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      John Cale: El lado B de Lou Reed

      Socio creativo del neoyorquino en la Velvet Underground, desarrolló una carrera solista cuyos rasgos de búsqueda permanente exhibirá en el Teatro Opera.

      Redacción Clarín

      A pesar de los 50 años trascurridos desde su grabación, probablemente el disco The Velvet Underground & Nico, y en menor medida su sucesor, White Light/White Heat, sean las referencias más inmediatas para ubicar en tiempo y espacio a John Cale.

      Y aunque desde entonces, el músico nacido en el sur de Gales el 9 de marzo de 1942 desarrolló una prolífica carrera como compositor e intérprete, y también como productor y colaborador con otros artistas, a través de la línea telefónica admite que aquel momento, en el que la sociedad creativa que formó con Lou Reed en la Nueva York de mediados de los ‘60 contó además con la bendición de Andy Warhol, tuvo y tiene una importancia singular en su historia.

      “Se dio una combinación de factores muy diversos. Hasta ese momento, yo venía trabajando con gente de la Avant Garde, con La Monte Young (uno de los pioneros del minimalismo), gente que se preguntaba qué tenía que hacer un músico como yo en el terreno del rock, al que miraban con cierta sospecha. En cambio, para mí, fue la oportunidad perfecta para combinar ambos mundos. Y Lou y yo estábamos de acuerdo en eso”, cuenta el músico, que se presenta el 3 de marzo en el Teatro Opera.

      “Lo que ocurrió entonces fue un a especie de feliz accidente. En ese tiempo que compartimos -no fueron más de dos años- se creó una atmósfera muy particular, especialmente a partir de la inclinación de Andy (Warhol) por el mundo de la publicidad”, explica Cale, que llega a la Argentina en coincidencia con la flamante edición de M:FANS, una revisión de su emblemático álbum Music For A New Society, publicado en 1982.

      ¿Qué implicó para usted volver a esas canciones?

      En primer lugar, tuve que encontrar dónde estaba la fuerza de esos temas. Cuando estaba escribiéndolos, había muchas cosas con las que estaba confrontando; hasta que entendí que no era yo quien tenía que confrontar con ellas, sino que tenía que dejarle ese lugar a la música, de modo que la pregunta comenzó a ser cómo la música podía ser el vehículo para sacar de mí lo más profundo. Y cuando volví sobre ellas, traté de buscar dónde estaba esa energía, para construir las nuevas versiones a partir de ese punto de partida.

      ¿Hubo algo que le haya llamado especialmente la atención?

      Lo que encontré fue que un montón de cosas que suponía deprimentes no lo eran para nada. Lo que había era distintas contradicciones dentro de las canciones, que tomé como una conversación que mantenía conmigo mismo, en aquel momento. Pero transitar esos espacios de dolor y confusión de entonces desde otra perspectiva me permitió resignificarlos.

      En alguna entrevista, usted dijo que la muerte de Lou Reed produjo un efecto en ese trabajo de revisión. ¿En qué sentido?

      Yo estaba trabajando en el disco cuando él murió. Cuando lo estaba terminando, un año después, la canción If You Were Still Around, cuya letra, de Sam Shepard, no sé a quién hace referencia, me pareció que era el tributo más apropiado para toda la gente con la que compartimos The Factory -el estudio de arte de Warhol- y a la que jamás volví a ver.

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      ¿Cómo logró mantener y procurar nuevos desafíos creativos, luego de haber pasado por una situación inicial de tanta efervescencia como la de Velvet Underground? 

      Nunca me resultó un problema improvisar nueva música. La improvisación es algo que me gusta mucho. Y, en la misma medida, me gusta colaborar con otros músicos, con otros artistas.

      Ese interés por compartir el acto creativo lo llevó a unir su talento al de artistas como Patti Smith, los Stooges, Brian Eno, Hector Zazou y Alejandro Escovedo, entre otros. “Me encanta sentarme a crear con otra persona. Cuando eso pasa, el resultado es una tercera cosa; no se trata de lo de uno o lo del otro, se trata de algo nuevo, que emerge de esa combinación”, amplía Cale, cuya discografía solista alcanza, con M:FANS, los 16 títulos. 

      Usted ha explorado la música en distintos terrenos. ¿Existe algún tipo de limitación, a la hora de crear? ¿Piensa en cómo el público puede reaccionar ante lo que escribe?

      Sólo en algunas ocasiones, pero no muy a menudo. La más importante del proceso creativo, para mí, es que de él surja algo nuevo. Entonces, cuando me siento a escribir, trato de encontrar una nueva fórmula para darle forma a la canción. Y las nuevas fórmulas, en este momento, provienen sobre todo del hip hop. La canción tradicional se basa en la estructura de estrofa - estribillo - puente - estribillo; ahora, a partir del surgimiento del hip hop, esa estructura se ha modificado, para mejor. Y la calidad de las grabaciones también ha mejorado, a partir del hip hop. 

      ¿Cómo ha afectado al proceso creativo la aparición de las redes sociales, que posibilita y facilita la conexión entre artistas de distintos lugares del mundo?

      Me cuesta describir de qué modo ha influido en la producción artística mía, o de otros. Está ahí; pero es algo que se va desarrollando día a día. Es un espacio en el que coexisten las opiniones de todos. 

      Un menú que a veces está muy cerca del concepto de tenedor libre, donde todo tiene el mismo valor. 

      Tal cual. Por eso hay que ser muy cuidadoso. De mi parte, lo observo pero no me involucro. Aunque, sin duda, todos somos influidos de alguna manera.

      La sociedad con Lou Reed según John Cale

      "Trabajar juntos era de lo más divertido"

      Aunque de enorme trascendencia, la sociedad de John Cale con Lou Reed se disolvió después del segundo disco de Velvet Underground, y no en los mejores términos. Sin embargo, al recordarlo, el músico rescata la química que entre ambos producía la creación artística. “Lo mejor de nuestra relación aparecía cuando trabajábamos juntos. Cuando hicimos Songs for Drella (1989), estuvimos juntos durante tres semanas, y mientras estuvimos concentrados y enfocados en las canciones y la música que estábamos haciendo, no hubo problema alguno. En tanto estuviéramos tocando o escribiendo, las cosas fluían. Ahora, cuando dejábamos de hacerlo, y comenzaba a rodearnos todo lo relacionado con el negocio del rock, la cosa empezaba a ponerse ríspida. Desde el comienzo, Lou y yo acordamos que para nosotros el trabajo era lo más importante. Y trabajar juntos era de lo más divertido.”

      Sus pasos por la Argentina

      Músico y actor

      Además de haberlo hecho en 1993 en plan de músico a solas con su piano en el Coliseo, John Cale visitó la Argentina para actuar en la película Salamandra (2008), rodada en la Patagonia. “Tuve que aprender cómo matar una oveja; una experiencia shockeante de por sí, a pesar de que para la gente parecía ser algo de lo más habitual. Pero más shockeante aún fue, después, tener que cantar un tango”, recuerda John Cale, que grabó una versión de Naranjo en flor con la Pequeña Orquesta Reincidentes. “Era un lugar tan fascinante como extraño; la gente allí hablaba el galés mejor que yo”, cuenta el músico, que admite no haber profundizado en el conocimiento de la música porteña por excelencia. “Lo que me resultó interesante fue ver que hay cierto permiso para que uno pueda cantar un tango sin respetar a rajatabla su melodía original.“

      John Cale toca, en formato de trío, el 3 de marzo a las 21.30, en el Opera, Corrientes 860. Desde $480, por Ticketek.


      Sobre la firma

      Eduardo Slusarczuk

      eslusarczuk@clarin.com

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