Festival de Cannes 2017: Ricardo Darín, Dolores Fonzi y Santiago Mitre, en una noche bien argentina

CANNES. Enviado especial

Están sentados a una larga mesa en el restaurante Miramar Plage, precisamente en la playa de Cannes, a la espera de la proyección de La cordillera en competencia en la sección Una cierta mirada. No están nerviosos. Sí algo ansioso por conocer la opinión ajena, después de haber rodado en los Andes y en Buenos Aires esta película que en la Argentina recién estrenará el 17 de agosto. En la proyección oficial, a la noche, que presentó Thierry Frémaux, el director Santiago Mitre habló y agradeció al equipo y en especial a Ricardo  Darín, quien fue largamente ovacionado por el público (entre el que se encontraban muchos argentinos, el español Agustín Almodóvar y Calu Rivero).

Ricardo Darín es el presidente Hernán Blanco, en esta producción de K&S Films, que asiste a una Cumbre sudamericana de Energía, donde debe enfrentar problemas estratégicos de alianza. Y también, atender el frente interno, el familiar, con su hija (Dolores Fonzi), que parece inestable.

“Estoy muy contento, la verdad tengo una necesidad de que la película se vea, tenga contacto con el público y esas múltiples interpretaciones que supongo generará la película -dice el director Santiago Mitre-. Me gusta que sea ahora y pronto. Y Ricardo hizo una patriada viniendo, es un héroe…”.

Darín: Es lo que dice Santiago. Es la primera vez que se va a mostrar la película, y hay que estar. Es una paliza, es una paliza porque suspendí el teatro (Escenas de la vida conyugal, que hace con Erica Rivas, que actúa en el filme) una semana, pero bueno.

Mitre: Yo se lo pedí encarecidamente…A mí me pasa que es protagonista, presentar esta película sin Hernán Blanco era… -¿Votarías a Hernán Blanco?

Darín: Yo creo que Hernán Blanco podría lograr que lo vote, y mucha gente, ¿eh? Hay que ver después cómo se comporta con nosotros.

-¿Por qué lo lograría? ¿Qué es lo atractivo que tiene?

Darín: Es alguien que detectó temprano, antes de ser presidente, que a contracorriente de la política nacional una fuente de construcción de poder proviene del contacto directo. El slogan del hombre común. Y le fue muy bien. Cuando la película trabaja para atrás y nos recuerda cómo fue en la intendencia y en la gobernación su línea punteada de camino, evidentemente si llegó a ser presidente fue con un staff reducido Tiene por supuesto su delfín político, que está sugiriéndole permanentemente cómo son las cosas, tiene su mano derecha, especie de hada madrina que va a crecer en el desarrollo de la historia, son sus dos puntos de apoyo. Pero me da la sensación de que es un tipo que ha decidido de qué forma hacer las cosas, así que tranquilamente podría lograr que yo lo vote.

Mitre: La película empieza como realista y se va oscureciendo la ficción, a medida de que avanza, en el entorno al presidente y los secretos del pasado.

-Tus películas, “El estudiante”, “La patota”, siempre son políticas...

Mitre: Esta es más una película de suspenso (ríe).

Darín: A mí me parece las dos cosas, es una película política, no en términos ortodoxos.

-Trata sobre la política.

Darín: Es más sobre los sistemas políticos. Juega un poco con esta falta de acceso que los ciudadanos comunes tenemos a lo que es la cocina de la cosa. Pero coincido, tener que lidiar con ese contexto, paralelamente a una interna personal, familiar, es lo que le da el piso de tensión, y ver cómo se alterna.

Mitre: Teníamos un asunto en cuanto al thriller político, nada que ver con House of Cards. Rápidamente apareció la idea de transformar la película en tono cuasi fantástico, como que empiece en un tono realista y sucediese algo que diese vuelta el argumento y empezar a trabajar en torno a algo de género fantástico. No voy a contar lo que sucede. Y que luego empecemos a ver la política desde otro lugar.

¿Tuviste un mano a mano con un presidente?

Darín: Siendo presidente, no. Te referís a…

-A una charla como la que tenemos ahora.

Darín: Sí, tuve una con Cristina.

-¿Te sirvió para amar algo?

Darín: No, no, porque fue por unos carriles, un plano netamente emocional en donde se habló de lo que ella quería hablar… Y no pasó de ahí, no me alcanzó. Y siendo una mujer, no me dio mucha pasta. Pero con Santiago estuvimos todo el tiempo enfocados en intentar que no se pareciera a nadie con una referencia concreta al alcance de la mano, para preservar que esto es una historia de ficción. Y como dice Santiago, va mutando a medida que avanza, y va jugando a la mancha con otros géneros.

Ni miran hacia el mar verde. Aquí el ritmo es vertiginoso. Hay que prepararse para la alfombra roja, medidas de protocolo…

-Yo a Blanco lo imagino un tipo independiente, pero si fue intendente y después gobernador, parece que pertenece a un partido político.

Darín y Mitre: Una coalición (dicen a la vez).

Darín: Es medio como Macron, ¿no? Son como outsiders, porque es como decís vos, si viene de una intendencia, viene de una gobernación, ha tenido un camino. Todos tienen un camino, a veces no es visible para nosotros.

Mitre: Hace seis meses que es presidente y todavía está puesto a prueba, y es visto por cierto periodismo como alguien débil, después la parábola de la película es cómo él va construyendo poder.

-Va por el segundo semestre.

Darín: ¡Claro!

-¿Qué les molesta de un presidente? ¿Cuál es el límite ético, hasta dónde pueden confiar?

Darín: Y, no lo sé. Hay como un aparato de percepción que todos tenemos muy afilado, pero que nos ha traicionado muchas veces. Hemos confiado en tipos simpáticos. Hay como un mecanismo en que se han trastocado algunos ejes y valores, fijate que la gente por lo general prefiere un piola que a un buen tipo, porque a un buen tipo se lo llama un boludo.

Mitre: Los límites para mí los marca la corrupción y el no gobernar para personas que lo necesitan, los sectores más humildes. Lo cierto es que todos tienen un discurso como para blindarse a priori, Hay que desconfiar de todo aquel que está en el poder.

Darín: Sí, sí, ponerse en un plano crítico.

-Al espectador le puede parecer más interesante la relación paterno filial, que los rollos de corrupción o política.

Darín: Gana mucho, porque es el plano emocional, y además también le adhiere una cuota de intriga mayor.

-Cómo es la relación de ellos dos, o qué pasó en el pasado…

Mitre: Eso también es lo que me interesaba, como que hay algo del pasado de un presidente que es parte de una construcción política. Uno nunca puede terminar de saber. Sólo lo saben él, su hija, o alguien que fue testigo. Con la hija uno tiene la sensación de que está accediendo a un grado de verdad. Por más que no te estén diciendo algo demasiado relevante, es algo real, verídico.

-Cuando escribiste el personaje habías pensado en Ricardo.

Mitre: Es cierto, es útil, siempre pensar en un actor, nos servía imaginarnos a Ricardo decir esos diálogos en esas situaciones.

-Hablabas de “House of Cards”.

Mitre: Es otro tono, y nosotros luchamos en contra de eso de que la compararan. House of Cards es buenísima, seguí con fanatismo algunas de las temporadas. Tiene una zona un poco paródica que queríamos evitar, es un presidente. Vi más en The West Wing que también me gustaba mucho.

Darín: Vi solo dos capítulos o uno y medio. Me indigné cuando vi que Kevin Spacey me robó una cosa que yo hacía en Mi cuñado en el año ‘93. Que era hablar a cámara. Cuando vi eso, dije… Y no lo vi más. El tipo decía cualquier cosa y después miraba a cámara “por favor…”. Eso viene de El otro yo del Dr Merengue. Me gustó eso que vi, no me atrapó el capítulo que me tocó ver. A veces te pasa eso.

-No es casual que se llame Blanco.

Mitre: No es casual. Es un apellido que no dice nada, uno no sabe mucho, pero se va opacando… Darín: Sobre el que podés ir escribiendo… -Viste qué señores directores compiten con vos… Mitre: Es que Cannes se volvió un festival tan importante que todo tiene que ir a Cannes, entonces las películas que están en la Quincena, en la Competencia oficial y las de Certain Regard, son de muchos de los que podrían ser considerados los mejores directores.

-En el rodaje a 3.000 metros de altura no la pasaste bien…

Darín: Yo estuve un par de días medio pelotudo, y me duró hasta ahora… Pero vimos caer a varios presidentes ahí. Sí, sí, sí, algunos que se supone que tendrían que estar acostumbrados a la altura iban cayendo como moscas.

Mitre: Yo siento que hago películas de protagonistas. Fue un trabajo a la par. Ricardo fue mi gran referente durante todo el proceso, la idea, el guión, el rodaje, e incluso durante el montaje. Discutíamos de todas las cosas.

-¿Es algo usual que hacés con los directores, ir al montaje?

Darín: No, él tuvo esa generosidad de abrir el juego e invitarme. Y viste cómo soy yo, después me tenés que echar. Siento que me nutro mucho más y las discusiones y los intercambios de opiniones es el campo de batalla.

Mitre: Vivimos a dos cuadras.

Darín: El me usó, vamos a decirlo, me usó de estar absolutamente intoxicado por la historia, pero bastante desintoxicado del proceso de montaje. Ingresar con ya una estructura y tener una mirada externa objetiva de alguien interesado. Y tuvimos unos buenos cruces.

Como los que tiene Hernán Blanco con los presidentes, sus colaboradores y su hija.