venir a casa. Recuerdo que vino apenas llegamos y me dijo lo siguiente: ‘Tuvimos noticias de que ibas a ser víctima de un secuestro, no lo hicieron porque eras muy famoso en el exterior’”, asegura el músico.

      Otra situación engorrosa que rememora, sucedió en plena democracia, también en la misma época que retornó al país para ya afincarse definitivamente.

      “Me hicieron un reportaje y me preguntaron sobre Carlos Menem. El título fue ‘Menem gobierna como rey sin corona’. A los pocos días, me llamaron y me amenazaron, dijeron los nombres de mis hijos y que sabían a qué colegio iban. Para mi Menem nada tuvo que ver, de hecho lo conocí personalmente. Pasa que tanto él como Alfonsín cargaron aún con resabio de la etapa anterior del país”, analiza.

      Luego el cantante se friega la frente con su mano izquierda y retoma: “Me acuerdo que aquella vez hice la denuncia en la comisaría. Pusieron un agente en la puerta de casa todo el día y la patrulla pasaba por la calle a cada hora. Pero, bueno, ya pasó. Por suerte hoy se puede andar con libertad”.

      También conoció a Perón

      En este momento de la entrevista, Jairo, un artista con un sinfín de aventuras, recupera otro suceso notable, uno más de los tantos que le tocó vivir por su temprana popularidad y reconocimiento.

      “Conocía Juan Perón en su casa en Puerta de Hierro. Resulta que Luis Aguilé le envió una película y no quería entregársela personalmente, no quería enredarse en cuestiones políticas. ‘Dame, se la llevo yo’, le ofrecí. Fue muy amable. Fuimos con Teresa, un 24 de diciembre. Nos invitó a cenar esa noche. ‘Son bienvenidos, justo viene una paraje mayor a cenar, gente joven viene bien’”.

      Pero esa noche no era cualquier velada para el músico. “Tenía que conocer a los padres de mi pareja; o sea, formalizaba esa noche, iría a cenar con ellos. Y se lo conté a Perón”.

      Aunque no todo finalizó allí: “De pronto sonó el teléfono de su casa y era la madre de Teresa, que estaba preocupada. ¡Nunca supimos cómo consiguió el número! Atendió el teléfono Perón y nos dijo: ‘Es la madre de Teresa, dice que estaba preocupada’. Después me sonrió de manera pícara y me dijo al oído: ‘Esta noche tenés que ir para allá’. No se equivocó’”.

      MFB


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      Sebastián Duarte

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